La Republica (Uruguay)

Trump y su política más cruel

-

Dmayo,urante los últimos días de

una joven de 19 años que soñaba con una vida mejor recibió un disparo en la cabeza y murió. Se llamaba Claudia Gómez González y era de Guatemala. Había realizado un largo y peligroso camino desde su pueblo para cruzar la frontera estadounid­ense, acceder a 'la tierra de las oportunida­des' y juntarse con su novio en el estado de Virginia. Sin embargo, las patrullas fronteriza­s le quitaron su esperanza, su amor y su vida. Ella no había hecho nada más que caminar la tierra desde México a Texas. No agredió a nadie, no fue agresiva: solo estaba allí en un momento equivocado. Los oficiales migratorio­s abrieron fuego a un grupo de migrantes que cruzaba la frontera sin armas ni agresivida­d y cayó muerta en el suelo.

A Claudia, una mujer indígena, quienes le arrebataro­n su futuro en un instante la trataron como un "animal", tal como ha calificado el presidente Donald Trump a un sector de inmigrante­s latinos que entran a Estados Unidos sin documentac­ión legal. "No son personas, son animales", declaró Trump en una reciente reunión sobre las llamadas ciudades santuario que dan refugio a los inmigrante­s sin estatus legal. El mandatario aseguró que se refería a los miembros de la pandilla 'salvadoreñ­a' Mara Salvatruch­a pero, en realidad, sus declaracio­nes fueron en un contexto mayor sobre los migrantes pobres que vienen a Estados Unidos con la esperanza de mejorar sus vidas. Es una estrategia típica deTrump intentar vincular a los criminales con los migrantes.

Irónicamen­te, la Mara Salvatruch­a o MS-13 tiene sus orígenes en Los Angeles, no en El Salvador, de donde hoy son muchos de sus miembros. Esa violenta pandilla nació en los barrios california­nos producto de la pobreza, la falta de oportunida­des y la cultura violenta de EE.UU. y afectó a miles de inmigrante­s centroamer­icanos que huyeron de las guerras promovidas, financiada­s y fomentadas por Washington que se libraron en sus países en los años 80. Cuando sus jóvenes fueron reclutados o forzados, los que cometieron crímenes y fueron arrestados luego fueron deportados a sus países de origen. Así se exportó la pandilla de Los Angeles a El Salvador. No fue al revés, como le gusta decir a Trump.

Justamente, el falso vínculo entre la criminalid­ad y la inmigració­n ha servido como fundamento para justificar la cruel política de 'tolerancia cero' del Gobierno deTrump hacia los migrantes. Esa iniciativa pretende convertir a los migrantes en criminales y penalizar con prisión su llegada a EE.UU. aunque no posean antecedent­es criminales y, en muchos casos, vengan pidiendo asilo político o refugio ante situacione­s de abuso o violencia en sus países.. / Lucas Jackson / Reuters

El aspecto más inhumano de esta política ha sido la dispersión familiar forzada. El Gobierno de Trump ha anunciado formalment­e que la separación de niños de sus padres o adultos acompañant­es es una política de Estado. "Si no quieren perder a sus hijos", ha declarado el fiscal general de EE.UU., Jeff Sessions, "no los traigan aquí de manera ilegal". Así de simple... pero no es tan sencillo.

Muchas veces, los inmigrante­s adultos llegan por adelantado a EE. UU. para buscar casa y trabajo y conseguir un lugar seguro para sus parientes antes de mandar traer a sus hijos con otros familiares o amigos. En otros casos, los padres y las madres viajan con sus hijos y los oficiales migratorio­s les separan en la frontera. Los últimos datos disponible­s indican que más de 700 niños han sido separadosd­e sus familiasen la frontera con México y no hay ningún plan o informació­n sobre la reunificac­ión familiar. Hay casos de madres a las que les han arrancado los bebes de sus brazos sin darles informació­n sobre su destino y han pasado meses sin verlos ni saber de ellos.

No hay ninguna justificac­ión para una política tan cruel. Trump y Sessions dicen que es una manera de disuadir a los migrantes de intentar cruzar la frontera de manera ilegal con sus niños, pero más bien parece una forma de torturay un crimen de lesa humanidad. En algunos casos documentad­os por el mismo Senado de EE.UU., los menores migrantes separados de sus familias fueron entregados a redes de tráfico de personas. Otros fueron sometidos a trabajos forzados y casi 1.500 niños, simplement­e, desapareci­eron y no hay manera de ubicarlos.

Jeff Sessions declaró a principios de mayo que el Gobierno estadounid­ense enjuiciará al 100 % de las personas que intenten cruzar la frontera sureña. Los que vengan con menores de edad serán "penalizado­s" como "contraband­istas" o "traficante­s de personas" y los niños "separados" de ellos "por ley". No hay excepción, ni siquiera para padres huyendo de la violencia o buscando asilo junto a sus hijos. Eso significa que serán criminaliz­ados por buscar una vida mejor o intentar proteger a sus pequeños de la violencia y las guerras en sus países de origen.

El racista Trump, un hijo de migrantes y casado con una inmigrante, ha dejado claro que no quiere más inmigrante­s latinos en el país: ha criminaliz­ado su presencia y ha penalizado sus sueños. Al imponer su política de 'tolerancia cero' o 'intoleranc­ia máxima', está oficializa­ndo una política de terror contra quienes han construido EE.UU. y mantenido ese país con su sangre, sus almas y su mano de obra.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay