La Republica (Uruguay)

México progresist­a, una ventana de oportunida­d para Uruguay

“Claramente el crecimient­o electoral que captaron fue en grandísima parte hacia el centro político y eso no lo hace un candidatod­e menor carga ideológica de izquierda”.

- Lic. Sebastian Hagobian López

El pasado 1 ° de julio no fue un domingo cualquiera dado que por primera vez en la historia de México ganó la elección un candidato de izquierda: Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Es importante destacarqu­e AMLO con el 53%obtenido se convirtió en el presidente electo con mayor respaldo popularen la historia electoral de dicho país.Tambiénque votaron unos 56 millones de ciudadanos, representa­ndouna participac­ión dealrededo­r del 63%, algo anormal para el promedio de las elecciones en México -país que no cuenta con un sufragio obligatori­o-.

Estos datosno son menores ydan una legitimida­d muy importante: la coalición que llevo a AMLO al gobierno ganó en 31 de los 32 Estados y obtuvo una mayoría parlamenta­ria arrollador­a en ambas cámaras. Mayoría necesaria para llevar adelante un programa de transforma­ciones profundas y evidentes para uno de lospaísesq­ue registra los indicadore­s de mayor desigualda­d de la región.

Está claro que son muchos los factores que llevaron a generar este hecho histórico, pero me voy a enfocar en dos que entiendo fueron claves para concretarl­o.

El primero, el desgaste del gobierno del Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI) encabezado por Enrique Peña Nieto. Este período finaliza conun enojo generaliza­do por parte de la población, principalm­ente por su ineficaz gestión en materia de seguridad pública, economía y por diversos escándalos de corrupción.

Específica­mente en lo que refiere a la seguridad pública, como indicadore­locuente, el pasado año se registraro­n más de 29.000 asesinatos según lo que indica elSistema Nacional de Seguridad Pública, 22% más que el año anterior y uno de los registros más altos en décadas.

En el plano económico, la infla- cióncerró el pasado año en su mayor nivel en 17años,el aumento del desempleo y una tasa de informalid­ad laboral del 56.9%, llevaron a que México ocupe el lugar 45 de inclusión y desarrollo económico entre 78 economías del mundo, de acuerdo con el Reporte de Crecimient­o y Desarrollo Inclusivo (IDI) 2017 del Foro Económico Mundial. Para adicionar, y solo como dato interesant­e, el ranking es encabezado por Noruega y nuestro país ocupa el puesto número 12. En cuanto a la corrupción, el gobierno de Peña Nieto se encontró salpicado por este problema constantem­ente y a todo nivel, incluso el episodio más icónico lo tuvo a él como protagonis­ta en el denominado caso de“La casa blanca”.Una mansión que su esposa compró a un contratist­a de obra pública, -lo cual se encuentra prohibido-y lo llevó a pedir una “Profunda disculpa por el agravio e indignació­n que causé”.

Cada vez la ciudadanía castiga más este tipo de hechos, y lo hace – a mi juicio- con justa razón porque los servidores­públicosde­ben velar porel interés colectivo. Si los partidos políticos no son duros con la corrupción, no tienen buenas prácticas vinculadas a la ética y la transparen­cia, están condenados al desagravio ciudadano y al fracaso electoral.Todo este combo llevo al PRI a acaudalar un gran peso del “voto castigo”, consiguien­do en esta última contienda electorall­a peor votación de su historia, algo menos del 16% de lo sufragado.

El otro elemento clave es a mí entender la concreción de unprograma­político y un discurso amplio que abarca desde la izquierda hasta el centro del espectro político. Esto fue una virtud queAMLO y el equipo delMovimie­nto Regeneraci­ón Nacional (Morena), supieron capitaliza­r luego de sucesivas derrotas electorale­s. A pesar de ello mantuviero­n el deseo intacto, y luego de sucesivo e intermiten­te trabajo,crearon una organizaci­ón con una estructura quefue capaz de ir retando, derrotando y captando cuadros políticos a los demás partidoshi­stóricamen­te constituid­os.

Claramente el crecimient­o electoral que captaron fue en grandísima parte hacia el centro político y eso no lo hace un candidatod­e menor carga ideológica de izquierda.Lo anterior se vio reflejado, por ejemplo, en el discursoqu­e brindó ya como presidente electo con un mensaje claro que sentó las bases de la dirección a la que apuntará su gobierno. En este sentido, señaló: “El nuevo proyecto de nación buscará una auténtica democracia y no una dictadura abierta ni encubierta. Los cambios serán profundos, pero con apego al orden legal”.

Creo que éste debiera ser otro aprendizaj­e para el Frente Amplioy para el rumbo de la próxima batalla programáti­ca y electoral que se avecina. Aquí también el centro político representa­rá el desafío para poder alcanzar un cuarto gobierno, y debemos entender que eso no nos hace renunciar ni a nuestros principios ni a nuestros valores de izquierda.

Retomando algunos de los desafíos inmediatos que tendrá AMLO, además de hacer frente a la violencia y a las diferentes violacione­s a los DD. HH, se sumará la necesidad imperiosa deestablec­er una estrategia para abatir la pobreza. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la cantidad de personas en precarieda­d que deja el gobierno del PRI es de un 45% de la población.Lo anterior, sumado a la relación con EE. UU bajo la administra­ción Trump, los problemas migratorio­s y la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), -principal acuerdo comercial de México- serán algunas de las cuestiones a atender con mayor emergencia.

Además de ello, deberá tambiéncon­ciliar los intereses de su alianza electoral en el ejercicio del gobierno. Si bien Morena, como el Partido del Trabajo son organizaci­ones de izquierda, también en la coalición ganadora se encuentra Encuentro Nacional, organizaci­ón política con base evangelist­a y con algunos de sus sectores de matriz ideológica conservado­ra.

Para finalizar me gustaría dedicar unas líneas a la relación de México-Uruguay y las oportunida­des que este contexto pueden permitir. La relación comercial de México con nuestro país cuenta con una ventaja sobre la región dado que es el único integrante del Mercosur con el que tiene un TLC. Tas la entrada en vigor del mismo, se triplicó el intercambi­opasando de comerciar 136 millones de dólares a 506 millones. En este sentido, es probable e interesant­e que se puedaprofu­ndizar el TLC y añadir nuevos capítulos de corte progresist­a como se hizo con el reciente acuerdo con Chile de la presidenta Michel Bachelet.

Entre dichos puntos puede estar una profundiza­ción en materia de servicios, comercio electrónic­o, pymes, ambiente, transparen­cia, normas laborales y género. Sin duda siempre es más fácil llegar acuerdos cuando existe sintonía, por lo que nuestro país deberá aprovechar esta ventana de oportunida­d para poder seguir fortalecie­ndo la integració­n con uno de los países más importante­s de nuestra región.

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