Olivera: “Hay personas que salen de la cárcel y quedan en situación de calle”
Un censo arrojó datos sobre el origen de las personas que viven en las calles.
“No todas las personas que están en situación de calle son indigentes desde el punto de vista de sus ingresos, muchos los tienen, algunos dignos, pero entran en juego otros elementos”, recalcó la viceministra.
La viceministra del Mides, Ana Olivera indicó que el 15 de mayo de cada año el Ministerio de Desarrollo Social comienza el fortalecimiento del Plan de Contingencia, y toma medidas especiales vinculadas a la atención de personas en situación de calle.
“En el abordaje de calle hay un aspecto poco conocido que es la prevención, y lo primero que necesitamos saber es quiénes son estas personas. Una de las primeras cosas detectadas en los censos es que generalmente quienes están en esta situación han tenido una vida de institucionalización, han estado en Amparo (INAU) una buena parte de su vida y al salir a los 18 años no tienen a dónde ir, y muchos van a la calle. Algo similar ocurre al egresar del Inisa; lo mismo sucede con los adultos que terminan de cumplir sus condenas, y muchos no pueden volver a su casa y también terminan en las calles”, explicó.
Dicho programa funciona todo el año, pero es en los meses de invierno cuando mucha gente, que no lo hace el resto del año, requiere la atención de los centros del Mides. La tarea de Mides es de disuasión, explicó Olivera. “Primero intentamos convencer a la persona, si necesita otro tipo de intervención o solicitamos asistencia médica al 105, o algún otro tipo de intervención”, agregó.
La jerarca destacó la interinstitucionalidad de un conjunto de organismos del Estado con el Mides, tales como INAU, Inisa y el Ministerio del Interior, en lo que refiere a la ley de faltas, con la Dirección Nacional del Liberado,la Intendencia de Montevideo y Salud Pública. Hay atenciones específicas en cada actividad, y “el Mides no tiene la de la salud mental, por ejemplo, ni la de la medicina en general”.
La Intendencia proporciona un local en la calle Quijote, donde funciona la llamada “Intercalle” en el que también participa IM, por su obligación de liberal el espacio público al uso público, tarea que se realiza con el apoyo del MI.
Existe también un centro especial al que se deriva a las personas cuando se produce un desalojo del espacio público llamado Centro de Faltas.
Apostando a la prevención existen acuerdos del Inisa con la Cámara de la Construcción y el Sunca, con la IM y con la Junta Departamental para que esos jóvenes antes de salir tengan un trabajo. En opinión de la jerarca, esto es“muy importante”, a lo que se suma un convenio de Intercalle con el Mvotma para la obtención de una vivienda colectiva para 4 o 5 personas, que puede ser sostenida porque tienen un trabajo. Eso es prevenir”.
La Posada
El 24 de mayo el Ministerio del Interior junto con la Dirección Nacional del Liberado inauguró La Posada, un albergue con 60 plazas, que no solo implica tener un techo, sino también acceder a un convenio con Inefop y la capacitación necesaria para insertarse en el mundo del trabajo.
Estas instituciones participan en una tarea común, pero “hay una sola cosa que se ve: una persona en la calle, y no debemos habituarnos a eso. Algunos no quieren verlo y otros eluden la realidad que está detrás”, agregó.
No necesariamente todas las personas que están en situación de calle son indigentes desde el punto de vista de sus ingresos, muchos los tienen, algunos dignos, pero entran en juego otros elementos, como por ejemplo la salud mental, y no significa que no haya una familia detrás. Mencionó la viceministra que también se encuentran en esa situación profesionales, periodistas, camarógrafos, por nombrar solo algunos. Otro desencadenante de esta problemática es el con-
sumo de sustancias, y en el caso de los más jóvenes, de pasta base, de cocaína. En el censo realizado en 2016 casi el 90% aceptó ser entrevistado y decir los motivos por los cuales estaba durmiendo a la intemperie. “Porque si miramos las personas que están en los centros, algunas hace mucho que están, y muchos provienen del mundo del trabajo, pero, el alcoholismo, por ejemplo, generó la ruptura familiar. Afirmar que “es un tema complejo no nos inhibe de tener responsabilidades, y no las eludimos como Estado, por eso la Secretaría Nacional de Droga es parte de este equipo, y cuenta con la Unidad Móvil de Atención que recorre la capital atendiendo e intentando abordar a consumidores problemáticos que pernoctan en la calle. A veces tenemos éxito y la persona acepta el tratamiento y su revinculación con la familia, y otras veces también logramos la inclusión en algún centro”, manifestó Olivera.