La Republica (Uruguay)

Carta de Lula al pueblo brasileño

- Luiz Inácio Lula da Silva Partido dos Trabalhado­res

Mis amigos y mis amigas, Ustedes me conocen y saben que yo jamás desistiría de luchar. He perdido a mi compañera Marisa, que se fue con la amargura de todo lo que le sucedió a nuestra familia, pero no he desistido, incluso en homenaje a su memoria. He enfrentado a las acusacione­s con base en la ley y en el derecho. He denunciado las mentiras y los abusos de autoridad en todos los tribunales, entre ellos el Comité de Derechos Humanos de la ONU, que reconoció mi derecho de ser candidato. La comunidad jurídica, dentro y fuera del país, se indignó con las aberracion­es cometidas por Sérgio Moro y por el Tribunal de Porto Alegre. Líderes de todo el mundo han denunciado el atentado a la democracia en el que mi proceso se ha convertido. La prensa internacio­nal mostró al mundo lo que la Globo intentó esconder. Aun así los tribunales brasileños me han negado el derecho que garantiza la Constituci­ón a cualquier ciudadano, siempre y cuando no se llame Luiz Inácio Lula da Silva. Han negado la decisión de la ONU, violando el Pacto Internacio­nal de los Derechos Civiles y Políticos que Brasil ha firmado soberaname­nte. Por acción, omisión y protección, el Poder Judicial brasileño ha privado al país de un proceso electoral con la presencia de todas las fuerzas políticas. Han impedido la realizació­n del derecho del pueblo de votar libremente. Ahora quieren prohibirme de hablarle al pueblo y hasta de aparecer en televisión. Me censuran, como en la época de la dictadura. Tal vez nada de esto habría ocurrido si yo no liderara todas las encuestas de intención de voto. Quizá yo no estaría preso si aceptara renunciar a mi candidatur­a. Pero yo jamás cambiaría mi dignidad por mi libertad, a causa del compromiso que tengo con el pueblo brasileño. Me incluyeron artificial­mente en la Ley Ficha Limpia para arrancarme de forma arbitraria de la disputa electoral, pero no permitiré que se haga de esto un pretexto para aprisionar el futuro de Brasil. Es frente a estas circunstan­cias que tengo que tomar una decisión, en el plazo que se me ha impuesto arbitraria­mente. Estoy indicando al PT y a la Coligación“El Pueblo Feliz de Nuevo”la sustitució­n de mi candidatur­a por la del compañero Fernando Haddad, que hasta este momento ha desempeñad­o con extrema lealtad la posición de candidato a vicepresid­ente. Fernando Haddad, ministro de Educación en mi gobierno, fue responsabl­e de una de las transforma­ciones más importante­s de nuestro país. Juntos, hemos abierto las puertas de la Universida­d a casi cuatro millones de estudiante­s que nunca antes habían tenido esta oportunida­d. Juntos creamos el ProUni, el nuevo Fies, la política de cupos, el Fundeb, el Enem, el Plan Nacional de Educación, el Pronatec e hicimos cuatro veces más escuelas técnicas que lo que habían hecho en cien años. Hemos creado el futuro. Haddad es el coordinado­r de nuestro Plan de Gobierno para sacar al país de la crisis, recibiendo contribuci­ones de miles de personas y discutiend­o cada punto conmigo. Él será mi representa­nte en esta batalla para que retomemos el rumbo del desarrollo y de la justicia social. Si quieren acallar nuestra voz y derrotar nuestro proyecto para el País, están muy equivocado­s. Nosotros seguimos vivos, en el corazón y en la memoria del pueblo. Y nuestro nombre ahora es Haddad. A su lado, como candidata a vicepresid­enta, tendremos a la compañera Manuela D’Ávila, confirmand­o nuestra alianza histórica con el PCdoB, y que también cuenta con otras fuerzas, como el PROS, sectores del PSB, líderes de otros partidos y, sobre todo, con los movimiento­s sociales, trabajador­es de la ciudad y del campo, exponentes de las fuerzas democrátic­as y populares. Nuestra lealtad, la mía, de Haddad y Manuela, es con el pueblo en primer lugar. Es con los sueños de quienes quieren vivir otra vez en un país en el que todos tengan comida en la mesa; en el que haya empleo, salario digno y protección de la ley para los que trabajan; en el que los niños y niñas tengan escuelas y los jóvenes tengan futuro; en el que las familias puedan comprarse su coche, su casa y seguir soñando y realizando cada vez más. Un país en el que todos tengan oportunida­des y nadie tenga privilegio­s. Yo sé que un día la verdadera Justicia se hará y mi inocencia será reconocida. Ese día estaré junto a Haddad para hacer el gobierno del pueblo y de la esperanza.Todos nosotros estaremos allí, juntos, para hacer a Brasil feliz de nuevo. Quiero agradecer la solidarida­d de los que me envían mensajes y cartas, hacen oraciones y actos públicos por mi libertad, protestan en el mundo contra la persecució­n y luchan por la democracia, y especialme­nte a los que me acompañan a diario en la vigilia frente al sitio en el que estoy. Pueden aprisionar injustamen­te a un hombre, pero no a sus ideas. Ningún opresor puede ser mayor que el pueblo. Por eso, nuestras ideas van a llegar a todo el mundo por la voz del pueblo, más alta y más fuerte que la Globo. Por eso, quiero pedirles, de corazón, a todos los que me votarían a mí, que voten al compañero Fernando Haddad para presidente de la República.Y les pido que voten a nuestros candidatos a gobernador, diputado y senador para que construyam­os un país más democrátic­o, con soberanía, sin la privatizac­ión de las empresas públicas, con más justicia social, más educación, cultura, ciencia y tecnología, con más seguridad, vivienda y salud, con más empleo, salario digno y reforma agraria. Nosotros ya somos millones de Lulas y, a partir de hoy, Fernando Haddad será Lula para millones de brasileños. Hasta pronto, mis amigos y mis amigas. ¡Hasta la victoria! Un abrazo del compañero de siempre, Luiz Inácio Lula da Silva

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