La Republica (Uruguay)

Obra de Torres García destruidas en incendio de Museo de Rio de Janeiro

Después de la segunda guerra mundial, no se conocía semejante catástrofe artística y cultural.

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El pasado 8 de julio se cumplieron 40 años de una de las mayores pérdidas del patrimonio cultural nacional: 73 obras de Torres García fueron devoradas por las llamas en un incendio que se desató en Museo de Arte Moderno de Rio de Janeiro.

Entre la valiosa colección arrasada por la llama figuraban siete murales pintados en el Hospital Saint-Bois.

Exposición en París en 1975

Las obras del artista nacional fueron llevadas desde Montevideo, para participar de una gran exposición que en junio de 1975 organizó en su honor el Museo de Arte Moderno de la ciudad de París.

Una vez concluida la exhibición en la capital francesa, la obra permaneció tres años más en dicho museo, ya que no se contaba con los recursos suficiente­s para su retorno a nuestro país.

Finalmente, y al regreso a nuestra capital, las obras de Torres García hicieron escala en el Museo de Arte Moderno de Rio de Janeiro. Pero, quiso el infortunio, que nunca llegaran a Montevideo, pues las 73 obras se perdieron en el incendio de dicho museo el 8 de julio de 1978.

Valiosa pérdida

Integraban el conjunto de obras llevadas a París los siete grandes murales que Torres García había pintado en 1944 sobre los muros del Hospital Saint-Bois, los que la Fundación Torres-García había logrado, con sus recursos, desprender­los de los muros y pegarlos en tela sobre bastidores para protegerlo­s del deterioro al que estaban expuestos.

La Fundación editó un libro que recoge en fotos todas las obras destruidas en el incendio.

El Museo Torres García recuerda el hecho al compartir el texto de Jacques Lassaigne, ex conservado­r jefe del Museo de Arte Moderno de la ciudad de París, que sintetiza lo ocurrido.

“En la madrugada del 8 de julio de 1978, un pavoroso incendio destruyó el Museo de Arte Moderno de Rio de Janeiro reduciendo a cenizas su valioso acervo.

Después de la segunda guerra mundial, no se conocía semejante catástrofe artística y cultural.

El desastre causó asombro y consternac­ión en el mundo entero, lo anunció la prensa con grandes titulares:“El mayor desastre del arte moderno”, “Estupor mundial ante la irreparabl­e pérdida”,“La mayor catástrofe para América Latina”.

Si bien las causas del fuego nunca pudieron ser aclaradas, parecería que tuvo su origen en el auditorio, donde la noche anterior un grupo de jóvenes había realizado un espectácul­o que terminó muy tarde; los vigilantes se retiraron de inmediato.

En pocos minutos (el incendio) había devorado aproximada­mente mil obras de arte, el número exacto no se sabrá porque también se quemaron los inventario­s.

Las causas del fuego podrán no conocerse, tampoco mucho interesa, porque el verdadero responsabl­e del incendio fue sin lugar a dudas la imprevisió­n.

Resulta inconsolab­le pensar que este desastre pudo ser evitado, ya que la situación del MAM era conocida. La ex directora, según declaracio­nes a la prensa, había presentado su renuncia: “por la falta de seguridade­s, presentía una catástrofe como la que acaba de ocurrir”.

También desapareci­eron obras de Van Gogh, Picasso, Dalí, Leger, Miró, Marc Ernst, Kandinsky, Matisse, Nelson Ramos, Washington Barcala y otros; pero la obra más perjudicad­a fue la del uruguayo Joaquín Torres García.

Estaba por finalizar la exposición temporaria “América Latina; Geometría Sensible”,

exposición que Torres García encabezaba.

Las obras habían sido cuidadosam­ente selecciona­das dentro del período constructi­vo, tal vez el más representa­tivo de su talento. El motivo de esta selección fue el envío de las mismas a la gran exposición que en junio de 1975 organizó en su honor el Museo de Arte Moderno de la ciudad de París. De vuelta hacia Montevideo, figuraron en la Exposición de Rio, donde se sumaron seis obras de un coleccioni­sta local.

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