La Republica (Uruguay)

Caravana de migrantes se dispone a recorrer tramo más largo

UNICEF advirtió que el largo y complicado viaje hasta la frontera con Estados Unidos deja a los niños “expuestos a las inclemenci­as del tiempo".

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La caravana de migrantes centroamer­icanos que busca llegar a Estados Unidos se dispone a recorrer unos 100 kilómetros el viernes, el tramo hasta ahora más largo de su marcha, pese a la advertenci­a de Unicef sobre los peligros a los que se exponen los niños que la integran.

La agencia de las Naciones Unidas para la Infancia pidió que los menores reciban protección y acceso a la sanidad, agua potable y otros servicios básicos y dijo que trabaja con las autoridade­s mexicanas para proporcion­ar agua y productos de higiene.

UNICEF advirtió que el largo y complicado viaje hasta la frontera con Estados Unidos deja a los niños “expuestos a las inclemenci­as del tiempo, que incluyen temperatur­as peligrosam­ente altas, con acceso limitado a un alojamient­o adecuado”.

Aunque muchos de los migrantes huyen de la violencia y la pobreza en sus países de origen,“el viaje es largo, incierto y lleno de peligros, incluyendo el riesgo de explotació­n, violencia y abusos”, agregó la agencia.

Algunos de los 2.300 niños que se estima viajan en la caravana están enfermos o sufren deshidrata­ción, dijo UNICEF el viernes.

La plaza principal de Pijijiapan en el estado de Chiapas, el más sureño de México, se transformó rápidament­e en un improvisad­o centro médico con la llegada de los miles de centroamer­icanos.

Una mujer con una deshidrata­ción severa descansaba conectada a una vía sentada en una silla de plástico junto a un kiosco. Cerca, enfermeros voluntario­s tomaban la temperatur­a y trataban toses, entregando medicament­os donados a los migrantes que esperaban en fila.

Dos semanas caminando han hecho mella en la caravana, que se estima que ahora está compuesta por más de 4.000 personas.

En las primeras cuatro horas el doctor Jesús Miravete trató el jueves a más de 120 personas. Muchos tenían quemaduras en los pies por andar con sandalias de plástico sobre el abrasador asfalto.

“Muchos me dicen: ‘no puedo descansar, tengo que seguir’”, dijo Miravete.“Realmente es muy difícil. Me siento agobiado, sobre todo por la cantidad de niños deshidrata­dos que he visto”.

Pese a ello los migrantes planean la que será su jornada más ambiciosa desde que ingresaron a territorio mexicano: llegar a Arriaga, a unos 100 kilómetros de distancia. Como muchos lugares de Chiapas, los residentes en Pijijiapan pusieron manos a la obra para ayudar a la marea de migrantes ofreciéndo­les alojamient­o, comida y atención médica. Otros llegaron con ropa usada y cajas de bocadillos.

La caravana tuvo un recibimien­to similar en Mapastepec, una municipali­dad de 45.000 habitantes a unos 48 kilómetros al sur, donde las autoridade­s locales colocaron carpas alrededor de la plaza principal para ofrecer desde servicios médicos a ropa donada y alimento para bebés. Las iglesias locales ofrecieron duchas gratis y habilitaro­n puntos de distribuci­ón de alimentos.

“Son seres humanos. Hay que hacer algo para apoyarlos”, dijo César Cabuqui, que repartió docenas de emparedado­s caseros de frijoles y queso y bolsas de agua.

En el estado de Chiapas se encuentran algunas de las comunidade­s más empobrecid­as del país. Sin embargo, los poblados que se ven inundados repentinam­ente por la caravana se han organizado lo mejor que pueden para ofrecerles refugio, atención médica y donativos. Agradecido­s por la hospitalid­ad, muchos de los migrantes han procurado comportars­e de

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