Amnistía Internacional: Uruguayos creen que con crisis económica hay que discriminar a migrantes
El Coordinador de Incidencia de Amnistía Internacional (AI) en Uruguay, Mauricio Coitiño, presentó la campaña“Te doy la bienvenida”, orientada a promover la receptividad y la solidaridad ciudadana hacia los inmigrantes que llegan en busca de un lugar en el que rehacer sus vidas en paz tras dejar atrás diversas situaciones críticas.
Coitiño explicó en M24 que en el plano mundial“estamos en un punto récord, considerando los momentos más graves”como por ejemplo“la Segunda Guerra Mundial”, de gente que se desplaza entre países y regiones escapando de circunstancias que van desde la búsqueda de empleo o un porvenir más próspero, hasta el hambre, la persecución y la guerra.
En ese marco,“Uruguay”viene registrando un “fuerte crecimiento en los últimos 10 años” en cuanto al arribo de migrantes, en el contexto de un continente que está experimentando verdaderas mareas humanas originadas en Centroamérica y Venezuela, país este último del que han emigrado“dos millones” de personas durante los años más recientes, precisó Coitiño.
“Desde hace dos años estamos haciendo esta campaña a nivel global”, denominada ´Te doy la bienvenida´, que apunta a mitigar una“situación”en pleno desarrollo a la cual “los países, los Estados, deberían darle una solución”. “Decimos que es una crisis de solidaridad” porque “muchos países” tienen capacidad de recibir e integrar a sus inmigrantes y simultáneamente éstos tienen derecho a desplazarse y ejercer sus Derechos Humanos básicos allí donde estén viviendo, puntualizó el activista.“Hay países con condiciones para recibir a estas personas”, al punto de que“Europa ha recibido a un 1%, 1,5%” de migrantes en proporción a su población, por lo que “estamos lejos de esos números” falaces usados intencionalmente para hablar“de invasión”, graficó. No obstante, “es cierto que en los últimos años hemos visto un incremento” de inmigrantes, siendo “en Uruguay” del “1%” de su población aproximadamente, guarismo “histórico” del país en esta materia.
Si bien en el país “no tenemos centralizados los datos sobre personas migrantes”, es posible estimar que “entre 2014 y 2017, si sumamos todas las solicitudes de residencia definitiva, se recibieron unas 40.000 solicitudes”. Considerando que “en 2011 eran 77.000 las personas” residentes “que no habían nacido en Uruguay”, aquellas 40.000 representan“un crecimiento importante” al que el Estado debe atender.
Ello está implicando un intenso desafío porque “Uruguay no tiene una buena Ley de Migración y Refugio”, carencia relevante ante este proceso inmigratorio que “empieza en 2008, 2009” ya que “Uruguay no tenía un plan de acción” para responder a esas necesidades“y sigue sin tenerlo”. Al mismo tiempo, el país se destaca positivamente por su “política de no devolver, no deportar” migrantes y porque “no recluye a las personas”.
Coitiño ejemplificó los puntos más altos del Estado señalando que “la ANEP ha mejorado un montón” y que “el Mides ha desarrollado toda una línea de trabajo”para resolver los problemas más urgentes y vitales de los migrantes, con énfasis en casos de “alta vulnerabilidad”. Lo contrastó con“todo el aparato de documentación y regularización de Uruguay”, que “no estaba preparado, especialmente para el caso del refugio”.
Esa realidad se traduce actualmente en que hay muchos inmigrantes“sin cédula”de identidad, lo que impide su acceso a los derechos que garantiza el Estado a ciudadanos y residentes legales.
Otro punto negativo, advirtió el Coordinador de AI, se observa en la órbita de la sociedad uruguaya, en donde “hay una cantidad muy importante de uruguayos y uruguayas que cree que en un contexto de crisis económica, habría que hacer una discriminación en favor de las personas uruguayas”y en simultáneo detrimento de los inmigrantes.
“Esto es bastante preocupante”dado que se estima en un “40%”aproximadamente la proporción de uruguayos que “cree que no está bien la migración”. En esta fotografía social y cultural, además del rol del Estado hay también una responsabilidad “de las personas hacia las personas”.
Como muchos inmigrantes lo sintieron durante el siglo 20, “la discriminación en Uruguay tiene este estilo muy sutil”, una forma de expresión “muy solapada”, recordó el entrevistado.