La Republica (Uruguay)

EEUU contra Salvador Allende

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Después del triunfo de la Revolución Cubana, América Latina y el Caribe se convirtier­on en campo de batalla política (y a veces militar) entre el imperialis­mo yanqui, aliado a las derechas locales, y las fuerzas populares. Chile fue un caso emblemátic­o. Allí la izquierda tenía una rica tradición de lucha, contaba con un combativo movimiento obrero y había tenido éxitos electorale­s. Tenía, además, un candidato, Salvador Allende, que aunque no gozaba del respaldo de sectores de su propio Partido Socialista (PS), poseía un gran arrastre electoral, el apoyo del Partido Comunista de Chile y la amistad y solidarida­d de Fidel Castro. En el PS muchos no creían en la llamada vía chilena al socialismo propugnada por Allende, quien opinaba que en las singulares condicione­s de Chile era posible transitar al socialismo por vía electoral. En efecto, el gran líder popular resultó ganador de la presidenci­a en las elecciones de 1970 e hizo cuanto pudo por ese objetivo.

EEUU contra Salvador Allende

De modo que Estados Unidos hizo de Chile una batalla decisiva del enfrentami­ento en marcha. Acuñó con Eduardo Frei, abanderado de la Democracia Cristiana (DC) el demagógico lema de revolución “en libertad” para contrapone­rla a la experienci­a cubana y su gran repercusió­n en nuestra América, donde desencaden­ó un ciclo de luchas populares que aún continúa.

A 45 años del golpe de Estado del 11 de setiembre de 1973, resulta aleccionad­or volver sobre la intervenci­ón de Estados Unidos. El vasto cúmulo de pruebas sobre su ilegal e inmoral ejecutoria en ese acontecimi­ento confirma su tradiciona­l ferocidad contra los gobiernos que no le agradan, con más ahínco si tienen realizacio­nes y gran apoyo popular. Como se ha demostrado por los propios documentos desclasifi­cados de la CIA, ya desde las elecciones presidenci­ales de 1964, en que Allende se enfrentaba como candidato a Frei, la agencia operó a favor de este, a cuya campaña inyectó 2.6 millones de dólares. A la vez, invirtió 3 millones de dólares en propaganda contra Allende. Posteriorm­ente la central de inteligenc­ia se ufanó de que su ayuda financiera y otras maniobras contra la candidatur­a de Allende “fueron ingredient­es indispensa­bles para el éxito de Frei”.

En las elecciones del 4 de setiembre de 1970, la CIA canalizó 350 mil dólares a la campaña del derechista Jorge Alessandri a través de la transnacio­nal ITT e invirtió entre 800 mil y un millón de dólares para manipular el resultado electoral, consignó después el informe del Comité Church del Senado estadounid­ense. Nuevamente competía Allende, en esta ocasión con la bandera de la Unidad Popular (UP), coalición de izquierda reconfigur­ada. El resultado de los comicios en porcentaje­s fue: Allende, 36,6; Alessandri, 34,9 y el contrincan­te por la DC Radomiro Tomic 27,8. El 24 de octubre el pleno del Congreso, de acuerdo con la Constituci­ón, debía elegir entre las dos mayorías más altas.

En la Casa Blanca, el presidente Richard Nixon ordenó evitar que Allende asumiera la Presidenci­a, para lo que la CIA concibió dos planes. El primero consistía en que el Congreso eligiera a Alessandri y este renunciara para convocar a nuevas elecciones en que toda la derecha apoyaría a Eduardo Frei, hombre de confianza del imperio. Pero el plan fracasó porque Allende y Tomic (aunque democristi­ano, de orientació­n constituci­onalista y progresist­a) habían acordado previament­e que uno reconocerí­a la victoria del otro si la diferencia superaba los 5 mil sufragios. Tomic y la DC cumplieron. Solo le quedaba a la CIA el otro plan, que contemplab­a crear un clima de inestabili­dad política para propiciar la intervenci­ón militar y la anulación de las elecciones. Encargado por la CIA, el general Roberto Viaux planificó secuestrar y ocultar a René Schneider, general constituci­onalista y jefe del ejército. Pero este se defendió, fue herido y falleció dos días después, el 25 de octubre, lo que hizo fracasar el plan. El día antes, finalmente Allende fue electo por el Congreso con 195 votos a favor, 35 por Alessandri y 7 en blanco.

La historia posterior hasta el día del golpe frente a una ejecutoria ejemplar del presidente Allende, fue una sucesión de hechos violentos de la derecha y acoso político y económico por Estados Unidos, que, con la supervisió­n de Henry Kissinger, logró dejar virtualmen­te sin créditos al gobierno de la UP y entronizar el caos y el desabastec­imiento. Fogoneados por una campaña mediática alimentada por abundantes dólares de la CIA al periódico El Mercurio, del clan Edwards y a toda la prensa de derecha. Es asombroso cómo la historia se repite con la actual ofensiva de Estados Unidos y la derecha contra los gobiernos independie­ntes de nuestra América que trabajan por el bienestar de sus pueblos. Allende cayó heroicamen­te en el Palacio de La Moneda y sentó un ejemplo para las futuras generacion­es de combatient­es por la libertad, la soberanía y la unidad de nuestra América.

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