“La noche de doce años”
El compromiso que tanto actores como dirección se impusieron, rescatan esa sombría etapa de nuestro pasado.
L o primero que cabe decir es que resulta impensable (y prácticamente imposible) resumir los doce años de tortura física y psicológica que sufrieron los rehenes de la dictadura cívico-militar en una película. De todas maneras, el desafío que se impuso el director Álvaro Brechner (“Mr. Kaplan”; “Mal día para pescar”) logra llegar a buen puerto con una síntesis que transmite al espectador el torturante agobio de los prisioneros. No era una tarea fácil pero el compromiso que tanto actores como dirección se impusieron, rescatan esa sombría etapa de nuestro pasado de manera elocuente. A pesar de lo señalado, resulta altamente probable que lo que vemos en pantalla sea -apenasuna observación mínima del infierno. Una década infame que nos dividió por los errores cometidos en ambos bandos, generando una situación dictatorial inimaginable para los que la sufrimos durante esos tiempos. Por supuesto que el sufrimiento de estos denominados rehenes fue atroz, sin punto de comparación. Una venganza sádica que plasmó la saña de un grupo instalado en el poder por la fuerza y que nunca tomó en cuenta la realidad (el delirante plebiscito por el “Sí” o por el “No”) que los terminó derrotando. Cabe señalar que el público no la va a pasar bien mirando el filme. De alguna manera puede retrotraernos a visiones perturbadoras como “El crimen de Cuenca” aunque “Saló o los 120 días de Sodoma”gana por lejos. Esta “noche” propuesta por Brechner supone la tenebrosa odisea que experimentaron sus protagonistas. Esos traslados a ciegas, de un calabozo a otro, buscando enloquecerlos. La soledad extrema en el más terrible aislamiento, entre golpizas brutales y humillaciones varias hasta el punto final que supuso la inesperada liberación. Es digno de subrayar el legítimo sacrificio que se impusieron los protagonistas para encarnar a Mujica, Huidobro y Rosencof y podría decirse que representa una verdadera lección de juramento actoral. El ponerse en la piel de estos presos especiales los llevó a agotar recursos hasta una identificación que los llevó a reflejar físicamente el infernal encarcelamiento que padecieron. Quizás -hoy por hoy- la más importante reflexión que debería dejar el largometraje es la decisión unánime de un nunca más definitivo. Y por sobre todas las cosas (algo que el propio Mujica señaló en más de una entrevista) es la hacerse cargo de las equivocaciones, dar la vuelta la página y recomenzar una sociedad sin divisiones. “La noche de doce años” (Uruguay, España, Argentina, 2018). Guión y Dirección de Álvaro Brechner sobre texto “Memorias del calabozo” de Mauricio Rosencof. Fotografía: Carlos Catalán; Edición: Irene Blecua; Sonido: Martín Touron / Eduardo Esquide; Música: Juan ederico Jusid. Director Artístico: Daniela Calcagno / Laura Musso. Productores ejecutivos: Mariela Besuievsky, Vanessa Ragone, Mariana Secco y Fernando Sokolowickz. Con Antonio de la Torre, Chino Darín, Alfonso Tort, César Troncoso, Soledad Villamil, Silvia Pérez Cruz, Mirella Pascual y Nidia Telles. No ver otra vez un enemigo por su ideología política o por el uniforme que calza. La lección de estos hombres es un buen ejemplo. Sin agregar que, en esta oportunidad, la verdad histórica superó cualquier ficción con rehenes que terminaron en el gobierno, asumiendo cargos de presidencia, ministerio del interior y dirección de cultura respectivamente. Ningún guionista hubiera escrito un final de esta naturaleza. Lo escribió la historia.