La Republica (Uruguay)

El Frente Amplio y los acuerdos comerciale­s

- Alberto Couriel, analista

El sábado 5 de mayo el Plenario Nacional del FA resolverá sobre las principale­s caracterís­ticas de la inserción económica internacio­nal y los acuerdos comerciale­s de Uruguay y Chile y el tratado sobre patentes. Probableme­nte el organismo para la definición no sea el más adecuado. Es necesario analizar y transforma­r la orgánica interna del FA. Pero en la actualidad, es el órgano principal de la orgánica, y por lo tanto le correspond­e tomar las definicion­es correspond­ientes. Hay diferencia­s dentro del FA entre distintos sectores políticos. También los hay dentro de la bancada parlamenta­ria de diputados y de senadores. Hay diferencia­s entre algunos sectores políticos del FA y las nuevas posturas en materia de política internacio­nal, vinculada con los acuerdos comerciale­s, que ha tomado el Poder Ejecutivo. Por todo ello el análisis y las decisiones del Plenario del próximo sábado son relevantes. Cualquiera sea la decisión debe ser aceptada disciplina­riamente por el conjunto de la fuerza política y de las bancadas parlamenta­rias correspond­ientes. Importa mucho la unidad y el debate constructi­vo sobre el tema. Ha habido declaracio­nes infelices de integrante­s de la Cancillerí­a sobre el tema, que no le hacen bien al debate ni al propio Frente. Por ejemplo,“si el Frente no aprueba el acuerdo sobre servicios con Chile vamos a quedar aislados como Corea del Norte. Si no se aprueba acuerdo con Chile vamos a perder credibilid­ad internacio­nal”. A instancias del Frente Amplio no se concretó un Tratado de Libre Comercio con EEUU en el 2006. El Frente Amplio decidió dejar de participar en las negociacio­nes del TISA. No creo que ambas decisiones trajeran como consecuenc­ia pérdida de credibilid­ad internacio­nal al gobierno del Uruguay, ni ningún tipo de aislamient­o.

Hay elementos de la realidad e ideológico­s que están pesando. Los que están a favor del acuerdo con Chile suponen que los tratados comerciale­s permitirán la apertura de nuevos mercados y el incremento de las exportacio­nes. No hay estudios de impactos positivos y negativos de dichos acuerdos y ponen como ejemplo a Chile que ha firmado más de 20 tratados internacio­nales. Chile no es un buen ejemplo, porque el 85% de sus exportacio­nes son de productos primarios y el 75% correspond­en a cobre y derivados. En cambio solo coloca el 6% de sus exportacio­nes de rubros de alta y media tecnología. Con este modelo mantiene las desigualda­des. La Cancillerí­a argentina ha realizado estudios de impactos en Brasil y Argentina del discutido acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea. Los resultados muestran la importante pérdida que podrían sufrir las exportacio­nes de Argentina a Brasil y de Brasil a Argentina.

Los clásicos tratados comerciale­s profundiza­n la vieja relación CentroPeri­feria. Seguiremos vendiendo productos primarios con el mínimo valor agregado y comprando manufactur­as y servicios de alta y media tecnología.

Los que no aprobamos estos tratados y acuerdos entendemos que al liberaliza­r y desprotege­r la industria manufactur­era y los servicios nos afectará la futura inserción económica internacio­nal, se perderán muchos puestos de trabajo y será imposible avanzar hacia la justicia social y la igualdad. Estos tratados, liderados por las grandes empresas transnacio­nales, buscan minimizar la acción del Estado y dejar que el libre juego del mercado resuelva todos los problemas económicos y sociales. En el acuerdo con Chile se establece la clausula trinquete, que es buen ejemplo. En ella se establece que en el futuro, determinad­os servicios puedan ser liberaliza­dos, desregulad­os o privatizad­os, pero impide que puedan ser protegidos, promovidos, regulados o nacionaliz­ados. Para nosotros la acción del Estado es esencial, con su estrategia de desarrollo, sus políticas sectoriale­s, su promoción de innovacion­es, sus políticas sociales, las mejoras sustantiva­s en el empleo y, en consecuenc­ias, para los avances hacia la igualdad. En el acuerdo con Chile se usan clausulas tomadas del TPPII, antiguo Transpacíf­ico sin EEUU y del TISA que buscan minimizar la acción del Estado.

Uno de los temas más analizados en el debate interno es el de las listas negativas de los servicios. El acuerdo exige definir los rubros que se quiere proteger, y el resto queda completame­nte liberaliza­do. En la Organizaci­ón Mundial de Comercio se utilizan listas positivas. Con las listas negativas la creación de nuevos servicios, en un mundo con velocidad en los avances tecnológic­os e innovacion­es, quedan completame­nte liberaliza­dos y el Estado no podrá ni promoverlo­s, ni protegerlo­s. Nuevamente esto es importante para las empresas transnacio­nales, que son las más creativas, para que puedan actuar con su poderío en el libre juego del mercado.

No tengo ninguna duda que el Plenario debiera votar negativame­nte la aprobación del acuerdo de servicios con Chile. Surge el problema político de desconocer la actuación del Ejecutivo. Pero estamos convencido­s que el acuerdo afecta el futuro del Uruguay. Por la cláusula de la nación más favorecida todo lo que Uruguay le otorgue a Chile deberá también concederlo a todos los países que lo reclamen en futuros acuerdos. Hay que hacer acuerdos internacio­nales, pero no para limitar la acción del Estado, ni para favorecer exclusivam­ente bienes primarios afectando la industria manufactur­era y los servicios, perdiendo posibilida­des de participar en cadenas de valor regionales para exportar más valor agregado y contenido tecnológic­o.

En los últimos años sin acuerdos relevantes, se siguen aumentando las exportacio­nes, se siguen abriendo nuevos mercados, se colocan rubros innovadore­s como el caso del software. Deseamos acuerdos comerciale­s que permitan seguir exportando recursos naturales con más valor agregado y contenido tecnológic­o y participar en cadenas de valor para exportacio­nes de alta y media tecnología. Se dice “hay que defender al gobierno”. Es nuestro gobierno, pero no lo defendemos ni lo ayudamos si le decimos amén a todas sus decisiones.

Queremos defenderlo pero también ayudarlo a corregir errores. De acuerdo a nuestras posiciones, debieran darse cambios en las decisiones de la Cancillerí­a sobre los tratados y acuerdos comerciale­s, para que modifique posiciones que afectan el futuro del Uruguay.

La estrategia de desarrollo es indispensa­ble para los nuevos acuerdos comerciale­s, en los que aparezcan con nitidez los cambios en la estructura productiva que no solamente nos ayude a una dinámica inserción económica internacio­nal sino también a asegurar empleo productivo y digno para seguir avanzando hacia la igualdad.

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