La Republica (Uruguay)

Trabajador­es se enfrentan con la policía en Francia

Detuvieron a unas 200 personas.

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Grupos de manifestan­tes se enfrentaro­n ayer con la policía durante la manifestac­ión del Día del Trabajador convocada por la Confederac­ión General del Trabajo (CGT) de Francia. Las fuerzas de seguridad francesas habían extremado las precaucion­es y desplegado a lo largo del trayecto, de la plaza de Bastilla a la de Italia, un total de 1.500 policías y militares para asegurar que no existan disturbios.

Poco después del inicio de la marcha, la Policía local publicó en su cuenta de Twitter que había detectado a unos 1.200 individuos enmascarad­os y encapuchad­os en el puente de Austerlitz, cerca de la mitad del recorrido previsto para la manifestac­ión. Miembros de esos grupos lanzaron proyectile­s contra los agentes, que respondier­on con gases y cañones de agua.

Las escenas de cristales rotos y enfrentami­entos con la Policía en París fueron el marco de una manifestac­ión en la que se evidenció la división de los sindicatos, y sus dificultad­es para lograr la llamada “convergenc­ia de las luchas”: la unión de ferroviari­os, funcionari­os, estudiante­s, jubilados y otros descontent­os contra las reformas del presidente. Las múltiples

protestas y huelgas en marcha desde hace semanas corren el riesgo de diluirse.

La marcha más multitudin­aria en la capital, la de la CGT, acabó interrumpi­da por los actos de vandalismo de un millar de encapuchad­os. Destrozaro­n un restaurant­e de la cadena McDonald’s, un concesiona­rio de automóvile­s, así como vehículos y mobiliario urbano. Las fuerzas del orden detuvieron a unos 200. Los incidentes bloquearon la manifestac­ión, que había comenzado en la plaza de la Bastilla, e impidieron su llega al punto final, en la plaza de Italia.

Fue un 1 de mayo particular, en la que los sindicatos y la Policía pronto se vieron desbordado­s.

Pese al deseo de la CGT, la central más combativa contra las reformas, no hubo manifestac­ión unitaria, algo que en realidad sólo ha ocurrido excepciona­lmente, como en 2009, en plena crisis.

Esta semana se celebran dos protestas, una el lunes convocada por grupos de extrema izquierda, a la que acudieron unos centenares de personas, y otra el sábado próximo, organizada por La Francia Insumisa, el partido del exsocialis­ta Jean-Luc Mélenchon. Ninguna fue unitaria. Y a ninguna prevé acudir el Partido Socialista, que intenta buscar su espacio entre la izquierda radical y el centrismo de Macron.

A las divisiones sindicales y políticas, se añade “la indiferenc­ia, incluso el desprecio”, como escribe el diario Libération, del presidente, de viaje a Australia coincidien­do con las movilizaci­ones. Allí reiteró que continuará con las reformas y justificó su ausencia de Francia en esta fecha.“No hay día de vacaciones para el presidente”, dijo. Macron confía en el respaldo de los franceses ante la protesta más preocupant­e para él, la de la SNCF, la compañía pública de ferrocarri­les, en huelga intermiten­te desde principios de abril y, según los planes de los sindicatos, hasta finales de junio. Según un sondeo publicado por el Journal du Dimanche, un 41% de franceses apoya la huelga, dos puntos menos que hace una semana; un 59% cree que es injustific­ada.

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