Las necesidades de un shock salarial
E n Decíamos en la nota anterior que a partir de 2005 el Frente Amplio había impulsado un modelo de desarrollo con crecimiento y distribución simultánea.
Pero también decíamos que muchas de estas tendencias se han estancado en los últimos 3 años, desde 2015.
Como problemas principales veíamos en dicha nota el llamado “dilema presupuestal” que implica un faltante relevante de recursos para el cumplimiento de las metas sociales que eran el aumento al 6% del PBI del gasto educativo la propuesta, que ASSE tenga un gasto por persona igual al de las mutualistas, la erradicación de condiciones estructurales de pobreza (en especial en vivienda o sea la ampliación el plan 7 zonas a 30 zonas) y la mejora de las transferencias monetarias en particular el valor de las asignaciones familiares que permanecen estancadas en valor.
En segundo lugar veíamos el estancamiento (en relación al potente crecimiento previo) del salario mínimo y los salarios más bajos.
Y en tercer lugar la tributación cuyo impacto fue muy positivo sobre la distribución del ingreso no fue similar en la distribución de la riqueza dado la baja tributación sobre el capital.
En esta nota analizaremos el primer componente referido a los impactos salariales.
En ese sentido la historia previa (de los 10 años del modelo de crecimiento con distribución y de los 30 años del modelo concentrador y excluyente) muestra el rol central de las políticas públicas salariales en la evolución y determinación de los salarios.
Un primer componente se refiere al tema del salario mínimo nacional. El gráfico siguiente nos muestra su relevante crecimiento hasta 2013 y su enlentecimiento posterior.
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Es necesario relanzar su crecimiento (hubiera sido deseable hacerlo en enero de este año para incidir en los mínimos de los consejos de salarios que comienzan ahora a negociar) provocando un nuevo shock con sus impactos sobre el ingresos de los que ganan menos y y sobre el mercado interno de consumo.
En el documento de la central de trabajadores (publicado ya en su web y a presentarse el día 11 de abril) se propone un criterio conceptual para definir el salario mínimo.
“Se propone vincularlo a la canasta básica a partir de la cual se determina la línea de pobreza individual. El objetivo es que el SMN pase a constituir media línea de pobreza. De esta manera, un hogar medio de nuestro país compuesto en promedio por tres y medio integrantes y dos perceptores de ingresos, si ambos perciben por su trabajo un ingreso equivalente al SMN podrían ubicarse exactamente por encima de la línea de pobreza” O sea no serán más pobres. Dicho valor apara enero de 2018 se ubica en 16500 pesos, es decir casi 20% por encima del valor fijado.
Una segunda referencia tiene que ver con los salarios llamados “sumergidos” que si bien han crecido por encima de la media, en especial desde 2011, aún están en niveles significativamente bajos.
Es obvio que un aumento del SMN como el planteado más arriba incide en el aumento de las categorías salariales más bajas, en la medida en que ningún salario puede quedar por debajo del mismo. Pero además es necesario impactar más fuertemente sobre ellos.
El criterio de determinar aumentos salariales adicionales para los salarios sumergidos por los lineamientos salariales, es en si mismo un factor importante de priorización. Sin embargo la definición de sumergido está lejos de un criterio de racionalidad sobre este concepto que vincule el ingreso de esas familias a situaciones de vulnerabilidad. Una propuesta hecha en el documento de la central de trabajadores define que es necesario un ajuste diferencial para todos los salarios menores a 20 mil pesos líquido, siguiendo criterios similares de determinación en liason con las canastas de pobreza. En ese caso estaríamos contemplando un 25% de trabajadores asalariados.
Y nuevamente este shock salarial en salarios “sumergidos” vuelve a incidir en el mercado interno, dinamizando el comercio y los servicios y ayudando en el proceso de recuperación del empleo.
No es, como dicen las empresas, reduciendo salarios, que se conservan los empleos. Por el contrario el aumento del empleo está asociado al mayor nivelo de actividad y éste en gran parte al dinamismo del mercado interno (el consumo privado explica más del 60% del PBI del país) y éste a las mejoras de salarios y jubilaciones. Las relaciones entre crecimiento del salario y del empleo se ven relevantes en los 10 años que fueron de 2005 a 2014.
En síntesis la historia ha demostrado la falsedad de los mitos en torno a los que se construye la economía liberal.
Que no se puede crecer y distribuir al mismo tiempo: FALSO
Que no se puede mejorar el salario y el empleo al mismo tiempo: FALSO.
Por ende es necesario seguir avanzando en este modelo de crecimiento con distribución y para ello es necesario seguir avanzado en la distribución de la riqueza entre el capital y el trabajo. Las de hoy fueron algunas de las propuestas en esa dirección.
La otra vertiente es el gasto público y los impuestos. De eso hablaremos en la próxima nota.
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