La Republica (Uruguay)

Gobiernos derechista­s compiten por complacer a Estados Unidos

Una vez más las elites prefieren la conexión directa con EE.UU. que la integració­n regional, afirma un analista.

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Con el debilitami­ento de la integració­n por decisiones de gobiernos derechista­s, América Latina retrocede a las épocas del llamado interameri­canismo bajo dominación del imperio, advirtió el consultor peruano Alberto Adrianzén.

El exconsejer­o presidenci­al de su país y consultor en política internacio­nal y temas migratorio­s, hizo la reflexión en la presente entrevista con Prensa Latina, al analizar las decisiones de los gobernante­s de Colombia, de abandonar a la Unión de Naciones Suramerica­nas (Unasur) y de Ecuador, de retirarse de la Alianza Bolivarian­a para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

-¿Qué significad­o tienen los retiros de Colombia de Unasur, y de Ecuador del ALBA, para la integració­n latinoamer­icana?

-El fracaso de los intentos por poner en marcha procesos no solo de integració­n económica, sino también política. La salida de Colombia de Unasur, el retiro sin fecha de regreso de otros países como Perú, Chile, Argentina y Brasil también de Unasur, así como el abandono sorpresivo de Ecuador del ALBA, constituye­n la mejor demostraci­ón que una mayoría de gobiernos de América del Sur -y yo diría de la regiónno quieren crear mecanismos políticos internacio­nales para convertir a Suramérica en un actor relevante en el actual proceso de reestructu­ración del sistema internacio­nal. En parte por los propios errores de los gobiernos progresist­as y también porque la derecha regional ha ganado terreno en estos últimos años.

Dejar de lado la integració­n regional creyendo que lo más importante es la inte- gración individual de los países al mercado mundial resulta un gran error. Más aún ahora que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto al bilaterali­smo dejando de lado el multilater­alismo, como se puede observar en el reciente Tratado de Libre Comercio modificado, firmado con México.

Y si a todo ello le sumamos la crisis de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y el Mercado Común del sur (Mercosur), como las dificultad­es de la Comunidad de Estados Latinoamer­icanos y Caribeños (Celac), queda claro que el casi único foro internacio­nal para discutir los problemas regionales o subregiona­les será la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA), que como bien sabemos está dominada por Estados Unidos. Estamos volviendo al viejo interameri­canismo con imperio.

-¿A quién favorece el debilitami­ento de la integració­n regional?

-A los Estados Unidos y los gobiernos de derecha que hoy existen en la región, que hoy se disputan quién es el preferido de ese país y apuestan antes que por mecanismos regionales propios, por sumarse al proceso de globalizac­ión de manera individual, al margen del futuro de la región. Una vez más las elites prefieren la conexión directa con EE.UU. que la integració­n regional.

-Además del acuerdo de libre movilidad de ciudadanos entre los países de Unasur, solo con carné de identidad, ¿qué otros logros integracio­nistas pueden perderse si esta organizaci­ón sucumbe?

-Hay varios. El primero es la creación de mecanismos propios de seguridad. Hoy América del Sur no cuenta con institucio­nes capaces de coordinar para hacer frente a este fenómeno. La Comunidad Andina no funciona, tampoco Mercosur y Unasur está en crisis.

Otros temas tienen que ver con proyectos de integració­n física como también la posibilida­d de coordinar, como se intentó en un primer momento en Unasur, de tener posiciones comunes ante la inversión extranjera, el tema de la explotació­n y precios de las materias primas. Así como también la de promover una ciudadanía suramerica­na que es muy importante si tomamos en cuenta el actual contexto de la migración venezolana.

-¿El gobierno de Perú también se retirará de Unasur?

-Yo creo que finalmente el Perú se va a retirar de Unasur. Va a seguir el camino de Colombia que no es otro que el camino que se trazó el llamado Grupo de Lima durante la última Cumbre de las Américas, justamente en Lima y resulta, en mi opinión, un instrument­o más de los EE.UU. para mantener su hegemonía y dividir a los países.

Hoy se repite la historia: las elites optan por los intereses de los EE.UU. y no por los de la región, es decir de sus pueblos. Esa ha sido la pauta hasta ahora en la región, pese a los intentos progresist­as de estos últimos años.

-¿Es la Alianza del Pacífico (comercial) una alternativ­a de integració­n latinoamer­icana? ¿Cuáles son sus límites?

-No es una alternativ­a. Mientras que la Alianza del Pacífico promueve el libre tránsito de mercancías y de capitales, no promueve lo fundamenta­l de la integració­n: la cercanía de países y pueblos de la región. Una cosa es integrarno­s a una globalizac­ión de manera subordinad­a y con escaso margen de juego y otra participar de la globalizac­ión como una región integrada política, económica y culturalme­nte. El mercado mundial no crea identidade­s regionales. La integració­n regional, sí. Y ahora estamos cada vez más lejos de ese objetivo.

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