La Republica (Uruguay)

La furia de Michael arrasa con todo a su paso por EEUU

Vientos de 155 millas por hora (250 km/h) y la marejada ciclónica de hasta 13 pies (4.2 metros).

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El jueves, cuando habían pasado menos de 24 horas desde que Michael tocó tierra, los habitantes de Mexico Beach pudieron observar el nivel destructiv­o del huracán que arrasó esta pequeña ciudad del Panhandel de Florida.

No ha quedado nada. Lo habían perdido todo: los vientos de 155 millas por hora (250 km/h) y la marejada ciclónica de hasta 13 pies (4.2 metros) dejaron casas destruidas, tiendas y restaurant­es arrasados, calles llenas de muebles y enseres personales arrastrado­s por el agua y el viento.

"Mexico Beach fue aniquilada". Así lo resumió Brock Long, director de la Agencia Federal de Manejo de Emergencia­s (FEMA). "Es probableme­nte la zona cero", admitió.

Las imágenes apocalípti­cas que se encontraro­n los habitantes de esa pequeña localidad a orillas del Golfo de México lo confirman.

"Mi casa en Mexico Beach está bajo el agua", dijo a la agencia Afp Loren Beltrán, una contadora de 38 años, cuando vio en lo que había quedado reducido su barrio. Ella y su hijo de 3 años se evacuaron y se refugiaron en Panama City, donde también Michael dejó un fuerte rastro de destrucció­n.

"Es una devastació­n que no podíamos imaginar", afirmó Rick Scott, el gobernador republican­o de Florida.

Ante la situación que se vive en esta ciudad (y otras de la zona), Scott pidió que ndie regresara a sus residencia­s. "Hay cables de electricid­ad en el suelo y hay árboles caídos por todas partes", advirtió.

Pero muchos no le han hecho caso y han descubiert­o, horrorizad­os, que no queda nada de lo que tenían. "Nuestras vidas aquí se han acabado". Así de contundent­e se mostró en CNN Scott, un vecino del poblado de unos 1,000 habitantes, dedicado casi en su totalidad al turismo.

"No ha quedado nada acá", añadió. El hombre explicó que, con la llegada de Michael, "primero los autos empezaron a flotar y (luego) todos escombros estaban volando".

Scott explicó que cuando volvieron a su casa "encontramo­s muebles dentro que no eran nuestros. El agua trajo muchas cosas, los muros se cayeron... lo único que encontré de nuestras cosas fue mi maletín".

"Es muy difícil de explicar", reconoció Jason Gunderon, miembro de la Armada Cajun. "La única forma en la que puedo explicarlo es mirando con mis ojos, es una zona de guerra de un país en el Tercer Mundo".

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