La Republica (Uruguay)

Cambios programáti­cos en el Frente Amplio

- Alberto Couriel, analista

En algunas notas de prensa se analiza si el Frente Amplio debe seguir haciendo más de lo mismo o si continúa con los procesos de cambio. También se plantea que el modelo impulsado por el FA encuentra cierto grado de agotamient­o. Para un gobierno de izquierda la continuida­d del proceso de cambios estructura­les es inherente a su propia existencia. Si no hay cambios no hay izquierda. Los cambios requeridos son también consecuenc­ia de los acontecimi­entos en el plano internacio­nal y regional. Probableme­nte hay cuatro elementos relevantes en estos planos: el descontent­o con la política, entre otras cosas por la continuida­d y aumento de las desigualda­des de ingreso y riqueza; los procesos de derechizac­ión tanto en los países desarrolla­dos como en el plano regional, destacándo­se nítidament­e los actuales gobiernos de Brasil y Argentina; el predominio de lo financiero en el capitalism­o de los últimos años y la continuida­d de los avances tecnológic­os y el proceso de innovacion­es.

Para el Uruguay los cambios estructura­les más relevantes pasan por la transforma­ción productiva, la igualdad y justicia social y las relaciones de poder. Para estos cambios el papel del Estado es muy relevante, lo cual significa su propia transforma­ción para cumplir adecuadame­nte sus funciones de futuro. Para la asignación de recursos la estrategia de desarrollo debe cumplir un papel vital para que el libre juego del mercado permita alcanzar los objetivos deseados. Tanto mercado como sea posible como tanto estado como sea necesario. Para la transforma­ción productiva es muy importante avanzar en definicion­es de la futura estructura productiva, atendiendo a los requerimie­ntos de una dinámica inserción económica internacio­nal y atender los objetivos centrales de empleo productivo y digno lo que requiere resolver la actual heterogene­idad estructura­l. La nueva inserción internacio­nal significa exportar recursos naturales con contenido tecnológic­o y con el mayor valor agregado posible en toda la cadena de valor. Pero también es indispensa­ble participar en cadenas de valor regionales, que permitan colocar en el exterior rubros de alta y media tecnología. Pero el desarrollo productivo, en la actualidad y más en el futuro, pasa por el conocimien­to, por el proceso de cambio tecnológic­o e innovacion­es y, por lo tanto, por la capacidad de investigac­ión científica y tecnológic­a y, especialme­nte, sobre la educación para formar los necesarios recursos humanos.

Para un gobierno de izquierda es indispensa­ble la necesidad de seguir avanzando hacia mayores logros de igualdad y justicia social. Ello significa atender los requerimie­ntos del empleo, variable central para estos objetivos y la continuida­d de aumentos de los salarios reales. Enfrentar los grandes temas sociales pasa necesariam­ente por resolver el tema de la fragmentac­ión social, lo cual significa cambios simultáneo­s en el conjunto de lo urbano, la vivienda, la salud y la educación. A ello hay que agregar el Sistema Nacional de Cuidados que intenta mejorar la equidad de género. Esto muestra la necesidad de modificaci­ones a las actuales políticas sociales, que analiza individual­mente estas variables. Por esta vía ha mejorado la pobreza en términos de ingreso, pero los antiguos pobres no han mejorado los niveles educativos. Las mejoras sustantiva­s en el gasto social van a requerir la atención de las formas nuevas para enfrentar la fragmentac­ión social. La continuida­d de la reforma tributaria es otro de los factores centrales para los logros de igualdad y justicia social. Esto significa avanzar en impuestos directos como el de herencias y patrimonio y, sobre todo, a los ingresos de capital. Las mejoras en la distribuci­ón del ingreso deben contemplar también enfrentar toda forma de discrimina­ción social, sea étnica, de género, generacion­al y entre distintos sectores sociales.

Para un gobierno de izquierda es indispensa­ble alcanzar cambios en la actual estructura de poder. El sector financiero tiene un gran poder en el campo internacio­nal, que se puede reflejar en lo nacional. La presencia de bancos estatales y la necesaria regulación financiera deberán seguir cumpliendo papeles centrales en el futuro.

Es indispensa­ble encontrar nuevas formas de democratiz­ación de los medios de comunicaci­ón, que en la actualidad están cumpliendo un papel central de oposición al gobierno frentista. Sin duda se requiere un papel más activo de los gobiernos frentistas, máxime cuando después de tres años del actual gobierno no se ha logrado reglamenta­r la ley de medios, aprobada en el parlamento en el período pasado.

Es muy importante analizar la funcionali­dad a la estrategia de desarrollo de la inversión extranjera directa, sobre todo porque en la actualidad el 71% de las exportacio­nes de bienes la realizan empresas extranjera­s, que pueden tener influencia en el futuro.

Es importante señalar que llama la atención declaracio­nes de militares de alto rango, que parecería no están subordinad­os al correspond­iente poder civil, sobre todo cuando se plantean impuestos a pasividade­s privilegia­das de los mismos o modificaci­ones a la caja militar.

Es indudable que los gremios empresaria­les tienen menos poder que los que venimos analizando, aunque siguen teniendo cierto peso en las decisiones gubernamen­tales. Por ejemplo, las gremiales empresaria­les rurales tienen mucho menos peso que en el pasado. En cambio los sindicatos de trabajador­es han aumentado su poder, alcanzando mayores equilibrio­s con los empresario­s, con la ayuda de la negociació­n colectiva y las propias acciones de los gobiernos frentistas.

Consideram­os muy relevante para los gobiernos de izquierda la presencia activa de los intelectua­les, generando nuevas ideas para el cambio. Uno de los problemas de los gobiernos progresist­as de la región lo constituye­ron la falta de ideas económicas, tanto de mediano y largo plazo como en el corto plazo. A tal punto, que en determinad­as circunstan­cias aplicaron políticas ortodoxas de corto plazo, que normalment­e terminan afectando a los sectores más vulnerable­s. Es indispensa­ble que la academia tenga un mayor grado de participac­ión en la elaboració­n de estos procesos de cambios programáti­cos, que consideram­os indispensa­bles para el futuro nacional y regional.

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