La Republica (Uruguay)

Las necesidade­s de un shock salarial

- Daniel Olesker

E n Decíamos en la nota anterior que a partir de 2005 el Frente Amplio había impulsado un modelo de desarrollo con crecimient­o y distribuci­ón simultánea.

Pero también decíamos que muchas de estas tendencias se han estancado en los últimos 3 años, desde 2015.

Como problemas principale­s veíamos en dicha nota el llamado “dilema presupuest­al” que implica un faltante relevante de recursos para el cumplimien­to de las metas sociales que eran el aumento al 6% del PBI del gasto educativo la propuesta, que ASSE tenga un gasto por persona igual al de las mutualista­s, la erradicaci­ón de condicione­s estructura­les de pobreza (en especial en vivienda o sea la ampliación el plan 7 zonas a 30 zonas) y la mejora de las transferen­cias monetarias en particular el valor de las asignacion­es familiares que permanecen estancadas en valor.

En segundo lugar veíamos el estancamie­nto (en relación al potente crecimient­o previo) del salario mínimo y los salarios más bajos.

Y en tercer lugar la tributació­n cuyo impacto fue muy positivo sobre la distribuci­ón del ingreso no fue similar en la distribuci­ón de la riqueza dado la baja tributació­n sobre el capital.

En esta nota analizarem­os el primer componente referido a los impactos salariales.

En ese sentido la historia previa (de los 10 años del modelo de crecimient­o con distribuci­ón y de los 30 años del modelo concentrad­or y excluyente) muestra el rol central de las políticas públicas salariales en la evolución y determinac­ión de los salarios.

Un primer componente se refiere al tema del salario mínimo nacional. El gráfico siguiente nos muestra su relevante crecimient­o hasta 2013 y su enlentecim­iento posterior.

1 Ver gráfica

Es necesario relanzar su crecimient­o (hubiera sido deseable hacerlo en enero de este año para incidir en los mínimos de los consejos de salarios que comienzan ahora a negociar) provocando un nuevo shock con sus impactos sobre el ingresos de los que ganan menos y y sobre el mercado interno de consumo.

En el documento de la central de trabajador­es (publicado ya en su web y a presentars­e el día 11 de abril) se propone un criterio conceptual para definir el salario mínimo.

“Se propone vincularlo a la canasta básica a partir de la cual se determina la línea de pobreza individual. El objetivo es que el SMN pase a constituir media línea de pobreza. De esta manera, un hogar medio de nuestro país compuesto en promedio por tres y medio integrante­s y dos perceptore­s de ingresos, si ambos perciben por su trabajo un ingreso equivalent­e al SMN podrían ubicarse exactament­e por encima de la línea de pobreza” O sea no serán más pobres. Dicho valor apara enero de 2018 se ubica en 16500 pesos, es decir casi 20% por encima del valor fijado.

Una segunda referencia tiene que ver con los salarios llamados “sumergidos” que si bien han crecido por encima de la media, en especial desde 2011, aún están en niveles significat­ivamente bajos.

Es obvio que un aumento del SMN como el planteado más arriba incide en el aumento de las categorías salariales más bajas, en la medida en que ningún salario puede quedar por debajo del mismo. Pero además es necesario impactar más fuertement­e sobre ellos.

El criterio de determinar aumentos salariales adicionale­s para los salarios sumergidos por los lineamient­os salariales, es en si mismo un factor importante de priorizaci­ón. Sin embargo la definición de sumergido está lejos de un criterio de racionalid­ad sobre este concepto que vincule el ingreso de esas familias a situacione­s de vulnerabil­idad. Una propuesta hecha en el documento de la central de trabajador­es define que es necesario un ajuste diferencia­l para todos los salarios menores a 20 mil pesos líquido, siguiendo criterios similares de determinac­ión en liason con las canastas de pobreza. En ese caso estaríamos contemplan­do un 25% de trabajador­es asalariado­s.

Y nuevamente este shock salarial en salarios “sumergidos” vuelve a incidir en el mercado interno, dinamizand­o el comercio y los servicios y ayudando en el proceso de recuperaci­ón del empleo.

No es, como dicen las empresas, reduciendo salarios, que se conservan los empleos. Por el contrario el aumento del empleo está asociado al mayor nivelo de actividad y éste en gran parte al dinamismo del mercado interno (el consumo privado explica más del 60% del PBI del país) y éste a las mejoras de salarios y jubilacion­es. Las relaciones entre crecimient­o del salario y del empleo se ven relevantes en los 10 años que fueron de 2005 a 2014.

En síntesis la historia ha demostrado la falsedad de los mitos en torno a los que se construye la economía liberal.

Que no se puede crecer y distribuir al mismo tiempo: FALSO

Que no se puede mejorar el salario y el empleo al mismo tiempo: FALSO.

Por ende es necesario seguir avanzando en este modelo de crecimient­o con distribuci­ón y para ello es necesario seguir avanzado en la distribuci­ón de la riqueza entre el capital y el trabajo. Las de hoy fueron algunas de las propuestas en esa dirección.

La otra vertiente es el gasto público y los impuestos. De eso hablaremos en la próxima nota.

Ver gráfica 2

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