Sindicatos paralizaron Argentima en contra del ajuste y del FMI
Acatamiento general como no se veía desde hace muchos años.
Los sindicatos de Argentina paralizaron ayer al país en una huelga de 24 horas, con la que buscan dar una demostración de fuerza al gobierno del presidente Mauricio Macri y rechazar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Sin servicio de trenes, metro, autobuses ni vuelos, los organizadores se felicitan por una masiva adhesión al paro que dejó a la capital de Argentina semidesierta, con la mayoría de los locales comerciales cerrados.
Agrupaciones de izquierda y algunos gremios comenzaron a las 7 con los cortes en puntos como el Puente Pueyrredón, Acceso Oeste y la Panamericana, ante una exagerada presencia de gendarmes y prefectos. Desde las 11 realizan un acto en el Obelisco. El titular de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Roberto Fernández, dijo que su sindicato se adhiere a la huelga general de esta jornada porque el Gobierno “no supo interpretar o escuchar” su reclamo. “La economía se dolarizó, pero el salario es en pesos”, expresó en declaraciones a la radio Mitre. Del lado del Gobierno, la postura volvió a ser desestimar los reclamos del paro por considerarlo “político”. Así se manifestó el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quien opinó que la medida no tiene “consignas claras”. Frigerio evaluó que la medida de fuerza gremial “se siente” en las grandes ciudades del país debido a “la falta de transporte”, pero en las localidades más pequeñas, la actividad es prácticamente normal, dijo en diálogo con TN. Agregó que el diálogo entre la Casa Rosada y el movimiento obrero “no se cortó nunca, por eso entendemos que este paro no está justificado”.
En la misma línea, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, sostuvo que “es un paro más de los dirigentes que de la gente”y consideró que los sindicalistas “miran con una perspectiva política”. “Coincido en que el paro no afecta a la democracia, pero hay intereses que lo que buscan es debilitar al gobierno y eso busca inestabilidad”, señaló en declaraciones a las radio Mitre y La Red. “No es suficiente un paro general. Es necesario un plan de lucha, una verdadera disposición de lucha para derrotar este plan de guerra contra los trabajadores”, dijo a la AFP Marcelo Ramal, dirigente del Partido Obrero (trostkista) en uno de los bloqueos. Hugo Moyano, líder de los camioneros y uno de los impulsores de la protesta, sostuvo que “a este gobierno le es muy difícil traer soluciones. Son un instrumento del poder porque se han entregado al FMI”.
Penurias de los argentinos
Con un malestar creciente por la situación económica, que empujó al gobierno a hacer un acuerdo con el FMI, esta es la ocasión de medir la capacidad de resistencia sindical.
“La huelga es contra el programa económico, para que se abandone esta línea de ajuste permanente. El FMI siempre ha traído penurias a los argentinos”, dijo a la AFP Juan Carlos Schmid, dirigente de la Confederación General de Trabajadores (CGT). Como propuesta concreta, los sindicatos plantean que se reabra la negociación de ajustes salariales de este año, para que se alineen a la proyección de inflación, calculada ahora por el Banco Central en 27%. Ello porque las negociaciones se desarrollaron en su mayoría a principios de año y tuvieron como referencia la meta de inflación anual de 15%. Pero el acumulado hasta mayo es de 11,2% y el gobierno ya abandonó esa meta y estableció 17% para 2019. Pablo Michetti, de la Central de Trabajadores Argentinos, llamó al gobierno a “un diálogo en serio”.
“Si no convocan a un diálogo social vinculante para discutir cómo salir de esta crisis va a seguir habiendo conflictividad”, advirtió.
“Coyuntura difícil”
“El gobierno está en una coyuntura muy difícil, se encuentra en su pico más bajo y enfrenta un fuerte cuestionamiento de parte del sector asalariado”, explicó a la AFP el politólogo Diego Reynoso, de la Universidad de San Andrés, en Buenos Aires. La desocupación se ubicó en 9,1% en el primer trimestre de este año, frente al 7,2% del último trimestre de 2017.“Esta situación se agrava por la incapacidad del gobierno para mantener el nivel adquisitivo de la población”, añadió Reynoso.
Para enfrentar una corrida cambiaria que comenzó a fines de abril y que ha implicado una depreciación de la moneda de casi 35% en lo que va de año, el FMI otorgó a Argentina un crédito stand by por 50.000 millones de dólares, el mayor que haya concedido ese organismo.
El crédito tiene una vigencia de tres años y a cambio Argentina se compromete a llevar a cero en 2020 su déficit fiscal, que el año pasado cerró en 3,9% del PIB. Para ello, se debe frenar la obra pública, reducir el tamaño del Estado y limitar las transferencias que se hacen a las provincias. Como previsión, se incluyó una cláusula que permite al Estado elevar el gasto en planes sociales en caso de que aumente la pobreza, que en 2017 fue de 25%.