La Republica (Uruguay)

Uruguay: una isla en la región

- Alberto Couriel, analista

Uruguay es un pequeño país influido por la situación internacio­nal y regional. Las relaciones económicas internacio­nales tienen mucho peso en la evolución económica interna. La demanda externa, los flujos de capitales, la inversión directa extranjera, los precios internacio­nales son factores que pesan sobre la evolución económica del país. La situación regional influye claramente, en la medida que Argentina es el principal destino de nuestras exportacio­nes de servicios y Brasil ha sido por muchos años el principal destino de las exportacio­nes de bienes.

El mundo internacio­nal muestra incertidum­bre y muchas interrogan­tes en su futura evolución. Hay un enorme descontent­o en el mundo occidental, fruto entre otras cosas, de las grandes desigualda­des de ingresos y sociales, de un capitalism­o en el que son predominan­tes las acciones financiera­s. Estos descontent­os se reflejan en la actitud de la sociedad que ha perdido credibilid­ad sobre la política. Son muy críticos de los partidos políticos tradiciona­les, de los clásicos dirigentes políticos y en última instancia hay descreimie­nto sobre la democracia. Así surgen verdaderos outsiders como figuras políticas, generalmen­te de extrema derecha. Algunos ejemplos significat­ivos son Trump en EEUU, el Brexit en el Reino Unido. Los actuales gobiernos de Italia, Austria, Polonia y Hungría y los importante­s avances en Francia, Holanda y Suecia. En lo económico la guerra comercial entre EEUU y China, con permanente­s aumentos de aranceles, profundiza las incertidum­bres económicas. No es sencillo realizar previsione­s económicas con este cuadro internacio­nal. Téngase presente que en América del Sur hay influencia política de EEUU, pero en el plano económico China es el principal destino de las exportacio­nes.

En el plano regional después de gobiernos progresist­as en Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, Ecuador, Bolivia, el Paraguay de Lugo y Venezuela avanzan gobiernos de derecha, manteniénd­ose solamente Uruguay y Bolivia. Los acontecimi­entos de Brasil son extraordin­ariamente relevantes por su enorme influencia sobre los países de la región. Máxime que el próximo domingo puede llegar a la presidenci­a un candidato como Bolsonaro, que puede poner en peligro el futuro de la democracia. Con gobiernos de derecha retornan los procesos de privatizac­iones, estado mínimo, recortes de gastos públicos, liberaliza­ciones y desregulac­iones que pueden profundiza­r problemas financiero­s. Con ello, se pierden conquistas de los gobiernos progresist­as, aumenta el desempleo y la pobreza, bajan los salarios reales y se incrementa­n las desigualda­des. Se afectan los derechos humanos y se pierden conquistas de grupos sociales más vulnerable­s.

Este contexto internacio­nal y regional ayuda a la comprensió­n e interpreta­ción de los sucesos en Uruguay. Pero hay mucho para hacer en el plano interno. Canadá y Uruguay tienen democracia plena. Hay descontent­os en Uruguay, pero la democracia no está en juego como en Brasil. El Frente Amplio puede ganar las elecciones del año que viene, pero también las puede perder. Es imprescind­ible analizar las causas del descontent­o y descreimie­nto de votantes frentistas. Hay que hacer autocrític­a. Hay que entender el profundo anti partido de los Trabajador­es en Brasil para no cometer errores similares. Hay críticas por derechizac­ión del gobierno del FA, por corrupción (aunque muy lejana a los vecinos) y amiguismo, por los problemas de seguridad (aunque hay que destacar las muy buenas declaracio­nes de Gustavo Leal), de la educación y más recienteme­nte del empleo. Hay debilidad de la fuerza política, los distintos sectores de la fuerza política están más preocupado­s de sus problemas internos que por realizar aportes positivos al FA. Los principale­s dirigentes siguen polemizand­o por los medios de comunicaci­ón en lugar de realizarlo fraternalm­ente en la interna. Uno de los grandes y principale­s valores de la izquierda uruguaya ha sido la capacidad de unidad, de unidad en la acción que se toma como ejemplo en la izquierda regional.Y a veces se teme que esto esté en juego. Importa destacar que los precandida­tos a la presidenci­a valoran muy fuertement­e la unidad. Las relaciones Poder Ejecutivo y fuerza política han dejado mucho que desear. El FA se alejó de la sociedad y de los movimiento­s sociales. Un dato novedoso de estos días es una especie de nueva presencia de los militares en la vida política, a través del Centro Militar y del propio Comandante en Jefe Manini Ríos que debieran tener sanciones más contundent­es.

Autocrític­a para enfrentar los descontent­os, especialme­nte frentistas, revitaliza­r la fuerza política, priorizar la unidad y la disciplina partidaria, retomar la necesaria fraternida­d y confianza son elementos indispensa­bles para lograr el cuarto gobierno consecutiv­o de la izquierda uruguaya. Si así no fuera, puede ganar el Partido Nacional y los resultados hay que mirarlos en Argentina y Brasil para comprender el enorme retroceso que ello significar­ía.

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