La última gran batalla de Siria
Damasco y Moscú bombardean un reducto donde se agrupan tres millones de civiles y 30.000 rebeldes.
Otra vez un tuit de Donald Trump ha desatado la tensión global. El presidente de Estados Unidos advirtió en la madrugada del martes a Rusia e Irán de que no cometan el “grave error humanitario” de participar en un “descabellado ataque” del régimen a la provincia de Idlib, el último reducto de la oposición en Siria.“Cientos de miles de personas pueden morir. ¡No dejéis que eso suceda!”, enfatizó. El mensaje de la Casa Blanca cayó en saco roto en el Kremlin, que apoya la ofensiva general contra “el nido de terroristas” en que se ha convertido, según un portavoz de la Presidencia rusa, el bastión rebelde. Cuando los buques de guerra rusos atravesaron a finales de agosto el estrecho del Bósforo con destino al Mediterráneo Oriental, los estambulíes más veteranos evoca- ron escenas que parecían olvidadas tres décadas atrás, en los estertores de la Guerra Fría. Una flota integrada por 26 navíos equipados con misiles y dos submarinos participan esta semana junto con una treintena de aviones en las mayores maniobras frente a las costas sirias desde el inicio de la implicación directa de las fuerzas de Moscú en el conflicto del país árabe, hace ahora tres años. El destructor estadounidense Ross, armado con misiles de crucero Tomahawk, navega también por aguas levantinas. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, ONG que cuenta con una red de información sobre el terreno, confirmó al mediodía de ayer que los bombardeos aéreos sobre Idlib, interrumpidos desde el 15 de agosto, se habían reanudado. Después de haber concentrado tropas y armamento en las últimas semanas, el Gobierno de Damasco ha asegurado que pondrá en marcha una“ofensiva programada en varias fases” contra la provincia rebelde, fronteriza con Turquía en el noroeste del país. El Ejército leal al presidente Bachar el Asad y sus aliados no solo hacen frente a las advertencias de la Casa Blanca. Las tropas turcas ocupan gran parte del norte de Siria y han destacado puestos de observación en torno al feudo de la oposición. Ankara reforzó ayer sus defensas con carros de combate y envió vehículos de transporte de tropas para sellar la frontera. Naciones Unidas ha alertado de que hasta 800.000 refugiados sirios pueden huir en masa hacia Turquía si se generalizan los combates en Idlib. Más de tres millones de sirios se han exiliado en territorio turco desde 2011.
El jefe del Estado Mayor conjunto de las Fuerzas Armadas de EE UU, general Joseph Dunford, secundó ayer la advertencia de Trump. El jefe militar del Pentágono rechaza la ofensiva militar general sobre la provincia de Idlib, donde se han atrincherado cerca de tres millones de civiles —la mitad de ellos desplazados desde antiguos bastiones de la oposición— junto a unos 30.000 insurgentes, de los que una tercera parte son considerados yihadistas afiliados a Al Qaeda. Hayat Tahrir al Islam, heredera del Frente al Nusra, es la milicia hegemónica. Otros grupos insurrectos, como el Frente de Liberación Nacional, están apadrinados por Ankara.