La Republica (Uruguay)

El Uruguay de lo/as niño/as

- Camilo Álvarez López

Cada niño/a que nace, es parte de nuestro proyecto de país posible. Pero no son solo el futuro. El ser humano aprende mucho, demasiado por imitación y naturaliza los comportami­entos que son recurrente­s, cotidianos en su entorno. Por eso, desde el mundo adulto, hoy y ahora tenemos tremenda responsabi­lidad en los espacios de convivenci­a que creamos y construimo­s. Más aún, si queremos que esos espacios estén atravesado­s por el amor como emoción fundamenta­l, con el eje en la colaboraci­ón, que permite y reconoce al otro, o si generamos y creamos espacios donde el eje es la competenci­a y la anulación del otro.

Esto es además una posibilida­d cotidiana, cada día tenemos la posibilida­d (y responsabi­lidad) de habilitar y promover espacios de colaboraci­ón y reconocimi­ento, o reproducir espacios de competenci­a y anulación.

Ahora bien, en Uruguay lo/as niño/as y adolescent­es son 887.592, por lo que la población entre 0 y 17 años es el 25,4%.

El porcentaje de niño/as y adolescent­es bajo la línea de pobreza en el año 2006 era de 50,4%, un dato imperdonab­le para cualquier sociedad que pretenda construir un proyecto de nación. Hoy esa cifra representa el 15,2%, lo que muestra que aún nos falta pero también que la dirección en la que se ha trabajado es la correcta. De todas formas, y por más reconocimi­ento internacio­nal que nos hagan, en este tema no puede haber conformism­o más que la erradicaci­ón de la pobreza.

Si reducimos aún más el tramo de edad, vemos que entre lo/as niños de 0 a 3 años, el 18,1% está bajo la línea de pobreza.

De lo/as niño/as y adolescent­es pobres, el 54% reside en Montevideo, básicament­e en los municipios de la periferia de la ciudad (A, D, F).

Es claro que se viene realizando un esfuerzo importante a nivel país desde hace 12 años en el combate a la pobreza. Algunos se confunden cuando plantean como contradict­orio esto y quieren suplantar el combate a la pobreza por el combate a la riqueza. Sobre esto, al pasar decir que históricam­ente en la humanidad, quienes generan la riqueza son los trabajador­es, el problema ha sido y es la acumulació­n, usurpación y concentrac­ión de esta riqueza en pocas manos, bajo diversos tipos de explotació­n.

Para cualquiera, la importanci­a de atender la infancia y la adolescenc­ia es un tema central. Esto implica generar las condicione­s sociales, culturales y materiales para que todas esas vidas que comienzan encuentren la posibilida­d y oportunida­d de desarrolla­rse con dignidad y felicidad.

Decía el “Ñato” que ante la situación demográfic­a de Uruguay, debíamos hacer caravanas que acompañen cada nacimiento, a puro bocinazo por calles y avenidas. Debería ser motivo de festejo.

No es viable nuestra sociedad, nuestro proyecto de nación mientras tengamos un solo niño en la pobreza, caminando descalzo. Por más aumento de venta de 0 km que tengamos.

Ya vimos donde desembocan los proyectos restaurado­res de las derechas latinoamer­icanas, sean de corte “outsiders” o de partidos tradiciona­les. Basta mirar Argentina, Brasil para muestra.

Hace unos días, la dirección del INAU estuvo en el Parlamento por el tema Rendición de Cuentas. Luego de eso, pude escuchar a Fernando Rodríguez comentar un dato que considero crucial para una realidad que se modificó en estos años y tal vez hoy, sino se menciona no la vemos.

Me refiero a la cantidad de niño/as en calle. Una realidad tremenda a la que estábamos acostumbra­dos a ver hace unos años. Para quienes lo veíamos, en ese mismo momento sentíamos como nos destruíamo­s. Ver esos gurises era lapidante. Basta hacer memoria, recordarlo­s en las esquinas pidiendo monedas y durmiendo, solos o en grupos.

Fernando nos dice que en los años 90, auge del neoliberal­ismo aplicado como receta de blancos y colorados, había 4.300 niño/as en situación calle, a principios de los años 2000 esa cifra estaba en los 3.200 niño/as en situación calle. Y mencionaba que en lo que va de este año se encontraro­n 19 niño/as en esa situación. Y todos ellos con referentes adultos. En todos los casos, en los 19 se intervino dando soluciones particular­izadas, dependiend­o de la situación.

En esto, es fundamenta­l mencionar que esta batalla que ha venido dando el país en este tema, es una batalla que se da en dos tiempos consecutiv­os, en el presente evitando que se dé, y en el futuro otorgando a la sociedad la posibilida­d de que lo/as niño/ as sean parte, con oportunida­des, apoyos y esperanza del país que se viene.

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