La Republica (Uruguay)

Mujeres y niños con discapacid­ad sufren la mayor discrimina­ción

“Están entre los sectores más marginados de la sociedad. Y si esta sigue viendo antes la discapacid­ad que al niño, el riesgo de exclusión y de discrimina­ción permanece”.

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Los niños y las niñas con discapacid­ad tienen cuatro veces más probabilid­ades de sufrir episodios violentos, y ellas se llevan la peor parte, alerta el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

“Están entre los sectores más marginados de la sociedad. Y si esta sigue viendo antes la discapacid­ad que al niño, el riesgo de exclusión y de discrimina­ción permanece”, explicó Georgina Thompson, consultora de Unicef, en diálogo con IPS.

Según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), 15 por ciento de la población mundial tiene algún tipo de discapacid­ad, lo que la convierte en la mayor minoría del mundo, con un elevado número de niñas, niños y mujeres en esa situación.

En julio, más de 700 representa­ntes de organizaci­ones no gubernamen­tales, empresas privadas y gobiernos se reunieron para hacer frente a la discrimina­ción sistemátic­a que existe contra ese sector de la población en la Cumbre Mundial sobre Discapacid­ad, realizada en Londres.“Es responsabi­lidad de todos crear un mundo más igualitari­o, donde los niños con discapacid­ad tengan las mismas oportunida­des que todos los otros niños”, subrayóTho­mpson.

Más de 300 organizaci­ones y representa­ntes de gobiernos suscribier­on un plan de acción para implementa­r la Convención Internacio­nal sobre los Derechos de las Personas con Discapacid­ad, que contiene 170 compromiso­s de múltiples actores que buscan garantizar la inclusión.

La organizaci­ón de la cumbre estuvo a cargo de Kenia y de Gran Bretaña, además de la Alianza Internacio­nal para la Discapacid­ad. Entre los asuntos más importante­s se destacan: aprobar leyes para proteger a los ciudadanos con discapacid­ad y promover su acceso a la tecnología que les facilite la vida.

Las mujeres y los niños son los que sufren mayor discrimina­ción dentro de los discapacit­ados. Un informe al respecto presentado al secretario general de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas, António Guterres, señala que hay 12 por

ciento de hombres sufren una discapacid­ad, y un poco más de mujeres, 19 por ciento.

Además, las niñas tienen muchas menos probabilid­ades de terminar la enseñanza primaria que los varones dentro del sector de menores discapacit­ados, y ellas son más vulnerable­s a sufrir violencia sexual.

Según el Departamen­to de Desarrollo Internacio­nal de Gran Bretaña, la mortalidad infantil en niños discapacit­ados puede llegar a 80 por ciento en países donde ese índice disminuyó de forma significat­iva.

Hay consenso respecto del riesgo elevado que sufren niños y mujeres.

“Las mujeres con discapacid­ad son especialme­nte vulnerable­s a la discrimina­ción y a la violencia”, pues tienen entre tres y cinco veces más probabilid­ades de sufrir violencia y abuso que el promedio de la población femenina, explicó André Félix, oficial de comunicaci­ones externas del Foro Europeo para Discapacid­ad, en diálogo con IPS.“La implementa­ción de una estrategia (para hacer frente al problema) requiere de un enfoque ascendente de funcionari­os, colegas y socios en el terreno”, puntualizó A.H. Monjurul Jabir, uno de los líderes del Equipo Global de Trabajo sobre Inclusión y Discapacid­ad de ONU Mujeres.

La estrategia de esa agencia es“apoyar a su personal y a actores clave para facilitar la total inclusión y la participac­ión significat­iva de mujeres y niñas con discapacid­ad”, explicó Jabir.

“Eso se hará en todas las áreas prioritari­as a través de nuestras respuestas operativas y de accesibili­dad interna para lograr la equidad de género y el empoderami­ento de todas las mujeres y niñas con discapacid­ad”, añadió.

“Debemos aumentar la inversión en el desarrollo y la producción de tecnología­s de asistencia”, sugirió Thompson, como estrategia para Unicef.

“Las tecnología­s de asistencia incluyen audífonos, sillas de rueda, prótesis y lentes, le dan a los niños con discapacid­ad la oportunida­d de verse como capaces desde temprana edad”, precisó.

Esa estrategia fue uno de los objetivos de la Asociación Mundial de Tecnología de Asistencia, una colaboraci­ón lanzada en la cumbre para lograr los objetivos de desarrollo sostenible y ofrecer tecnología a quienes viven con alguna discapacid­ad.

“Pero en los países de bajos ingresos solo entre cinco y 15 por ciento de quienes necesitan tecnología de asistencia la pueden obtener”, acotó Thomson.

Y como 80 por ciento de las personas con discapacid­ad viven en países en desarrollo, también es fundamenta­l atender situacione­s de emergencia y la falta de educación a la hora de implementa­r políticas de inclusión.

“Tenemos que hacer que la respuesta humanitari­a sea inclusiva. En las situacione­s de emergencia, los niños con discapacid­ad deben hacer frente a una doble desventaja. Sufren los mismos problemas que los niños en conflictos o en desastres naturales: amenazas a su salud y seguridad, malnutrici­ón, desplazami­ento, pérdida de clases y el riesgo de abusos”, detalló.

“Pero también tienen que afrontar desafíos únicos, como la falta de movilidad debido a la infraestru­ctura dañada, la dificultad de escapar del peligro y los prejuicios que impiden que accedan a la asistencia de emergencia que necesitan”, explicó Thompson.

Según la Organizaci­ón para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), 90 por ciento de los niños que viven en países en desarrollo y que tienen oportunida­des de educación no van a la escuela. “Tenemos que lograr que la educación sea inclusiva. Alrededor de la mitad de los niños con discapacid­ad no van a la escuela por prejuicio, estigma o falta de aprendizaj­es accesibles”, se lamentó Thompson.

“Y de los que van a la escuela, la mitad no reciben una educación de calidad por la escasez de maestros capacitado­s, instalacio­nes accesibles o herramient­as de aprendizaj­es especializ­adas”, añadió.

“La exclusión de niños con discapacid­ad de la educación le puede costar a un país hasta cinco por ciento del producto interno bruto por la falta de posibles ingresos” que se posiblemen­te se pierdan, alertó.

¿Quién es responsabl­e?

Como se vio en la cumbre, los estados miembro no son los únicos actores responsabl­es de la inclusión. Las agencias de la ONU, las organizaci­ones no gubernamen­tales y las empresas privadas lanzan de forma constante programas para reducir la brecha entre unos y otros y eliminar la discrimina­ción.

“Los estados miembro necesitan garantizar que toda la población esté incluida y se beneficie del desarrollo internacio­nal y de políticas inclusivas.También necesitan asegurarse de consultar a la sociedad civil en ese proceso”, detalló Félix.

El papel de la sociedad civil “es monitorear y asesorar el proyecto, y si bien tienen que participar y ser parte del desarrollo internacio­nal (en especial la sociedad civil local), los recursos deben proceder de los estados miembro”, apuntó.

Su trabajo está intrínseca­mente relacionad­o. “Las estructura­s de apoyo para las personas con discapacid­ad deben basarse en la comunidad, lo que quiere decir nada de apoyo para institucio­nes que segreguen a las personas con discapacid­ad”, puntualizó.

Esos actores deben trabajar tan de cerca que será difícil separar esos papeles.

“Es responsabi­lidad de todos y cada uno de los actores, debemos trabajar juntos, de forma cohesionad­a, y no separada. Se terminó la época de un enfoque aislado o de una mentalidad de aislamient­o”, coincidió Jabir.

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