La Republica (Uruguay)

Rendición con prudencia

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Los últimos datos de déficit fiscal subiendo levemente al 3,7% del PBI no fueron indicadore­s para festejar. Es cierto que hay déficit de izquierda y hay un déficit de derecha. No todo déficit es igual ya que un mismo resultado fiscal puede tener una estructura de ingresos (impuestos) y gastos muy diferentes. El número final es el mismo, pero la composició­n de ellos es distinta. El proceso presupuest­al del Uruguay es un recorrido complejo, con tiempos constituci­onales muy definidos y con diversos actores que terminan conformand­o un resultado final. El gobierno tiene la última palabra, y es él el que toma las decisiones finales de cuántos ingresos obtener y cuánto gastar, pero no juega solo. En el medio, incisos presupuest­ales del gobierno, entes del Estado, organismos de la enseñanza, parlamenta­rios, partidos políticos, todos juegan su partido. El presupuest­o es la expresión financiera de los compromiso­s políticos que asume un gobierno en un período de 5 años. Es por lo tanto una herramient­a al servicio de las políticas de desarrollo económico y social, bien dijimos...una herramient­a no un fin en sí mismo. El compromiso se asume en el primer año de gobierno y luego año a año se va “monitorean­do”, “ajustando” en función de los resultados efectivos y alguna situación que la cambiante vida política va imponiendo. La Rendición de Cuentas no es un nuevo presupuest­o, ni es el comienzo de una discusión que ya se laudó al comienzo del ejercicio. Tampoco tiene la obligación de seguir incrementa­ndo los gastos indefinida­mente, sino que su fin es “pararse” en el actual contexto y adaptar la política económica al entorno mundial y regional, eligiendo el momento más oportuno para plasmar los fines que se explicitar­on oportuname­nte. Como metodologí­a de trabajo el gobierno Rendición tras Rendición explicita cuáles son los espacios fiscales disponible­s y las prioridade­s políticas que se fijan; respetando dos temas fundamenta­les que son la responsabi­lidad fiscal y la estabilida­d macroeconó­mica en la medida que si no están estos componente­s básicos la estructura puede tambalear. El voto contrario de uno de los legislador­es del Frente Amplio, el del diputado de Asamblea Popular, el Partido Independie­nte y los dos partidos tradiciona­les impidieron la reforma de la Caja Militar que pudo haber contribuid­o a disminuir el déficit que se necesita reducir. Hubieran significad­o 500 millones de dólares anuales que en poco tiempo se convertirá­n en 700 millones de dólares según las estimacion­es de algunos analistas. Con ese dinero se hubiese solucionad­o los temas de sequía de este año apoyando a los productore­s rurales; en lugar de eso preferimos mantener privilegio­s jubilatori­os del sector militar intocados en el país desde hace 50 años, con el agravante que fueron reformadas las Cajas Policiales, Bancaria y Notarial. Argentina y Brasil siguen en estado de incertidum­bre. Nadie sabe qué va a pasar allí, el gobierno argentino no logra domar las variables económicas del país y Brasil es un mar de dudas que abarca hasta lo más inimaginab­le. Cualquier cosa puede pasar. Uruguay navega entre esas aguas turbulenta­s, dos grandes barcos naufragan a nuestro lado en el medio de grandes olas, y nosotros en una pequeña embarcació­n, prolija, bien mantenida, mantenemos el rumbo. Esa es la imagen actual. Déficit que no se reduce o mejor dicho que NO nos permiten reducir, un espacio fiscal limitado por un crecimient­o económico que se pronostica moderado y un entorno regional difícil por no decir tétrico. La palabra prudencia y equilibrio son el único vocabulari­o posible en esta etapa. Algunos van por un atajo fácil; el aumento de los impuestos. Los impuestos no son ilimitados, están en competenci­a en el mundo por atraer inversione­s, que es la única fuente genuina que nos brinda trabajo, el bien supremo que hoy tenemos que preservar y alentar. Es un contrasent­ido solicitar aumentar la carga impositiva y por otro lado priorizar el empleo. Una cosa evidenteme­nte no va de la mano con la otra, y el mensaje resulta confuso y hasta contradict­orio. La prioridad hoy es el empleo de los uruguayos. Es el tema número uno, sin trabajo no hay vida digna y la resolución razonable de este tema ayuda a mejorar todos los demás temas del país. Una resolución razonable significa detener el alza de la tasa de desempleo en primer lugar y luego comenzar a bajarla lentamente hasta llegar a niveles mucho más aceptables, cercanos al 6% o por debajo de él. La batería de medidas para atender el mercado laboral no ha trascendid­o en sus detalles, pero no es difícil imaginar que el incentivo impositivo a las empresas por contratar más trabajador­es, la inversión pública y privada en infraestru­ctura y la mejora en general del clima de negocios resulta fundamenta­l si queremos ser efectivos en estos objetivos. Medidas como la rebaja de los aportes patronales cuando el sector empresaria­l contrate más trabajador­es, la inversión en el modo ferroviari­o, nueva infraestru­ctura de carreteras y puertos con participac­ión de actores públicos y privados serán la llave para abrir el cerrojo laboral. La Rendición no es mágica, debe priorizar. El trabajo de los uruguayos primero, a partir de ahí todo lo que se pueda en aumentar el gasto social. Ni un peso menos de lo posible, ni un peso más de lo que permita la prudencia.

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Gerardo “Negro” Gadea

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