Padres de alumnos superdotados denuncian aburrimiento y acoso
Padres denunciaron que la incomprensión de la sociedad puede derivar en depresión y suicidio.
P adres de alumnos superdotados o con altas habilidades denunciaron en el Parlamento que a los niños en esta situación se les está “vulnerando su derecho básico a la educación”, ya que nuestro país no cuenta con políticas de Estado adecuadas para su atención, lo que provoca desmotivación y “el aburrimiento crónico termina convirtiéndose en una tortura diaria, afectando seriamente su conducta y, en algunos casos, su salud mental”.
La Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Diputados tiene a estudio un proyecto de ley del diputado de Alianza Nacional por el departamento de Lavalleja, Mario García, que declara de interés nacional la identificación, registro y atención de alumnos con altas habilidades o superdotación, así como el análisis, investigación y desarrollo de políticas para una educación diferencial de este tipo de alumnos.
El proyecto también propone la creación del Registro Nacional de Alumnos con Altas Habilidades, que funcionará en el marco institucional de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).
En la exposición de motivos, la iniciativa señala: “Se calcula que en Uruguay hay aproximadamente unos 70.000 niños que presentan estas características, pero en general no han sido identificados o incluso son tratados tal como si tuvieran diferentes patologías”.
“Aburrimiento crónico”
En ese marco, la Comisión recibió el pasado miércoles 17 a los directivos de la asociación Altas Habilidades/ Superdotación y Talentos del Uruguay (Ahstuy), que nuclea a padres de niños con estas características. La delegación estuvo integrada por Teresa Bird, Valeria Menchaca, Valeria Peña, Victoria Suárez, Patricia Vidal y Fabián Píriz.
“Nuestros hijos, intrínsecamente motivados por aprender, se ven desmotivados por un sistema que plantea propuestas poco atractivas y desafiantes. Es un sistema que no les permite avanzar a ritmos más acelerados y, lamentablemente, el aburrimiento crónico termina convirtiéndose en una tortura diaria, afectando seriamente su conducta y, en algunos casos, su salud mental y, por consiguiente, la estabilidad familiar”, comenzó diciendo Teresa Bird, según consta en la versión taquigráfica de la sesión.
“A la falta de desafío intelectual en el aula, hay que sumar que la escuela y, principalmente, el liceo no cumplen con los objetivos de socialización con los pares. La falta de intereses en común, el acoso escolar tanto de compañeros, padres de compañeros, docentes y dirección, hacen que esta sea una problemática que trasciende al alumno y permea también al ámbito familiar”, añadió.
“Por lo dicho, la escuela y el liceo, tal como están planteados hoy para nuestros hijos, no están cumpliendo con sus objetivos principales: enseñar y socializar. Por lo tanto, consideramos que se está vulnerando su derecho básico a la educación”, enfatizó.
En representación de todos los padres, Bird afirmó que nuestro país carece de una política de Estado para atender esta situación. “Ya hemos perdido muchas generaciones de uruguayos talentosos que han pasado por las aulas sin ser identificados, sin ser desafiados y que, probablemente, fracasaron y desertaron del sistema educativo para ingresar a otro sistema: el de reclusión”.
Entienden que“al no encontrar una propuesta acorde a sus expectativas intelectuales, estos chicos, frecuentemente, tienen conductas disruptivas, incluso violentas”.
Bird dijo que “son frecuentes los falsos diagnósticos de trastorno de déficit atencional con hiperactividad y la medicación asociada a esto. La depresión y hasta el suicidio también son consecuencias en la salud mental de estas personas que se sienten incomprendidos por la comunidad educativa, los servicios de salud y la sociedad en general”.
“Padres realmente desesperados”
Los integrantes de la asociación reclaman sensibilizar al cuerpo docente y a los equipos orientadores para que colaboren en la identificación temprana de estos alumnos, así como también sensibilizar a los estudiantes, maestros y profesores para “desarrollar el respeto a la diferencia para evitar los problemas actuales de acoso escolar, que son muy graves”.
