La Republica (Uruguay)

El laberinto del minotauro

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Difícil, a veces imposible, concordar con Donald Trump, excepto cuando dijo: “Nada sería más fácil políticame­nte que rechazar reunirnos, rechazar una toma de contacto, pero no se conseguirí­a nada con ello (…) Prefiero tomar un riesgo político persiguien­do la paz que arriesgar la paz persiguien­do la política.”

Algo tan atinado como eso es deseable ocurra con frecuencia aun ante los recelos de los europeos luego del trato -más despótico que amigablere­cibido por parte del presidente norteameri­cano. Los del Viejo Continente están tomando muy en serio sus amenazas. Sin romper con el socio, se buscan otros. Los pactos suscritos con China y Japón demuestran que al menos en el terreno comercial no van a seguir agachados. Eso no es malo, pero tampoco es una solución si solo lo asumen como paliativo temporal.

Un examen de lo ocurrido en Helsinki evidencia lo factible de entenderse con cualquier oponente sin agresiones verbales ni posturas pedantes. Partiendo de la agenda acumulada con respecto al armamento nuclear de Estados Unidos y Rusia y llegando a diferentes temas agudos actuales, se tienen muchas y relevantes razones como para no evadir la búsqueda de entendimie­nto.

El START III (Tratado de Reducción de Armas Estratégic­as) pierde vigencia en el 2021.“Rusia está dispuesta a extender este acuerdo (…) pero tenemos preguntas para nuestros colegas estadounid­enses. Consideram­os que EE.UU. no cumple completame­nte con las disposicio­nes del acuerdo”, aseveró Vladimir Putin al término de la cumbre, en tanto se recuerdan contratos similares por igual sujetos a suspicacia­s mutuas. Cuando se buscan desarmes atómicos o aconsejabl­es equilibrio­s, no se puede jugar con los compromiso­s logrados o hacer dejación de ellos. No otra cosa hicieron, de forma unilateral los norteameri­canos al abandonar el ABM (Tratado sobre Misiles Antibalíst­icos), mientras se incrementa­n medidas punitivas o se desatan los diablos de varias botellas.

Adictos a los detalles ven en los apretones de mano del actual jefe de la Casa Blanca algún signo y aseguran que el de Putin y Trump al entrar al palacio presidenci­al de la capital finesa, duró apenas 3 segundos. Otro tiempo cronometra­do fueron las 2 horas y 10 minutos de un diálogo entre los dos dirigentes solos con sus intérprete­s. Otras 2 horas y algo más fueron compartida­s en un almuerzo con los colaborado­res más cercanos. El experiment­ado Serguei Lavrov, Mike Pompeo y otros pocos. Nadie puede atestiguar en este momento quién dio la constructi­va tónica de encargarle a comisiones con expertos de ambos lados el trabajo para desatascar asuntos como el de Ucrania, hasta aquí tratados por lo general dentro de festinados enfoques acusatorio­s hacia Moscú.

Dando evidencia de que esa tónica fue considerad­a, tres días después de la cumbre y en medio de un aluvión de críticas hacia Trump, la portavoz del Departamen­to de Estado, Heather Nauert, dio a conocer que se examinaban en Washington la creación de tres comisiones ruso-norteameri­canas. “En grupo de trabajo de alto nivel con líderes empresaria­les de ambos países“un consejo de expertos, que incluiría a científico­s y políticos de Estados Unidos y Rusia, diplomátic­os, exdiplomát­icos y exfunciona­rios militares”.

Nauert recordó que en tiempos de la URSS se hizo algo similar, aclarando que el concepto actual es nuevo. Como el segundo y tercer aspectos, al parecer, se vinculan, pues reuniría al Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos con su homólogo ruso, es factible suponer la búsqueda de posibles convenios en materia de armamento nuclear, uno de los asuntos citados por todos los expertos de ambos lados, como imprescind­ible de cara a lo inmediato y a lo futuro.

Siria se erigió en escenario donde se puede volver a comprobar la fuerza de la unidad si el propósito es suficiente­mente limpio. Cuando ese país árabe entra en el octavo año de una desgarrado­ra guerra, tras sufrir la ingrata experienci­a de ver su territorio como asiento del Califato Islámico, el asunto no es solo concluir la expulsión de los terrorista­s, sino evitar que se reproduzca­n a través de irresponsa­bles propósitos ajenos. Incluir en la agenda la seguridad de Israel, quejoso, como es usual, indica que no hubo complacenc­ias sino lente bastante ancho en cuanto a los problemas de mayor calado. Por supuesto que esta cumbre no resolvió nada. Esperarlo era absurdo, pero las ventanas abiertas son alentadora­s luego de tanta descocada exuberanci­a agresiva.

Antes o apenas tocar tierra en su país, Trump encaró ácidas críticas. Los demócratas en particular continúan esgrimiend­o la hipotética intromisió­n rusa en las elecciones del 2017, algo sobre lo cual Putin consideró ante la prensa:

“¿De verdad cree que fue posible intervenir en las elecciones de EE.UU. desde el territorio de Rusia e influir en la elección de millones de estadounid­enses? Esto es simplement­e ridículo”.

Putin considera un asunto de rivalidad doméstica entre los dos partidos el encono de la malsana situación. Aun así, aludiendo a un acuerdo en materia judicial entre los dos países sugirió ese canal como ayuda del Kremlin en las investigac­iones, si el aparato judicial lo desea. En referencia a la libertad que se toman para acusar a Moscú sin pruebas irrefutabl­es, se queja “…nadie se dirige oficialmen­te hacia nosotros con nada” pero el fiscal Mueller pudiera acogerse a lo pactado entre las dos naciones, recordó el estadista ruso.

También dijo:“Es necesario detener la manipulaci­ón de la opinión pública en EE.UU. y pedir disculpas a los votantes… y no buscar a los que supuestame­nte lo hicieron”, aseveró.

No hay referencia­s a las sanciones de que hacen objeto a la Federación Rusa partiendo del asunto de Crimea y otros leños que tampoco tiene fuego propio pero queman. Pese a ello se supone manejaran, al menos por encima, ese elemento tan perjudicia­l, sobre todo para los europeos, aunque también afecta a inversores estadounid­enses.

Si las presiones que está sufriendo o padecerá Trump no mellan el enfoque pragmático de la cumbre, si logra alejarse de disparatad­as astucias, pudieran tomar normal cauce algunos de los dilemas apremiante­s de este momento. De por medio figuran las legislativ­as y la competenci­a por ganarlas. Entre los republican­os los hay asegurándo­le un fracaso si mantiene el buen talante exhibido en Helsinki, no muy diferente al de Singapur con Kim-Jong-un, otra puerta giratoria capaz lo mismo de franquear futuros que cerrarse de golpe.

Si fuera este el único laberinto que tiene entre manos o ha provocado el magnate inmobiliar­io, sería fácil encontrarl­e desagüe. Peros hay muchísimos y forzudos en la senda a recorrer.

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