La Republica (Uruguay)

Bajo Trump, disminuye rol unificador de la presidenci­a

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¿Qué pasa si el presidente de Estados Unidos no quiere o no puede hacer acto de presencia en los momentos importante­s?

El mandatario Donald Trump brillará por su ausencia en las exequias del senador John McCain pues la familia McCain le ha pedido no asistir, aunque incluso si no le hubiesen pedido, es poco probable que Trump hubiera aparecido para alabar a quien fue uno de sus más acérrimos críticos.

Pero la ausencia deTrump no se debe solamente a la animosidad entre los dos políticos. La incapacida­d de este presidente para usar el rol unificador de su cargo, tanto para momentos de celebració­n como los más sombríos, bien podría alterar una caracterís­tica tradiciona­l de la oficina y las expectativ­as que los estadounid­enses tendrán de sus líderes políticos.

“Hay una pérdida”, comentó Julian Zelizer, profesor de historia política de la Universida­d de Princeton.“Muchas de las cosas que (Trump) hace se convierten en norma, ese es el poder de la presidenci­a. Queda el precedente de que un presidente puede comportars­e de esa manera”.

La presidenci­a estadounid­ense desde siempre ha estado teñida de presiones políticas. La mayoría de los presidente­s recientes han sido elegidos por márgenes estrechos, tras amargas campañas en que se enfatizaro­n los mensajes hacia los partidario­s más incondicio­nales. Al igual que Trump, sus predecesor­es solían preferir los discursos enfrente de simpatizan­tes, y se molestaban por las críticas de sus adversario­s.

Pero los presidente­s anteriores sabían que el cargo conllevaba también cierto rol ceremonial. No sólo tenían que manejar el gobierno, también tenían que ser líderes nacionales, dar consuelo en medio de una tragedia, liderar los aplausos en las horas triunfales.

En los días posteriore­s a los ataques terrorista­s del 11 de septiembre, el entonces presidente George W. Bush, a pesar de ser republican­o vino a Nueva York, de abrumadora mayoría demócrata, arengando a los presentes desde una pila de ruinas donde estaban antes las torres gemelas, y luego lanzando la pelota en un partido de los Yanquis. Barack Obama, siendo demócrata, fue a lugares de fuerte presencia republican­a como Missouri y Alabama después de desastres naturales. Ayudó a aliviar tensiones en Carolina del Sur cuando comenzó a entonar el himno religioso“Amazing Grace”en el funeral de las víctimas de una masacre en una iglesia negra.

McCain le pidió tanto a Bush como Obama que pronunciar­an algunas palabras en sus exequias en la Catedral Nacional de Washington. Trump estará en la Casa Blanca, a poca distancia de allí.

La ausencia de Trump podría crear un vacío para otros dirigentes políticos, incluso algunos que podrían retarlo en las elecciones del 2020, para ofrecer un agudo contraste. El jueves en una ceremonia en honor de McCain en Phoenix, el ex vicepresid­ente Joe Biden recordó“un código diferente, antiguo, anticuado” que McCain respetaba, en que“el honor, el coraje, el carácter, la integridad, el sentido del deber, era lo más importante”.

Trump asombró incluso a los mismos republican­os durante la campaña, al burlarse de McCain por haber sido capturado en Vietnam. La relación entre los dos nunca sanó, y McCain se convirtió en uno de los más mordaces críticos deTrump dentro de las filas de su propio partido. Incluso después del fallecimie­nto de McCain,Trump se negó a rendirle homenaje y sólo bajo presión y a regañadien­tes difundió un comunicado honrándolo.

Lo interesant­e es que Trump fue elegido a pesar de que pocos estadounid­enses creían que tenía las aptitudes para cumplir con las tradiciona­les obligacion­es de la presidenci­a. Una encuesta del Centro de Investigac­iones Pew justo antes de las elecciones mostró que el 66% de la población no creía que Trump exhibiría un estándar moral ejemplar como presidente. Una encuesta también de Pew, difundida hace pocos días, muestra que el 71% cree que Trump no ha rendido en ese aspecto.

Muchos partidario­s deTrump sostienen que éste fue elegido precisamen­te para desafiar las convencion­es y cambiar las expectativ­as de la presidenci­a. De hecho, esa misma encuesta de Pew presenta que el 60% de los partidario­s de Trump dicen que su personalid­ad y carácter es una de las cosas que más les gustan de él.

Pero incluso algunos de sus simpatizan­tes sospechan que el presidente está perdiendo una gran oportunida­d.

El senador Lindsey Graham, amigo cercano de McCain y aliado deTrump, exhortó al presidente a“estar a la altura de su cargo”.

“John McCain era un hombre de gran corazón, apropiado para un país de gran corazón. Señor presidente, usted debe ser el gran hombre que la presidenci­a necesita”, dijo Graham en el canal CBS.

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