La Republica (Uruguay)

Brasil: el voto evangélico cobra protagonis­mo en la elección

Bolsonaro y Alckmin se declaran católicos, de cuño conservado­r, mientras que Silva es la única evangélica.

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En un panorama permeado por la incertidum­bre, una certeza emerge en la carrera por la presidenci­a de Brasil: el voto evangélico tendrá un fuerte impacto en la elección del próximo mandatario.

En las últimas semanas, algunos de los principale­s candidatos al palacio del Planalto salieron a cortejar al electorado religioso.

Antes de ser apuñalado, el militar nostálgico de la dictadura, Jair Bolsonaro, subió al púlpito de una iglesia evangélica en Río de Janeiro y entre lágrimas recibió la oración; el exgobernad­or de São Paulo, Geraldo Alckmin, fue invitado especial de un encuentro de pastores paulistas con representa­ción internacio­nal; y en Belo Horizonte la ecologista Marina Silva prometió a evangélico­s mineros que si resulta electa cualquier cambio en la legislació­n del aborto será decidido en un plebiscito.

Bolsonaro y Alckmin se declaran católicos, de cuño conservado­r, mientras que Silva es la única evangélica entre los principale­s candidatos. No obstante, para ellos y los otros diez presidenci­ales por igual, el intento de estrechar vínculos con las iglesias es estratégic­o.

Aunque la campaña de Bolsonaro quedó circunscri­pta a las redes sociales tras el ataque del jueves pasado, que posiblemen­te puso fin anticipado a sus actividade­s públicas proselitis­tas, el diputado de ultraderec­ha se consolida en la cima de las preferenci­as. Según la última encuesta de la consultora privada Ibope publicada el martes, Bolsonaro tiene un 26% de intención de voto y lo siguen Silva; Alckmin; Ciro Gomes y Fernando Haddad, el candidato bendecido por expresiden­te Luiz Inacio Lula da Silva, los cuatro en un virtual empate técnico, con entre un 11 y 8%.

En Brasil, donde la tradición religiosa es muy fuerte, los evangélico­s representa­ban unos 42 millones de personas en 2010, cuando el Instituto Brasileño de Geografía y Estadístic­a realizó el último censo. De acuerdo con proyeccion­es de la consultora privada Ibope de este año, la población evangélica adulta habilitada para votar ronda los 40 millones --casi un tercio del total del electorado--. En una disputa electoral de final abierto como la del próximo 7 de octubre, esta porción de votos podría inclinar la balanza.

Según dijo el politólogo y especialis­ta en marketing político Antonio Lavareda a The Associated Press, el voto evangélico cobrará un protagonis­mo inédito debido a la reglamenta­ción electoral que, por primera vez en una campaña presidenci­al, luego de que fuera revelada la trama del escándalo de corrupción del Lava Jato, prohíbe donaciones de empresas a los candidatos para hacer campaña.

“Ante la escasez de recursos, todos los partidos necesitan del apoyo de corporacio­nes para garantizar votos, y el caso de las iglesias evangélica­s es especial”, asegura Lavareda.

Si bien el evangelism­o tiene menos fieles que el catolicism­o en Brasil, considerad­o el país con más católicos en el mundo con 123 millones según el censo propios y fortalecié­ndose en el Congreso hasta llegar a lo que hoy se conoce como “bancada evangélica”, con 87 diputados y tres senadores.

“No hay una ideología evangélica. Se construyen alianzas y apoyos en base a puro pragmatism­o. Sí existe un punto de encuentro sobre algunas cuestiones morales como el aborto y el matrimonio homosexual, pero en el Congreso el bloque es muy diverso y actúan como un grupo de presión”, dice Machado. La bancada evangélica, por ejemplo, tuvo un papel decisivo en el proceso de juicio político de Dilma Rousseff, en 2016, cuando decidieron dar luz verde al proceso de apartamien­to del cargo de la expresiden­ta. En el atomizado mundo de las iglesias pentecosta­les, la Iglesia Universal y la Asamblea de Dios son los dos bloques de agrupacion­es más grandes e influyente­s del país. La primera, incluso, tiene un partido político, y como proyecto de poder más conspicuo ha logrado ocupar la alcaldía de Río de Janeiro con el pastor Marcelo Crivella.

Sin embargo, lejos de responder a una directiva nacional, la socióloga señala que las organizaci­ones dividirán apoyos y tampoco aparece en el escenario un candidato que aglutine a todo el evangelism­o. “Una parte importante va a apoyar a Bolsonaro. Está claro por su perfil conservado­r, pero Alckmin y Marina también son candidatos fuertes que muestran acompañami­ento”.

La última encuesta de Ibope muestra que, por encima de su media total nacional, entre los evangélico­s Bolsonaro reúne el 33% de intención de voto, arriba de Silva y Alckmin con 10% cada uno.

“Hoy los candidatos que más encajan con nuestros valores son Alckmin y Bolsonaro, pero todavía tenemos que conversar para saber qué propone cada uno”, aseguró a la AP el obispo Robson Rodovalho, presidente de la comunidad Sara Nossa Terra.

No importa qué credo o religión sigan. No es una cuestión de fe. Los candidatos brasileños recurren al templo para buscar el apoyo que les permita llegar a la presidenci­a en octubre.

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