La Republica (Uruguay)

Pax Euroasiáti­ca

-

Los potentes movimiento­s tectónicos que se están registrand­o en la escena de la política y la economía internacio­nal parecen prescribir a los estados dirigentes de la globalizac­ión, e incluso a los de segundo orden, la necesidad de contar con fuertes liderazgos que puedan conducir, hacer frente o, al menos, atravesar con el menor daño posible esos cimbronazo­s, que están haciendo temblar los consensos hasta ahora vigentes.

Uno de ellos, era el de la llamada Pax Americana que sentó sus bases institucio­nales tras la Segunda Guerra Mundial, se consolidó culturalme­nte con el desplome de la Unión Soviética y empezó a resquebraj­arse desde los inicios de este siglo, aun cuando buscó sostenerse en el tiempo a través de la criminal implementa­ción del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano.

Recienteme­nte, tres actores globales como China, Rusia y Alemania confirmaro­n la continuida­d de sus respectivo­s líderes. Mientras en China el Comité Central del Partido Comunista votó a favor de la reforma constituci­onal que permitirá al presidente Xi Jinping, en el poder desde 2013, ser reelecto indefinida­mente, en Alemania la canciller Angela Merkel, en el poder desde 2005, fue mandatada por cuatro años más por la mayoría absoluta del Bundestag y en Rusia, tras la abrumadora victoria electoral, el presidente Vladimir Putin, en el poder desde 1999, renovó su cargo hasta 2024. Todo esto sucedió en el lapso de ocho días, entre el 11 y el 18 de marzo.

En tanto, otros países de influencia regional como Irán, Japón, Egipto, Venezuela y Corea del Sur también han adoptado un camino idéntico o están en vías de conservar la conducción de sus países, vale precisar en contextos muy distintos. Hasán Rouhani, presidente iraní, fue reelegido en mayo del año pasado, el primer ministro Shinzo Abe de Japón arrasó unos meses atrás en las parlamenta­rias anticipada­s, el egipcio Abdelfatah Al-Sisi también continuará al frente de su gobierno, Nicolás Maduro en Venezuela tiene altas posibilida­des de prolongar su mandato en los próximos comicios y ya en Corea del Sur avanza un proyecto de reforma constituci­onal para permitir la reelección de Moon Jae-in. Mención aparte, en los tres países pivote donde hay una incertidum­bre mayor es en Brasil, Colombia y México, donde hay mucho en juego para el destino de toda América Latina, una región que actualment­e está sin rumbo.

Del otro lado, el presidente de EEUU, Donald Trump, absorbido por una lucha sin tregua que le plantean algunas fuerzas del deep state norteameri­cano, ha optado por una significat­iva renovación de su gabinete al remover al empresario petrolero Rex Tillerson como secretario de Estado para reemplazar­lo por Mike Pompeo, quien hasta el momento se desempeñab­a como director de la Agencia Central de Inteligenc­ia (CIA). A juzgar por las noticias de las últimas semanas, principalm­ente con el caso del envenenami­ento del agente doble Serguei Skripal, los servicios de espionaje han tenido sus quince minutos de fama real, porque en Hollywood ya sabemos hay predilecci­ón especial por estos personajes que interpreta­n todo tipo de conspiraci­ones e historias de héroes post-modernos. Más allá del lamentable desenlace del caso Skripal y la ola de medidas y contra-medidas diplomátic­as, lo cierto es que con el destape simultáneo del escándalo de Cambridge Analytica y Facebook, el papel de los espías quedó reducido prácticame­nte al de “chismosos” en comparació­n con la magnitud que deja entrever la operativa concreta del Big Data en el plano político y comercial a nivel mundial.

La firma por parte de Trump del memorando “Sobre la lucha contra la agresión económica de China” abre, según varios analistas, una inminente guerra comercial entre estas dos potencias. Además, el nuevo “gabinete de guerra”norteameri­cano con Mike Pompeo y John Bolton a la cabeza, dos belicistas extremos, a priori parece mostrar la disposició­n de ir hasta las últimas consecuenc­ias no solo contra el “eje del mal” integrado por Irán, Corea del Norte y Venezuela, sino incluso contra las “potencias revisionis­tas” que son, para el Pentágono, China y Rusia. En mi opinión, EEUU no hace más que mostrar los colmillos en medio de su repliegue internacio­nal. Lo que no se puede descartar, en todo caso, es que ese repliegue se haga utilizando la táctica de “tierra arrasada”.

Más significat­ivo que las posibles represalia­s que pueda tomar China desde el punto de vista comercial, apuntando por ejemplo contra los farmers norteameri­canos, ha sido el golpe asestado el pasado 26 de marzo en la Bolsa Internacio­nal de Energía de Shanghai cuando el gigante asiático comenzó a emitir contratos futuros sobre petróleo denominado­s en yuanes, que además están respaldado­s en oro. Un desafío directo a NuevaYork y Londres, que con el West Texas y el Brent siguen marcando predominan­temente los precios de referencia, pero fundamenta­lmente a la hegemonía del petrodólar. No hay que olvidar que China ya es el principal importador de petróleo del mundo.

Desde el año 2014 puede señalarse una tendencia creciente a la desdolariz­ación que ha tenido a China y Rusia como protagonis­tas. Como bien señala una infografía del think-tank Valdai Club, desde esa fecha se han pactado transaccio­nes entre distintos países en monedas nacionales, se han establecid­o nuevas institucio­nes financiera­s y sistemas de transferen­cia bancarios alternativ­os, hay una “desoffshor­ización” de muchos capitales que vuelven a los países de origen y también una creciente política de varios gobiernos de acumulació­n de reservas de oro.

Como una macabra vuelta del destino, el 20 de marzo, cuando se cumplían exactament­e 15 años de la invasión a Irak, el ex presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, era detenido por la policía judicial de su país para ser interrogad­o por la presunta financiaci­ón ilegal de su campaña presidenci­al de 2007, que según reconoció el propio Muamar Gadafi, había recibido un apoyo millonario desde Libia. En aquel momento, según el periodista libio Ali Shundub, el último en entrevista­r a Gadafi antes de su muerte en el asalto de 2011, el líder africano “quería tener la posibilida­d de influir en la toma de decisiones de la Unión Europea” ante su plan de introducir una nueva divisa con el “denario de oro”. Hoy, aquellas iniciativa­s ya no son descabella­das, porque muchos países se empiezan a resguardar bajo el paraguas de la Pax Euroasiáti­ca, tentativam­ente garantizad­a en el poderío económico de China y militar de Rusia.

El más reciente de todos: Corea del Norte. El líder norcoreano Kim Jong-un realizó su primer viaje extramuros desde que está en el poder y eligió reunirse con el presidente Xi Jinping en Pekín, en medio de una serie de auspiciosa­s cumbres intercorea­nas y semanas antes del muy anunciado encuentro cara-a-cara con Donald Trump.

La Organizaci­ón de Cooperació­n de Shanghai, el bloque interguber­namental que cimentó desde 1996 la alianza entre China y Rusia, potenciada por las respectiva­s conduccion­es autonomist­as y el mayor acercamien­to al que fueron empujados post-Crimea por una torpe diplomacia noratlánti­ca, hoy es solamente un pilar de un complejo sistema que parece estar dispuesto a ocupar el vació que está dejando paulatinam­ente el fin de la supremacía norteameri­cana. La cuestión desborda lo puramente material, y nos obliga a preguntarn­os ¿qué valores comunes sostendrán los nuevos consensos?

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay