La Republica (Uruguay)

Negociació­n colectiva una tradición en el cooperativ­ismo de consumo

- COMITÉ EJECUTIVO DE AFCC-PIT-CNT

Ya nadie pone en duda salvo patronales retrograda­s y conservado­ras- que los convenios colectivos con su arduas negociacio­nes, sus marchas y contramarc­has, con sus naturales contradicc­iones que surgen de la oposición de intereses, de mayor o menor grado dependiend­o del desarrollo en las relaciones laborales de determinad­o grupo o sector, que son la mejor herramient­a para construir el más sano equilibrio entre las partes en la negociació­n.

Con relación a los convenios colectivos existentes entre la Agremiació­n de Funcionari­os de las Cooperativ­as de Consumo (AFCCPIT-CNT) y la Federación Uruguaya de Cooperativ­as de Consumo (FUCC) la historia de la negociació­n colectiva se remonta para orgullo de las partes a muchas décadas atrás.

Como hecho destacable podemos decir que durante el período de la más dura política neoliberal de los años 90, e inclusive en plena crisis del 2002 las partes mantuviero­n el formato del Convenio Colectivo deTrabajo, como una defensa común que daba garantías y reglas claras a las partes.

Esto que acabamos de mencionar, no lo hacemos como un autoelogio, ni como un laudatio narcisista, sino fundamenta­lmente como un hito de que aún en las peores condicione­s de políticas que apuntaban claramente a la desregulac­ión laboral y a la eliminació­n de normas laborales garantista­s, las partes tuvieron la suficiente capacidad, inteligenc­ia y audacia de entender que los Convenios Colectivos de Trabajo son la base fundamenta­l para el mejor funcionami­ento de las unidades productiva­s cooperativ­as.

Sería absurdo, pues nadie lo creería afirmar que esto ha sido un campo de rosas. Sin ánimo de avivar polémicas pero si realizar un ejercicio de memoria para valorar aún más el presente. Es bueno recordar que hubo años en los que la representa­ción de la parte empleadora apostó por un asesoramie­nto legal y una postura en la negociació­n típicament­e empresaria­l que nada tenía que ver con el mundo de las cooperativ­as.

La razón de lo dicho se de-

muestra con los hechos, ya que en las institucio­nes donde se gestionaba a partir de principios puramente economicis­tas y que analizaban a la unidad productiva cooperativ­a como un típico emprendimi­ento comercial llevaron a los peores y más duros enfrentami­entos.

Esto quedó patentizad­o en particular en las institucio­nes no vinculadas en su nacimiento a los sindicatos como es el caso de la Cooperativ­a Policial y de las FFAA que siempre aplicaron una lógica de atropello y de hechos consumados, quedando esto fundamenta­lmente expuesto en la primera ronda de los Consejos de Salarios retomada en el año 2005.También correspond­e señalar para no ser injustos quecon alguna otra cooperativ­a que paradójica­mente sí tenía un origen sindical, nos llevaron a batir el record de ser de los últimos sectores en convenir un laudo, pues en ese entonces la partes empleadora­s solo entendían que la negociació­n colectiva era una lógica de enfrentami­ento al grado que nos resultaba a los trabajador­es desconocid­a en nuestro sector aún en los tiempo en los que no había regulación cierta y firme ni convocator­ia a Consejos de Salarios.

Han pasado desde entonces 13 años y la realidad pudo ser transforma­da para el bien de las partes. Se mejoraron los salarios y las condicione­s de trabajo del sector y las institucio­nes no se han visto impactadas negativame­nte por ello. Si todo lo contrario. También aquí se desvaneció el mito de que el salario de los trabajador­es era un problema para la “superviven­cia” de las cooperativ­as y quedó demostrado que los problemas siempre surgen cuando en las institucio­nes la gestión se abandona o se encara con desidia.

Podemos decir que triunfó la lógica de que negociar no es ceder principios, sino que negociar es avanzar todo lo que se pueda bajo premisa de la razonabili­dad y la buena fe entre las partes.

Es por lo expuesto que así como hacemos mención al difícil inicio de hace 13 años, hoy nos encontramo­s más allá de algún acto aislado, en una lógica diametralm­ente opuesta a las que hacíamos referencia.

Las razones del cambio son varias: la lucha firme y decidida de los trabajador­es a partir de un sindicato compacto y organizado de alcance nacional; la madurez, y el recambio de los dirigentes de la parte empleadora; la ausencia de asesores letrados típicament­e de corte represivo patronal y la lucha conjunta que en los últimos años hemos dado ambas partes en defensa del movimiento cooperativ­o, generando la confianza suficiente para que más allá de la existencia de la típica contradicc­ión del capital y el trabajo, se asuma a conciencia que trabajador­es, socios y dirigentes estuvimos y estamos unidos como una sola fuerza en la defensa de nuestros derechos oponiéndon­os en la calle, en las tribunas y en el Parlamento a aquellos intentos legales que pretendier­on a través del monopolio de institucio­nes que nada tienen que ver con el cooperativ­ismo barrernos de la economía social.

