Homenaje en Uruguay al triunfo de López Obrador en México
Exiliados uruguayos en México convocaron para hoy a un nuevo homenaje al ex embajador
Vicente Muñiz Arroyo, quien se destacó por su concesión generosa del derecho de asilo a cientos de uruguayos perseguidos durante la dictadura cívico militar, entre 1974 y 1977. El homenaje se realizará al mediodía al pie del monumento que recuerda al diplomático instalado en la rambla de Montevideo y Coimbra, en la base rocosa de la Plaza de la Armada, en la acera opuesta al espacio púlblico “Augusto Torres”. La placa fue inaugurada el 27 de junio de 2005 por el entonces intendente de Montevideo Adolfo Pérez Piera. “Don Vicente Muñiz Arroyo defendió la democracia y aplicó de manera irrestricta el derecho de asilo que garantizó la libertad y salvó vidas de perseguidos por la dictadura”, reza la placa.
Se estima que durante los años 1974 y 1976 hubo más de 4.000 asilados en la Embajada de México en Buenos Aires y hubo entre 150 y 200 personas que vivieron bajo el mismo techo de la Embajada de México en Montevideo.
Miles de uruguayos emigraron a los Estados Unidos Mexicanos buscando oportunidades ante la represión y persecución.
Se convirtieron así en ‘’Los URUMEX’’, exiliados uruguayos en México.
A través de la militancia los exiliados en México se vincularon desde lo político, lo cultural, la ciencia y ocuparon cargos de prestigio en ambos países.
El ex diputado José Luis Blasina dijo anoche a LA REPÚBLICA que el acto “es también un pretexto para homenajear al pueblo mexicano por el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales de México”. Las resistencias del gobierno dictatorial a otorgarles salvoconductos conforme a lo que estipulaban los tratados internacionales vigentes entre ambos países hicieron que se acumularan en los locales de la embajada y en la residencia privada del embajador cantidades desmedidas de refugiados, cuyo número llegó a 200 al mismo tiempo.
En la excepcional situación que se generó para el personal de la misión y para todos los asilados, las crónicas y las evocaciones destacan la extraordinaria dedicación de Muñiz Arroyo, su denodada solidaridad con los refugiados a quienes albergaba y el valor personal con que afrontó las amenazas y trabas del régimen uruguayo; y a la vez la eficacia y la armonía con que se logró encauzar la solución de las enormes dificultades prácticas de un hacinamiento muy dilatado y cuya duración y desenlace eran imprevisibles. En definitiva todos los asilados pudieron viajar a México después de pasar en los locales diplomáticos períodos variados, generalmente de muchos meses.