Trabajando en el futuro
Conmueve cada Primero de Mayo el sentido de hermandad que experimentamos millones de trabajadoras y trabajadores a lo largo y ancho del planeta. Resulta difícil pensar en una fecha tan universal, que logra simbolizar al mismo tiempo, la alegría y el dolor, las esperanzas y frustraciones, los sueños y las miserias que vivimos a diario las personas que en el mundo tenemos para sobrevivir solamente nuestra fuerza de trabajo. Es que el Primero de Mayo es al mismo tiempo un día mundial de huelga, de denuncia y encuentro fraterno.
En un mundo en el que la guerra, la explotación indiscriminada de los recursos naturales y la desvalorización absoluta de la vida humana son la propuesta global del capital, el Primero de Mayo es un grito de esperanza de los pueblos que no se resignan a vivir la vida que pretenden imponer los ilegítimos dueños del mundo.
A fines del año pasado, el Papa Francisco durante el encuentro “El trabajo y el movimiento de los trabajadores en el centro del desarrollo humano integral, sostenible y solidario”, realizado durante los días 23 y 24 de noviembre del año pasado en el Vaticano, realizaba una convocatoria a analizar el papel central de los trabajadores organizados en la construcción de sociedades más integradas y con mayores niveles de justicia social.
La incorporación de tecnología a los procesos productivos tendientes a la automatización, nos enfrenta a un futuro del mundo del trabajo absolutamente distinto al que hoy conocemos, y por eso el mensaje del Papa, cuestionando la visión del trabajo como mercancía, ubica una mirada que se centra en la dimensión humana del desarrollo y permite avizorar el futuro con mayor optimismo.
Como bien dice el mensaje que hizo llegar Francisco al mencionado encuentro: “Cuando el modelo de desarrollo económico se basa solamente en el aspecto material de la persona, o cuando beneficia sólo a algunos, o cuando daña el medio ambiente, genera un clamor, tanto de los pobres como de la tierra, que «nos reclama otro rumbo». Este rumbo, para ser sostenible, necesita colocar en el centro del desarrollo a la persona y al trabajo, pero integrando la problemática laboral con la ambiental. Todo está interconectado, y debemos responder de modo integral.”1
El trabajo es la base fundamental del desarrollo integral de las sociedades, y la organización de los trabajadoras y las trabajadores, un factor fundamental para la contribución de la clase trabajadora al mismo. Necesitamos sindicatos que se comprometan con el conjunto de la sociedad, renunciando a toda tentación corporativa. Necesitamos repensar la idea de trabajo y superar la visión apocalíptica respecto a los desafíos que nos plantea la automatización. No son inevitables las pérdidas de empleos, ni necesariamente esto tiene que redundar en peores condiciones de vida. Depende de la forma en la que nos preparemos como sociedad, para lo cual es necesario fortalecer el sindicalismo como instrumento de participación colectiva de los trabajadores.
Nuestro país debe prepararse para afrontar los desafíos que presenta el mundo en el que vivimos. Afrontamos un contexto complejo, donde la prolongación de la crisis capitalista que estalló en 2008, para la que la única respuesta planteada por las clases dominantes en el mundo parece ser la exclusión de las grandes mayorías, nos desafía a pensar el futuro desde nuevos paradigmas, con creatividad y audacia, preservando los derechos y enfrentando los intentos de salida de la crisis que promueven ajustes y recortes en los derechos conquistados.
Es en ese contexto que el PITCNT prepara su lucha en este año crucial. Afrontando las luchas inmediatas, en un año en el que se instala la negociación colectiva más importante de los últimos años en el ámbito privado, la negociación salarial del sector público en la última rendición de cuentas del período de gobierno, la lucha presupuestal en esta misma instancia para la inversión necesaria en Educación y Salud Pública, el presupuesto adecuado para el desarrollo de infraestructura que genere al mismo tiempo respuestas a las dificultades que afrontamos en materia de empleo y perspectivas de desarrollo nacional tendientes a una transformación de la matriz productiva. Al mismo tiempo recolectamos firmas para frenar el impacto negativo que puede tener la recientemente aprobada Ley de Riego y para la rápida aprobación de la ley de empleo para personas con discapacidad.
Pero pensando la lucha inmediata acumulando fuerzas para esos desafíos de largo alcance, que son de las trabajadoras y trabajadores, pero que también son del conjunto de nuestro pueblo. Para esos desafíos es que este año realizamos un nuevo Congreso ordinario del PIT-CNT, con el nombre de uno de los dirigentes más importantes de nuestra organización, el compañero Wladimir Turiansky. El Congreso, instancia máxima de la democracia obrera, tendrá el desafío de atender estos desafíos de futuro, de pensar en largo y resolver en concreto que pasos dar en el camino de la pública felicidad. Planteando propuestas para el conjunto de la sociedad, pero también puertas adentro de nuestro propio Movimiento Sindical. Necesitamos fortalecer nuestra organización, y para eso es necesario comenzar a resolver uno de los principales atrasos de nuestro PITCNT. Es impostergable avanzar en la representación de compañeras en los ámbitos de dirección. Porque se ganaron el espacio, pero además, porque no es posible avanzar en cambios de esta dimensión, si no incorpora nuestra dirección la mirada fundamental de una parte importante de la clase trabajadora, la compañeras mujeres.
Vivimos un tiempo de enormes cambios en nuestro país y el mundo.Tenemos el desafío de estar a la altura de estas enormes exigencias, con un camino que trazaron los fundadores de la CNT y que nos hace mirar el futuro con optimismo: UNIDAD, SOLIDARIDAD y LUCHA.
1 Carta del Santo Padre a los participantes en la Conferencia Internacional “De la Populorum Progressio a la Laudato si ‘” (Aula Nueva del Sínodo, 23-24 de noviembre de 2017), 24.11.17