Amado: “El PC no quiere cambiar y no hay lugar para discrepancias”
El diputado se fue de los colorados y quiere armar una coalición socialdemócrata.
Con fuertes críticas al Partido Colorado, el sector Batllistas Orejanos (BO) que conduce el diputado Fernando Amado resolvió el sábado desvincularse del lema y emprender un camino propio de posibles alianzas con otras fuerzas políticas.
En la moción que resultó aprobada, BO anunció que promoverá la creación de un nuevo agrupamiento político que alíe fuerzas y actores políticos con perfil ideológico y sensibilidad socialdemócrata y republicanista,“que sea alternativa en el 2019 entre el bloque de derecha de los partidos tradicionales y una coalición frenteamplistacorroída y ensoberbecida”. Amado dijo a que el objetivo es iniciar conversaciones con distintos sectores políticos para crear “una coalición de centro izquierda, socialdemócrata”, que implique “una renovación generacional y ética”. El diputado advirtió que intentó “cambiar la herramienta Partido Colorado desde adentro”, pero “es un Partido que no quiere cambiar” y donde no hay lugar para la discrepancia. Entre las razones que se invocan para su retiro, BO cuestiona el rumbo que adopta hoy el Partido Colorado y la cercanía con el Partido Nacional. Esto, dice BO, conduce a la pérdida de identidad del Partido Colorado y al “desfribramiento y descalabro” del batllismo. “La ciudadanía entiende desde hace ya bastante tiempo que el PC no representa el ideario, la mentalidad ni la sensibilidad batllista, más allá que podamos aferrarnos de aspectos parciales y hechos ad hoc como para sentir que no es del todo así”, afirma el informe del sector al que tuvo acceso LA REPÚBLICA. “Responsabilizar de esto a las mentiras del discurso frenteamplista y no que se difuminaron por responsabilidad propialas señas de identidad batllista dentro del coloradismo, es de una ceguera estremecedora”. Añade que el problema es, pues,“una cuestión de inconsistencia entre la identidad de origen —el Batllismo de Batlle y Ordóñez— y lo que con el transcurso del tiempo derivó en una nueva identidad, donde hasta el antibatllismo se viste con los ropajes de aquel”. “En los últimos años asistimos, además, a los ingentes esfuerzos que se hacen para convencer—la posverdad de la que tanto se habla en otros— que aquello que alguna vez se entendió como hasta contrario al Batllismo resulta que ahora es ´él´ Batllismo, en un mensaje falaz que resulta imperdonable pensando en las nuevas generaciones”. En ese sentido,“es el desfibramiento y descalabro del Batllismo el correlato explicativo de la aproximación blanco-colorada de los últimos tiempos. La teoría de las ´familias ideológicas´ es un producto de este proceso y que ahora se pretende llevar hasta sus últimas consecuencias, significando la extinción de la dialéctica que alguna vez separó,fuera de cuestiones irrelevantes o de matices, a blancos y a colorados batllistas”.
“Las actuales propuestas acuerdistas en sus diversas variantes entre blancos y colorados se dan sobre este contexto y por lo tanto sus alcances e impactos los entendemos a partir de él y no sobre falsos supuestos, como por ejemplo, su inocuidad en términos de reconfiguramiento de identidades, de unos y otros. Los acuerdos coalicionistas consolidan definitivamente, uno, la creación de un bloque con identidad común de carácter unitario, más allá de cualquier esfuerzo retórico de mantener las diferenciaciones; dos, el esquema binario en el sistema partidario; y, tres, el fin de un vínculo verosímil entre batllismo y coloradismo”.
“Se alega que el camino es acertado dado que es con lo que está de acuerdo la inmensa mayoría de los adherentes y votantes del PC. Vergüenza debería dar sostener este argumento cuando qué otra cosa podía esperarse de un electorado sobreviviente que se ha reducido y restringido a determinado sentido del espectro ideológico precisamente por las cuestiones señaladas. Suele aludirse, de igual forma, al desplazamiento de electores entre los partidos tradicionales pero se hacen los distraídos con el gigantesco ´corrimiento´ de votantes de origen batllista expulsados del PC hacia el Frente Amplio a través de los años.
Ante este panorama, BO procuró“dar un giro significativo a la situación: apuntó a recuperar la credibilidad de la identidad colorada batllista y promovió la equidistancia y autonomía del PC entre las fuerzas mayoritarias del espectro político para, de este modo, convocar al electorado de sentimiento batllista que pudiera ver, además, en el recambio generacional y de estilo político nuevos horizontes para situaciones de las que el ciudadano ya está cansado”. Sin embargo,“las respuestas eran mecánicas: le estamos haciendo el juego al Frente Amplio o pretendíamos irnos a él. También que todo pasaba por los intereses y las (malas) actitudesde un individuo. Negación pura”. “Los juicios que mantenemos sobre la situación del PC en relación al recorrido que lo puso en éste lugar y a sus escenarios a futuro no se restringen a la cuestión de una persona, al punto que si la ´despejáramos´ de la ecuación los argumentos seguirían en pie de principio a fin. De cualquier manera, la catarata de injurias y destrato sufridos a raíz de nuestros planteos son sólo la expresión miserable de fenómenos mucho más sustantivos, como es la cristalización y naturalización de la trama de ideas y relatos que el establishment partidario construyó a lo largo del tiempo que no sabe reaccionar de otra manera que no sea la de colocar como disidente a quien discrepe. Nuestra disputa, entonces, no es personal”.
“¿Qué margen efectivo tiene una ´disidencia´ de esta naturaleza? Un partido es efectivamente plural si la ciudadanía percibe que sus corrientes verdaderamente tienen espacio y oportunidad; si cree que tienen sentido en el contexto general del partido; si entiende que es precisamente la diversidad y no cierta uniformidad lo que define los contornos del partido, en otras palabras, que hay lugar real y no aparente a la heterogeneidad y no que lo que prime sea una homogeneidad asfixiante”.“
BO manifestó en la interna que en esas condiciones la cuestión quedaba planteada entre disciplinamiento o marginalización y estrangulamiento de las oportunidades de la alternativa. El PC hizo su opción y, en consecuencia, nosotros debemos hacer la nuestra.Estamos convencidos que los uruguayos quieren y necesitan cambios, incluyendo en la política y los políticos. Cambios con valores de izquierda democrática y responsable y sin contaminaciones de discursos perimidos de otras décadas, con el aporte de perfiles nuevos que logren reesperanzar al ciudadano. BO siente que tiene mucho para aportar en esa línea”.
“El establishment partidario no sabe reaccionar de otra manera que no sea la de colocar como disidente a quien discrepe”.