La Republica (Uruguay)

El gran uruguayo

- Camilo Álvarez

El domingo pasado, un episodio para alquilar balcones en la televisión nacional. En un rincón, Artigas, el prócer, padre de la patria, bronce y monje. En el otro rincón, barbudo y de perfil don José Pedro Varela. Ambos siendo luchadores sin saberlo ni imaginarlo. Con hinchadas en las gradas, sacudiendo banderas y con cantos de aliento.

Un espectácul­o realmente inimaginab­le, merece una felicitaci­ón a la BBC de Londres por semejante ocurrencia. Precisamos gente así para nuestras campañas electorale­s.

Es como reabrir el coliseo para armar esas batallas imposibles. A mí me gustaría presenciar por ejemplo, para el título del mejor equipo de fútbol de la historia a Miramar Misiones contra el Barcelona de Guardiola. Tengo la impresión, que con voto popular ganamos

y luego, que nos quiten lo bailado. Ese festejo en 18 de Julio sería mortal, los cebritas tomando la explanada de la Intendenci­a, rodeando al David, buscando primeros planos en la pantalla del IMPO.Y obviamente, porque somos gente respetuosa, pidiendo el baño de algún boliche para no retener líquidos.

El caso es que los domingos de noches se arman los tales episodios de titanes en el ring...

Así pasó que el domingo pasado, se enfrentó Artigas contra Varela. Rumbo a la distinción del Gran Uruguayo. Distinción que respectiva­mente obtuvo Churchill, De Gaulle en sus países tras un concurso similar. Además de lo tremendame­nte increíble del diseño del programa, en este caso prestó servicios en la batalla por es el gran uruguayo, alguien que, seamos sinceros no solo no fue

uruguayo, sino que lo invitaron a ser uruguayo y no quiso... prefirió quedarse en Paraguay que venir a ser parte de un proyecto que no era suyo.

Artigas, que fue un general popular, con un ejército popular, que pretendía una región federal, que integrará a los excluidos de esos tiempos. Hoy lo hace competir por el trono del Gran Uruguayo. En una de las más llamativas acciones de Artigas, cuando dispuso que se repartan tierras, se encontró con uno de los problemas más grandes que tiene el socialismo. Los seres humanos estamos dispuestos a dar todo, a repartirlo todo, siempre que hable de repartir y dar lo que no tenemos.

Cuentan que en una acción de reparto de bienes, estaban re distribuye­ndo tierras, máquinas y todos aplaudían, hasta que llegó el tiempo de repartir gallinas, allí uno se paró y

dijo “no estoy de acuerdo”... le preguntaro­n, ¿por qué? Si era un referente allí, y contestó... “porque gallinas tengo”.

Algo similar le pasó a Artigas con su propuesta federal, integracio­nista, de patria grande.Y le pasó también con el Reglamento de Tierras.

Cuando fue el turno de repartir las tierras de muchos nombres ilustres que hoy llevan calles de Punta Carretas, le dijeron que no podían repartir tierras, porque ellos tenían tierras.

Así que, al fin de cuentas, el Gran uruguayo expresado en estos términos podría terminar en esa parábola de la historia. Por lo pronto, la tarea sigue siendo rescatar y traer cada vez que sea necesario el proyecto Artiguista a nuestros días. Asumir que quedó inconcluso y que, entre otras cosas, nuestra mirada nacional debe ser Latinoamer­icanista.

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