“Son impresionantes los casos y los planteos de los padres que están realmente desesperados por la situación de sus hijos por el acoso que viven en los distintos centros educativos ‐privados o públicos; es independiente‐ y en distintos niveles ‐escolar o liceal; también es indistinto‐ y de compañeros, docentes o las familias de otros estudiantes”, enfatizó Bird.
“El manejo de la frustración es muy complicado. La atención de psicólogos y siquiatras con nuestros hijos es permanente. Tenemos la dificultad de que no tenemos técnicos capacitados en esto en nuestro país. Este es un tema que está en el debe del país y, como asociación, nos planteamos como objetivo trabajar con los servicios de salud para tener mejor atención para nuestros hijos, porque es algo que no se conoce”, reflexionó.
Por su parte, Valeria Menchaca dijo que “el proceso de diagnóstico es una tarea ardua que lleva años. Primero llega la sospecha y pasan años en los que uno pregunta y averigua con el pediatra, el neurólogo, el neuropediatra, el psicopedagogo, el psicólogo”.
“En la mayoría de los casos el diagnóstico comienza con la sospecha de los padres. Empezamos a sospechar cuando los niños tienen tres o cuatro años y recién ahí comienza el camino de preguntar, de averiguar, de ir de consultorio en consultorio, pero no hay técnicos que nos digan adónde los podemos llevar”, se quejó.
Fabián Píriz dijo a los legisladores que es padre de dos niños con altas capacidades. “En cuanto a la sociedad en general, como Asociación nos interesa poner sobre la mesa el tema de la superdotación, pero no desde la perspectiva del superhéroe que tiene capa y usa antifaz, sino del chiquilín que sufre, que sufre tanto como cualquier otro que tenga una discapacidad”.
“Cuando hay un escrito o cuando entregan los carné, los compañeros se ríen de ellos. Por ejemplo, mi hijo es “Facupedia”.Ya no le causa dolor que se lo digan, pero en algún momento le molestó. Eso pasa en el jardín, en la escuela, en el liceo. Recién termina a nivel terciario o universitario, donde verdaderamente vale que sepan lo que saben y que sean lo que son”, afirmó Píriz.
“La realidad de nuestros hijos”
Los integrantes de la asociación relataron a los parlamentarios algunos casos concretos que los niños viven diariamente:
Francisco tiene cinco años y fue acelerado en 2017, luego de un año próximo a la fobia escolar.
Continúa manifestando no querer ir al colegio porque le enseñan cosas que ya sabe y se aburre. Tiene conductas altamente disruptivas.
Mauricio tiene seis años y debe asistir a la escuela con su abuela, dado que el colegio no le permite quedarse sin acompañante por sus enojos, que pueden llegar a ser violentos.
Ramiro tiene seis años y asiste a plan piloto en la Escuela N° 60 del Buceo, aunque se domicilia en el Cerro. Su madre dejó el trabajo, ya que los traslados y terapias se lo impiden. Su madre prioriza la educación y el bienestar de Ramiro.
Facu tiene doce años y tuvo que abandonar su liceo por acoso escolar físico y psicológico. Asiste a liceo público y actividades especiales a contraturno. Cursa 1° de ciclo básico. Le gustaría rendir Inglés de 3° ciclo básico para aprovechar el tiempo en otras actividades que le gustan y no asistir a clase de Inglés en 1°, 2° y 3° de liceo, pero el sistema no se lo permite. Además debe soportar acoso de su docente de Inglés que lo desafía.
Andrés tiene dieciocho años, es estudiante de 3er. año de Facultad de Ingeniería. Rindió examen de egreso con 9 años. Ingresó a la facultad con quince. Recién allí se sintió feliz. Padeció todo su tránsito por escuela y liceo. Este es un problema real, de niños, adolescentes y familias reales, relataron.