La Republica (Uruguay)

Fluminense derrumbó la ilusión de Nacional, que se despidió de la Sudamerica­na

El error de Conde y la falta de fútbol sentenciar­on el 1-0 sufrido en el Parque Central.

- Matías Canabarro

El sueño de ganar la Sudamerica­na está muerto. Nacional tuvo una noche de terror en el Parque Central, donde fue un equipo completame­nte inofensivo ante Fluminense, que se impuso 1-0 gracias al gol de Luciano, nacido de un gran error de Esteban Conde

Pero reducir la eliminació­n tricolor al fallo del arquero sería simplifica­r demasiado una actuación olvidable. Los bolsos no solo estuvieron lejos de hacer figura al golero rival, sino que ni siquiera tuvieron una chance clara para anotar un gol.

El planteo excesivame­nte conservado­r del primer tiempo, en el que se contentó con darle la pelota al rival y aguantar el 0-0 que lo hubiera metido en semifinale­s de la Copa Sudamerica­na, terminó saliéndole mal al “Cacique” Medina (que en el complement­o, demoró un siglo los cambios).

La eliminació­n, inesperada tras el 1-1 en Río de Janeiro, obliga a Nacional a conformars­e con la definición del Uruguayo.

Pasó un mal rato

Nacional y Fluminense compartían objetivo, pero no necesidade­s. A los tricolores el 0-0 les bastaba para clasificar­se, mientras que los cariocas estaban obligados a marcar. Eso explica la postura con que los equipos jugaron el primer tiempo en el desbordado Parque Central.

El“Flu”salió a poblar el campo rival y adueñarse de la pelota, elemento que monopolizó durante todo el episodio. Los albos, a veces por la postura del rival y otras por las limitacion­es propias, jugaron a contragolp­ear.

Sin embargo, resulta difícil hacer un contragolp­e cuando las recuperaci­ones del balón son demasiado esporádica­s como para causar peligro. El dúo compuesto por Santiago Romero y Christian Oliva pudo hacer poco para robar y mantener pelotas, y sus compañeros no los ayudaron ni un poco.

Nada es peor para un equipo con falencias defensivas, como Nacional, que lo ataquen constantem­ente. Por arriba prácticame­nte las perdió todas. En una de esas jugadas, a los 4’, Gum ganó por las alturas y Conde la sacó al corner.

Fue la primera de las varias chances que tuvo Fluminense. Otra ocurrió a la media hora, cuando un pase profundo puso a correr a Everaldo, quien ingresó al área y se topó con un excelente cierre del “Rafa” García, que punteó la pelota y la mandó al corner en el instante en que el delantero preparaba el remate.

El tiempo pasaba y las cosas seguían iguales. La tribuna expresaba su preocupaci­ón por el dominio de Fluminense y, sobre todo, por las fallas de su equipo. Las posesiones de Nacional duraban un suspiro, y si sus delanteros no se hubieran tirado atrás, habrían pasado el primer tiempo sin tocar una sola pelota.

Un dato que ilustra a la perfección lo inofensivo que fueron los bolsos en la primera parte, en la que no patearon al arco defendido por Julio César, es que Gonzalo Bergessio se destacó más por su esfuerzo en la marca que por su aporte ofensivo.

Antes de que la primera parte se transforma­ra en historia, Fluminense tuvo un par de chances más: un tiro cruzado que fue salvado sobre la línea y un cabezazo de Luciano que controló Conde.

Nacional terminó el episodio sabiendo que era imprescind­ible mejorar para reducir el margen de peligro de quedar afuera de las semifinale­s.

Se quedó en intencione­s

El segundo tiempo no pudo comenzar peor para Nacional. Fluminense se puso en ventaja gracias a un grueso error de Esteban Conde, que salió jugando con un pase defectuoso y permitió que la robara Sornoza, quien se la dio a Luciano. El delantero dejó por el camino a defensa y arquero en un solo movimiento­s antes de mandar la pelota a la red.

El 1-0 fue un golpe al mentón de Nacional, que en la jugada siguiente tuvo una chance clara, pero el pase al medio pasó entre varias piernas tricolores y jamás pudo transforma­rse en remate.

Desde entonces, el trámite se volvió previsible: Fluminense se metió atrás e hizo tanto tiempo como le resultó posible, mientras Nacional se adueñó de la pelota, y trató de generar peligro con más ganas que fútbol.

El problema para los tricolores es que “Flu” estuvo firme en defensa. Redujo el espacio de maniobra de su rival, que se veía obligado a probar de afuera (como hicieron Zunino y “Seba” Fernández, quien entró por De Pena a los 56’) ante la incapacida­d de quebrar el muro defensivo brasilero. El equipo del “Cacique” tenía la pelota, pero no podía sacarle el jugo necesario para equilibrar el tanteador.

Como inevitable­mente ocurre en estos casos, sobre todo cuando el empate no parece más que un sueño lejano, el avance de los minutos multiplicó los nervios de todos los habitantes del Parque Central.

Llamaba la atención que, ante la floja producción de su equipo, Medina no sacudiera el banco de suplentes a 15’ del final. Recién lo hizo a los 78’, cuando mandó a la cancha a Tabaré Viudez, a quien se unió Luis Aguiar a los 84’.

Pero las variantes no surtieron el efecto deseado (aunque hubiera sido milagroso que lo hicieran con tan poco tiempo en el campo). El libreto permaneció inalterado: Nacional seguía teniendo la pelota, pero estaba a kilómetros de ser una máquina de crear peligro. Más bien se limitó a tirar centros, que los altos centrales del “Flu” despejaron constantem­ente.

Y se salvó de recibir el segundo gol porque Alessandro, que estaba completame­nte solo para definir un mano a mano (nacido de una pérdida de Viudez), le erró por centímetro­s.

El pitazo de Roberto Tobar confirmó la eliminació­n de Nacional, que ahora no tiene más opción que enfocarse en el Campeonato Uruguayo.

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