Un partido suspendido de fútbol se convierte en crisis diplomática
Israel protesta porque Argentina no jugará en Jerusalén.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, telefoneó a Mauricio Macri para intentar que la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) revertiese la cancelación del partido amistoso entre Argentina e Israel que iba a jugarse el sábado en Jerusalén. No funcionó.
Después, la comunidad judía en el país sudamericano criticó con dureza la suspensión. El embajador israelí en Argentina, Ilan Sztulman, se reunió con el canciller argentino, Jorge Faurie. Pero tampoco hubo cambios. Ayer Faurie convocó una rueda de prensa para marcar distancias con la decisión, que corresponde a la AFA. Aún así, insinuó que el traslado de sede, de Haifa a Jerusalén, jugó en contra.
Macri rompió el silencio sobre la conversación con Netanyahu. “Fue una cosa incómoda. El primer ministro me llamó. Hablamos dos veces para pedirme que intercediera, pero preferí decirle cuanto antes la verdad, que no se hiciera falsas ilusiones.Hay que ponerse en el lugar de las amenazas que recibió Messi y su familia”, declaró el presidente argentino en un brindis con la prensa por el Día del periodista.
Los palestinos lanzaron una campaña contra el cambio de sede.“El gobierno israelí ha convertido un partido de fútbol en un arma política”, escribió el presidente de la Federación Palestina de Fútbol, Jibril Rayub, a su par argentino, Claudio Tapia. En la carta le advirtió que el partido se celebraría “para conmemorar el 70 aniversario del Estado de Israel”. Jugadores e hinchas palestinos se sumaron a la campaña para pedir a Argentina que no jugase en Jerusalén, pero el golpe definitivo llegó en Barcelona. Durante un entrenamiento de la selección, una veintena de aficionados los recibieron al grito de “no vayan”, “no laven la imagen de Israel”y exhibieron una camiseta albiceleste de Messi ensangrentada. “Es de alguna manera comprensible que, a pesar de que la seguridad física estaba asegurada, [los jugadores] no se sintieran en un estado de ánimo por esta campaña tan cruel que se ejerció como presión psicológica”, admitió Faurie. A través de un comunicado, la embajada israelí también atribuyó la suspensión del partido a las“amenazas y provocaciones dirigidas a Lionel Messi”. Éstas “no son ajenas a la cotidianidad de la población civil en Israel cuyos deportistas, sin ir más lejos, han sido en numerosas oportunidades objeto de violencia y atentados”, destacó la delegación diplomática.