Brasil: temen que violencia agrave la crisis en Brasil
Lula da Silva fue el principal objetivo y durante la caravana fue atacado a tiros.
Disparos, lanzamiento de huevos y piedras, carreteras bloqueadas y otras formas de agresión contra políticos y periodistas en las últimas semanas generaron el temor de que la violencia agrave la incertidumbre de las elecciones de octubre en Brasil.
Antes de ingresar a la cárcel, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva fue el principal objetivo, durante la caravana que encabezó por los tres estados meridionales del país, cuando sufrió ataques de adversarios que culminaron en tiros contra dos autobuses de la comitiva el 27 de marzo, sin dejar heridos.
En contrapartida, las manifestaciones de apoyo a Lula en los días previos a comenzar a cumplir su condena de 12 años, el 7 de abril, apuntaron a los periodistas.
En pocos días hubo “17 casos de agresión, intimidación y cercenamiento de la actividad profesional”, señaló la Asociación Brasileña de Prensa (ABI, en portugués), en nota oficial de protesta.
“La principal fuente de agresiones contra periodistas desde 2013 es el Estado, sus fuerzas de seguridad, además del Poder Judicial con acciones que cercenan la libertad de prensa”: Maria José Braga.
La amenaza a la libertad de expresión afecta así tanto a los periodistas como a los políticos, víctimas de hostigamiento en los meses previos al comienzo oficial en agosto de la campaña electoral para los comicios presidenciales, legislativos y regionales.
“La tendencia, en los últimos años, fue de reducción de la violencia contra periodistas”, reconoció Maria José Braga, presidenta de la Federación Nacional de los Periodistas (Fenaj).
En 2017 se registraron 99 casos de agresiones contra periodistas, 38,5 por ciento menos que en 2016, cuando hubo 161 actos de violencia, según el informe anual de la Federación sobre violencia en el sector.
En realidad se volvió al nivel anterior a 2013, cuando la cifra se elevó a 181 ataques, contra 81 en el año anterior. El brote coincidió con masivas protestas, extendidas por todo el país, contra los pésimos servicios públicos urbanos, que se transformaron en su parte final en violentas.
“En 2018 tenemos un escenario político distinto, en la práctica con el país en estado de excepción, de cuyo ejercicio participa el Poder Judicial y parte de los medios de comunicación, y eso puede resultar en aumento de las agresiones contra periodistas”, teme Braga, dijo Braga a IPS.
La presidenta de Fenaj comparte la opinión de gran parte de la izquierda, especialmente del Partido de los Trabajadores (PT), fundado por Lula y que gobernó el país entre 2003 y 2016, de que la destitución de la expresidenta Dilma Rousseff hace dos años supuso un golpe de Estado, con la complicidad de jueces y los grandes medios de comunicación.
“Desde entonces, las instituciones y el Estado de derecho están sujetos a amenazas, incluyendo la libertad de expresión, los movimientos sociales, la sociedad en general, y eso es un factor de más violencia”, sostuvo la periodista.
“La principal fuente de agresiones contra periodistas desde 2013 es el Estado, sus fuerzas de seguridad, además del Poder Judicial con acciones que cercenan la libertad de prensa”, observó.
Una “vigilia democrática”, el 11 de abril, de partidarios del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, cerca de la sede de la Policía Federal en que está preso desde el día 7, en la sureña ciudad brasileña de Curitiba. En los actos en defensa del dirigente de izquierda, condenado por corrupción a 12 años de prisión, algunos periodistas que los cubrían han sido objeto de
La policía es la principal ejecutora de esas violencias hace muchos años, respondiendo por 19,2 por ciento del total, se recoge en el informe de 2017 de Fenaj.
Dos periodistas detenidos por la Policía Militar, uno al