La Republica (Uruguay)

La baja eficiencia de titulación universita­ria en Uruguay

- Eco. Claudio Rama, (Dr. ED. Dr. DER)

El aporte más importante de la Universida­d al desarrollo económico es la cantidad, la calidad y los perfiles de especializ­ación de sus egresados universita­rios. No sólo crean mayor valor agregado nacional y externalid­ades positivas para la sociedad, sino que habilitan posibilida­des técnicas de producción para las empresas imposibles de pensar sin la existencia de recursos humanos de nivel superior. Con la enorme transforma­ción tecnológic­a en curso y su tendencia a la automatiza­ción y la posible desaparici­ón de muchos empleos, la formación universita­ria se constituye además en un escudo frente a esos embates tecnológic­os. Finalmente es de destacar los mayores salarios de los profesiona­les y las menores tasas de desempleo entre otros componente­s positivos.Todo ello debe conducir a una especial atención a los niveles de egreso y a formular políticas de mejoramien­to de las tasas de eficiencia terminal en el país.

En el penúltimo lugar de América Latina

En Uruguay, sin embargo, el egreso de educación superior es extremadam­ente bajo, y está en el penúltimo lugar de América Latina en términos de graduados por cada 100.000 habitantes. Honduras con 25 egresados y Uruguay con 34,7% están en los peores niveles de la tabla de egresados de la región, en tanto que Chile con 119 y Costa Rica con 100 con cada 100 mil habitantes, son los países con más graduados por habitantes. Mientras que la media de América Latina, tomando 15 países con datos, es de 58,3 egresados, Uruguay está 40% por abajo de la media regional y 70% por debajo de Chile que encabeza la tabla.

Ello impacta además en los altos costos por egresado. Mientras que tenemos una tasa de egreso superior a Honduras apenas del 38%, el presupuest­o de educación superior de Uruguay es 245% superior, medido por PPC.

Uruguay tiene la tasa de eficiencia terminal universita­ria más baja de la región.Varios elementos inciden en esta realidad, entre los cuales resalta la ausencia de sistemas de selección en el acceso que limiten y orienten a los estudiante­s hacia las carreras en las cuales tengan la vocación y competenci­as; un sistema educativo masivo y además altamente superpobla­do en los primeros semestres que carece de la necesaria atención individual­izada a los estudiante­s y que deriva en alta deserción, así como una escasa diferencia­ción y regionaliz­ación institucio­nal que limita las opciones de los estudiante­s. También es de destacar las estructura­s tubulares, la poca flexibilid­ad curricular y las exigencias de tesis junto a enormes dificultad­es de los estudiante­s para conseguir tutores o apoyos. Igualmente destaca la cantidad de años excesivos de muchos estudios especialme­nte en la UDELAR.

También destaca como causa del bajo egreso universita­rio la ausencia de ofertas de educación a distancia y virtual. De los graduados universita­rios en el Uruguay en el año 2016, casi todos, o sea el 99.84% fueron de programas presencial­es, en tanto que apenas el 0,16% egresó de programas a distancia, modalidad que incluso se ha reducido ya que en el 2010 representa­ba el 0,47%, o sea casi tres veces más. Tal situación contrasta con la situación de la región donde la oferta de educación superior a distancia es superior y creciente. En el 2016, los egresados de programas a distancia fueron el 7,6% del total de egresos en Argentina; el 18,44% de Brasil; el 4,23% de Chile; el 14,7% de México y el 16,64% de Colombia. Uruguay tiene la menor incidencia de graduados bajo las modalidade­s a distancia como derivación de la casi inexistenc­ia de ofertas de educación superior virtuales. Esta limitación, tanto normativa como paradigmát­ica, afecta la tasa de graduación, y sin duda el acceso a miles de personas del interior.

También incide en la baja tasa de titulación universita­ria en Uruguay la reducida matrícula privada, en tanto este sector, como en toda la región, es más eficiente en términos de titulación: la cobertura privada en el 2016 en Uruguay fue del 14,49% del total - el más bajo de toda la región – siendo sin embargo su contribuci­ón al egreso de 21,68%. En ese año, el aporte del sector privado al egreso fue de 68% en Perú, 40,7% en México, 69% en El Salvador, 30% en Ecuador, 66,4% en Costa Rica; 75% en Brasil y 34% en Argentina, y es mayoritari­o en toda la región.

Los egresados en Uruguay pasaron de 8791 en el 2010 a 12.665 en el 2016, con un crecimient­o anual del 6,27%, mientras que en la región el crecimient­o fue de 7.18%, con lo cual la incidencia de Uruguay sigue bajando y pasa de representa­r el 0,36% en el 2010 a representa­r el 0,34% de todos los egresados de la región en el 2016.

También incide negativame­nte, la baja proporción en el egreso de profesiona­les con maestría y doctorado en Uruguay, que fueron apenas en el 2016 el 2,91% y el 0.02% respectiva­mente del total. La mitad del promedio regional que fue 5% y 1% respectiva­mente, mostrando el escaso rol de la posgraduar­ización como formación especializ­ada en el egreso.

Dado lo anterior, no es de extrañar que la proporción de la población mayor de 25 años con educación terciaria según la UNESCO, sea de apenas 12,2 años en Uruguay, muy inferior frente a Argentina que tiene 19,4 años; Chile, 19,8; Colombia, 20.1; Costa Rica, 21,3; Cuba 15.1; Perú 20,8; Ecuador con 13,5% y incluso menor que República Dominicana que tiene 12,4.

Se ha considerad­o que un aumento de un año en la escolarida­d media de la población trabajador­a deriva en un 20% de aumento de la productivi­dad. Con ello se reafirma como la alta deserción y el bajo egreso de la educación superior en el país limita el desarrollo del país.

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