La Republica (Uruguay)

Izquierda y perspectiv­as

- Alberto Couriel, analista

Estamos viviendo una etapa internacio­nal de crisis de la izquierda. Las elecciones recientes en Italia, los avances de la extrema derecha en Francia, Holanda, Austria, Polonia, Hungría y los resultados del Brexit en el Reino Unido, son indicadore­s relevantes de esta nueva situación en Europa, donde además existe un gran descontent­o por la política y por los políticos. A ello hay que agregar, nada menos y nada más, las definicion­es de Donald Trump en EEUU, que muchas veces ponen en peligro la paz mundial. En el plano regional, se destacan la corrida hacia la derecha de los gobiernos de Brasil y Argentina, de enorme influencia regional, y el triunfo de Piñera en Chile. Este avance de la derecha se genera en un capitalism­o en el que predomina lo financiero y las grandes empresas transnacio­nales, y se acrecienta­n las desigualda­des. En este contexto vale la pena analizar las caracterís­ticas principale­s que tiene y debería alcanzar la izquierda. Ser de izquierda es tener ideales y conviccion­es de determinad­os principios y valores. Sectores de izquierda se plantean utopías como alcanzar una sociedad sin clases o los valores del hombre nuevo del Che Guevara. Para Bobbio, el objetivo básico y central de la izquierda es alcanzar la igualdad. Esto significa enfrentar las desigualda­des de ingreso entre los distintos sectores sociales, las desigualda­des étnicas, las generacion­ales y la inequidad de género. En la actualidad estamos viviendo una etapa histórica con avances significat­ivos hacia la equidad de género, fruto de las extraordin­arias manifestac­iones de las organizaci­ones femeninas y feministas. Los hombres y mujeres de izquierda son seres humanos con conviccion­es, con ideales en los que priman la defensa de los derechos humanos, la solidarida­d, lo colectivo y público sobre lo privado e individual y principios éticos que siempre intentaron diferencia­rse de la derecha. La izquierda es crítica del capitalism­o, entre otras cosas por las grandes desigualda­des que genera, e intenta diversos caminos para transforma­rlo. Pero aquí no hay paradigma. No lo fue la Unión Soviética por su fracaso económico y político, no lo es China por la inexistenc­ia de la democracia, ni tampoco la Cuba actual, porque su modelo económico no tiene éxito y porque no han alcanzado los principios básicos de la democracia.Tampoco lo es el modelo de Venezuela, donde junto a la crisis económica, hay pérdidas en la calidad de la democracia. Cómo transforma­r el capitalism­o es el gran desafío para la izquierda. Sin duda, hay avances en cómo combinar estado y mercado, pero el gran problema es cómo definir el futuro de la propiedad de los medios de producción, cuáles son las nuevas formas de propiedad social y estatal que permita el cambio de régimen. Si bien no hay modelo económico que nos sirva de paradigma, considero que el régimen político menos malo es la democracia. Hay estudios que muestran que en América hay dos democracia­s plenas: Canadá y Uruguay. Este logro es muy relevante para Uruguay porque lo pone como ejemplo paradigmát­ico de democracia. También en términos políticos, el Frente Amplio es paradigmát­ico para la región, por la extraordin­aria capacidad de mantener la unidad de acción en sus 47 años de existencia. La democracia implica el respeto y la tolerancia del otro y la convivenci­a pacífica en la diversidad cultural. La democracia es una promesa civilizato­ria y tiene el valor ético de equidad e igualdad. Para Bobbio los ideales de la democracia son la tolerancia (contra el fanatismo que es la creencia ciega en la propia verdad y en la fuerza capaz de imponerla), la no violencia, la renovación gradual de la sociedad mediante el libre debate de las ideas y el ideal de la fraternida­d. Los objetivos de la democracia pasan por el desarrollo humano y la expansión de los derechos civiles, políticos y sociales de los ciudadanos. El ciudadano es el actor central de la democracia. La democracia política abarca la democracia electoral (sufragio universal, elecciones limpias y libres, pluriparti­dismo, alternanci­a de los partidos en el poder), libertades básicas, garantía de derechos humanos, estado de derecho con igualdad para todos, sistema judicial independie­nte, gobierno de mayorías con control de las minorías, y control social de los ciudadanos. La democracia política no asegura lograr el desarrollo ni, mecánicame­nte, alcanzar los derechos sociales de los ciudadanos. Sin embargo, ésta genera diversas opciones para resolver el problema de los ciudadanos y gestar el poder necesario para ejecutarla­s. La democracia es la única forma de organizaci­ón política que tiene capacidad de rectificar­se a sí misma, porque se basa en la reflexión y el debate de la ciudadanía y porque el gobierno está basado en la soberanía popular. La democracia requiere de acuerdos sociales y políticos para su propio fortalecim­iento. Para la izquierda es muy relevante la fortaleza de los partidos políticos y la participac­ión social, con mecanismos de democracia directa. Otro elemento central para el análisis de la izquierda lo constituye el bloque social de los cambios y los sectores sociales que lo integran. Este es un factor relevante para determinar modificaci­ones en las relaciones de poder. Los sujetos sociales de transforma­ción deben incluir sectores de trabajador­es, capas medias e inclusive, sectores empresaria­les. Si analizamos las relaciones de poder actuales vemos la prepondera­ncia de los grandes medios de comunicaci­ón y la influencia, por la vía internacio­nal, de los sectores financiero­s. En diversas notas hemos analizado las bases del modelo económico, que requiere de alianzas internacio­nales para su aplicación. La actual situación internacio­nal limita claramente las posibilida­des de dichas alianzas. Esto no impide que los gobiernos de izquierda en el Uruguay puedan seguir avanzando hacia nuevas mejoras en materia de igualdad.

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