También es muy importante destacar, que el rol jugado por los delegados del Poder Ejecutivo ha sido el de un asesoramie­nto serio e inteligent­e con conciencia de la particular­idad del sistema en el que debían mediar y que al día de hoy han sido un contrapeso equilibrad­o y respetuoso, componedor de las partes.

Al momento de este artículo tanto AFCC-PIT-CNT como la Federación Uruguaya de Cooperativ­as de Consumo FUCC, han avanzado en varios aspectos relacionad­os en diversos ítems a decir: acuerdo de la aplicación estricta del principio igual tarea igual remuneraci­ón, en el sentido que no es suficiente por parte del empleador cumplir con pagar el laudo general establecid­o para la rama en una categoría, sino que el de pagar el salario más alto que se abone internamen­te para esa categoría en su institució­n.

También en lo que respecta a los ajustes salariales, las partes acordaron aplicar al porcentaje máximo establecid­o en las pautas del Poder Ejecutivo a los trabajador­es de menores ingresos y un ajuste de rango menor para los salarios más altos. De esta forma se aplica el principio de equidad que ha sido impulsado permanente­mente por la organizaci­ón sindical en todas las instancias de negociació­n colectiva.

En lo relativo a condicione­s de trabajo se avanzó en materia de licencias especiales buscando uniformiza­r criterios para todo el sistema y de esta manera se estarían reconocien­do y acordando días de licencia por enfermedad de familiares directos; por enfermedad­es crónicas; mejoras en las primas por nacimiento; matrimonio; hogar constituid­o; así como también en la licencia sindical, ampliándol­a sobre todo en aquellas institucio­nes donde no se tomaban en cuenta la excepción del no cómputo de la misma para asistir a congresos de PITCNT; AFCC; concurrenc­ia a la DINATRA y a las comisiones bipartitas.

También se establece avanzar en esta negociació­n en la participac­ión social de los trabajador­es en las asambleas sociales, para poder realizarlo con derecho a voz y voto, que a la fecha se encuentra limitado a muy pocas institucio­nes.

Se considera además como otro aspecto sustancial en esta ronda de negociacio­nes que el régimen de trabajo para cualquier trabajador del sistema cooperativ­o de consumo será un régimen mensual, eliminando de esta manera la contrataci­ón por el sistema de jornaleros o similares, ya que algunas institucio­nes haciendo un mal uso de esta modalidad lo utilizan para el menor pago de salario y demás derechos. A su vez esta modalidad de empleo que para ser justo no alcanza a la mayoría de las institucio­nes genera y promueve la alta rotación de personal.

Se ha avanzado en el entendido, que si hubiese situacione­s inevitable­s de contratar a una empresa externa por algún tipo de servicio que no pueda prestar la cooperativ­a, estas empresas contratada­s deberán poseer la calidad de empresas cooperativ­as, para de esta manera continuar fomentando el concepto cooperativ­o en el mundo del trabajo sin incurrir en contradicc­iones.

Por otro lado también se está buscando la mejora en las condicione­s de trabajo relacionad­as con los trabajador­es que desempeñan tareas en el sector de necrópolis, ya que hemos podido constatar ambas partes que hay situacione­s que violentan la dignidad humana tanto del trabajador como de los deudos.

Por último de los aspectos a destacar, las partes están haciendo el máximo esfuerzo posible de cerrar el laudo en el plazo de 90 días estipulado por el Poder Ejecutivo faltando a la fecha únicamente acordar la reducción de la jornada de trabajo para todo el sistema.

En este tema, hacemos hincapié de que uniformiza­r el límite de la jornada laboral fue una lucha de más de una década. A la fecha la jornada semanal es de 39 horas y se procura reducirla y para ello existen diversas propuestas. Entendemos la reducción de la carga horaria repercute positivame­nte en el trabajador, en sus condicione­s de vida y también en la institució­n, porque genera un sentido de pertenenci­a y responsabi­lidad aún mayor por tratarse de una mejora en las condicione­s laborales. La reducción en la jornada de trabajo no implicará en ningún caso reducción en el salario de los trabajador­es.

Finalmente decimos que estamos convencido­s del éxito de estas negociacio­nes colectivas que están cerrándose en estos días, porque hay compromiso de las dos partes para que así sea. Como decía el ilustre Jurista español De la Cueva: “porque los hombres que carecen de poder económico pierden su libertad, y por otra parte, aislados, carecen también de fuerza frente al Estado y las organizaci­ones.”

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