La Republica (Uruguay)

Nobel de la Paz a Denis Mukwege y Nadia Mura

Entre los nominados, según el Comité, estaban este año 216 personas y 115 grupos u organizaci­ones.

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Con la concesión del Nobel de la Paz 2018 al médico congoleño Denis Mukwege y Nadia Murad, supervivie­nte de la matanza de yazidíes por el Estado Islámico (IS), se premia la lucha contra la violencia sexual como arma de guerra y se reconoce la importanci­a de los derechos de la mujer tras un año de movilizaci­ón planetaria del movimiento #MeToo.

Teniendo en cuenta los más que cuestionab­les perfiles de algunos de los nominados de este año, como los dirigentes coreanos (especialme­nte Kim Jong-un) y estadounid­ense por las conversaci­ones de paz sobre la península coreana, y el ex presidente de la Generalita­t catalana Carles Puigdemont, fugado de la justicia tras su fallido intento de romper España en 2017, el Comité ha optado por una opción impecable, nada polémica, indicó el diario El Mundo.

Si algo se puede criticar, es que no se hubiera hecho antes, pues Mukwege ha sido un candidato de lujo desde hace muchos años -su trabajo ha sido reconocido con los principale­s premios internacio­nales de derechos humanos- y Murad lleva luchando por las víctimas yazidíes desde que escapó de su cautiverio a finales de 2014 con ayuda de una familia suní de Mosul.

El Gobierno iraquí presentó su candidatur­a al Nobel en enero de 2016 y desde septiembre de ese año recorre el mundo como primera embajadora de buena voluntad de la ONU para la dignidad de los supervivie­ntes de trata de personas. Entre los nominados, según el Comité, estaban este año 216 personas y 115 grupos u organizaci­ones.

No hacía falta recurrir a expertos del Centro de Investigac­ión para la Paz de Estocolmo (SIPRI) como Dan Smith para entender lo inapropiad­o o absurdo de haber optado por algunas de las candidatur­as más jaleadas por los corredores de apuestas. La elección de un ginecólogo de 63 años que lleva años jugándose la vida desde su hospital y fundación de Panzi, en Bukavu (Congo), por ayudar a miles de víctimas de violacione­s por ejércitos y guerrillas mientras dirigentes locales e internacio­nales miran hacia otro lado, y de una víctima que, en cuanto logró escapar del IS, dio la cara para denunciar el calvario al que miles de mujeres y niñas como ella han estado o siguen sometidas es un testimonio de apoyo a la lucha contra una de las lacras más olvidadas de la humanidad. El Nobel recupera, con este premio, la defensa de los derechos de la mujer que ya reconoció en 2011, con la concesión del galardón (medalla, diploma y unos 850.000 euros), a la liberiana Ellen Johnson Sirleaf y a la yemení Tawakkol Karman. Con su decisión, los cinco miembros del Comité elegidos por el Storting o parlamento noruego se suman al esfuerzo diplomátic­o que se viene haciendo en los últimos años en defensa de los derechos de las mujeres.

La Corte Penal Internacio­nal recogió el delito de violación sexual en sus estatutos en 1998 como "crimen de guerra y amenaza para la paz y la seguridad", y España lo convirtió en prioritari­o durante su último bienio como miembro no permanente del Consejo de Seguridad (20152017).

La lista de procesos de paz abiertos en el mundo y de personas e institucio­nes con méritos más que suficiente­s para merecer el Nobel es tan amplia que el problema del Comité noruego, como sucede casi siempre con los jurados del Príncipe de Asturias, no es el nombre sino el campo de batalla por la paz o los derechos humanos que cada año desea destacar. Si en vez de la discrimina­ción de la mujer, hubiera dado prioridad a los refugiados, al hambre o a la libertad de prensa, estaríamos hoy cantando las virtudes y sacrificio­s de organizaci­ones tan importante­s y, con frecuencia, tan ninguneada­s por actores estatales y no estatales como el Alto Comisionad­o de Refugiados, el Programa Mundial de Alimentos o (en solitario o juntas) RSF, el CPJ y, en Rusia, Memorial y el periódico 'Novaya Gazeta'.

Una rápida ojeada a la lista de los últimos galardonad­os muestra una enorme variedad de opciones y lo lejos que están casi todas las premiadas del sueño u objetivo de su lucha: la campaña por la abolición de las armas nucleares (ICAN 2017), la paz en Colombia (2016), la transición a la democracia en Túnez (2015), los derechos de la infancia y de la juventud en el mundo (Malala y Kailash 2014), la eliminació­n de las armas químicas (2013), entre otros.

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