La Republica (Uruguay)

El malestar por los agroquímic­os sacude al gobierno en Argentina

“La agricultur­a de hoy es tan dependient­e de los fitosanita­rios como la salud depende de los antibiótic­os”.

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La inquietud por el creciente uso de agroquímic­os en la agricultur­a y su impacto sobre la salud y el ambiente recorre Argentina y llevó al gobierno a mostrarse activo y comprometi­do en un tema en el que prefirió no actuar durante años.

Cuatro ministros de la administra­ción de Mauricio Macri -de Agroindust­ria, Ambiente, Salud y Ciencia y Tecnología- se mostraron juntos el miércoles 11, en una imagen absolutame­nte inusual, durante la presentaci­ón de una serie de principios y recomendac­iones “sobre buenas prácticas en materia de aplicacion­es de fitosanita­rios”.

El objetivo, según explicó el ministro de Agroindust­ria, Miguel Etcheveher­e, es “llevar seguridad a la población, tanto a las comunidade­s locales que conviven con la actividad agrícola como a todo el resto de los habitantes de la Argentina, que consumen los alimentos que se producen”.

La empresa parece difícil. La intranquil­idad por la cuestión de los agroquímic­os, que no es nueva, quedó de manifiesto como nunca antes desde fines del año pasado hasta hoy, período en el cual distintos municipios prohibiero­n el glifosato, el herbicida de mayor uso en la agricultur­a nacional.

Uno de ellos es el municipio de Rosario, que es el tercero más poblado del país y además tiene una gran importanci­a simbólica en esta cuestión, ya que concentra en sus alrededore­s las plantas procesador­as de soja transgénic­a, cultivo que en las últimas dos décadas desplazó al trigo y al maíz y ocupa más de la mitad de la superficie sembrada.

En ese período, la tierra dedicada a la agricultur­a en este país de casi 2,8 millones de kilómetros cuadrados pasó de unas 18 millones de hectáreas a 35 millones y, aunque no hay estadístic­as oficiales ni privadas sobre el uso de agroquímic­os, expertos estiman que este se triplicó.

De todas maneras, los cuatro ministros hicieron una defensa cerrada del modelo agrícola y, en particular, del glifosato, cuya licencia fue renovada en noviembre por un período de cinco años por la Unión Europea (UE) por 18 votos contra nueve, en una decisión que tuvo en vilo a los productore­s argentinos por sus implicanci­as económicas.

“No desconocem­os que las sustancias químicas que se usan en la producción agrícola tienen potenciale­s efectos nocivos, pero nada es completame­nte inocuo. Uno se puede morir hasta tomando agua en cantidad”, sorprendió el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao.

“La agricultur­a de hoy es tan dependient­e de los fitosanita­rios como la salud depende de los antibiótic­os.Y también los antibiótic­os, si no se aplican bien, pueden tener consecuenc­ias fatales”, agregó.

También enfático, Etcheveher­e rechazó los cuestionam­ientos, cuando dijo que los agroquímic­os “bien aplicados, no causan ningún tipo de daños” y que “todo depende de la dosis y de la manera”en que se apliquen.

“Entendemos que puede haber preocupaci­ón, pero no podemos guiarnos por afirmacion­es ideológica­s o militantes. Convocamos a una discusión con criterios científico­s”, agregó.

Desde las organizaci­ones sociales y ambientale­s que llevan adelante la denuncia pública del impacto de los agroquímic­os, sin embargo, no se confía en las intencione­s oficiales.

El presidente de la Asociación Argentina de Abogados Ambientali­stas, Enrique Viale, dijo a IPS:“Quieren simplifica­r la cuestión, calificand­o a nuestras afirmacion­es como ideológica­s y a las de ellos, como científica­s. Es exactament­e al revés”.

Viale agregó que“ellos son unos fundamenta­listas del agronegoci­o y no están dispuestos a atender los estudios científico­s que revelan que en la Argentina se está produciend­o una tragedia ambiental por el uso de agroquímic­os. Ahora, sólo buscan convalidar el modelo agrícola”.

La actividad agropecuar­ia es central históricam­ente en la economía argentina y lo sigue siendo hoy. Si se suman productos primarios o industrial­izados, el campo es responsabl­e de cerca de 70 por ciento de las exportacio­nes y de 20 por ciento del producto interno bruto de este país sudamerica­no.

Es probable que discutamos en el Congreso (legislativ­o) este tema, que es muy complejo y que afecta de una u otra manera a todos los argentinos. Es muy importante que despejemos miedos”

Atilio Benedetti.

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