El absurdo “grito” opositor a Mujica
LHay silencios que gritan. Gestos que provocan profundos hechos políticos.Algunos pretenden escabullirse y pasar desapercibidos, como sombras ocultas, pero su enorme trascendencia los pone en evidencia y deja traslucir grietas imposibles de cerrar.
El silencio con que ayer la oposición despidió a José Mujica del Senado, es uno de ellos. Porque con la honrosa excepción de Pablo Mieres, todos los demás senadores optaron por callar, o mejor dicho por “gritar” su ninguneo a una de las figuras políticas más importantes del país. Un hombre que –les guste o no les guste-, supo ganar el reconocimiento y el respeto de grandes líderes mundiales y es sinónimo de Uruguay en cualquier sitio al que se vaya.
Podrán no comulgar con sus ideas, rechazar su historia, cuestionar sus convicciones, criticar su gobierno o discutir su liderazgo, pero es imposible pretender ignorarlo, sin demostrar un mezquino y oscuro rechazo a uno de sus adversarios más encumbrados.
Nadie puede tapar el sol con un dedo sin dejar en evidencia su profundo desatino. Los senadores participaron ayer de una sesión en la que podían mostrar un valioso gesto republicano, y mandar un fuerte mensaje a la sociedad, como lo hicieron los más grandes hombres de la historia política de este país, sin importar su color político. Pero eligieron el pequeño camino de la mezquindad.
La historia dirá que por primera vez, un legislador (expresidente, exdiputado, exministro), dejó su banca en el Senado y se alejó anticipadamente de su labor parlamentaria, sin que la oposición le reconociera mérito alguno.Y dirá que ese solo gesto desnuda un sinfín de pequeños rencores y miserias que profundizan una marcada grieta que subyace en la sociedad.
Pudo ser una histórica sesión, de sincero abrazo republicano. Fue solo un absurdo ninguneo que nadie recordará. Una lástima.