El cooperativismo de consumo constituye no sólo un modelo viable, sino un modelo exitoso a seguir
La dinámica cotidiana muchas veces nos dificulta el ejercicio político estratégico de levantar la mirada, analizar el contexto nacional y regional, de manera de poder colocar en perspectiva nuestros avances y retrocesos y, principalmente, de manera de ori
No tengo la pretensión -ni el espacio- de realizar ese análisis en estas pocas líneas. Sin embargo, sería muy satisfactorio poder apuntar desafíos y reflexionar, a partir del caso de Cooperativa Club Ancap, sobre los caminos para contribuir a generar en nuestro país escenarios diferentes a los que posibilitaron el triunfo de Jair Bolsonaro en las recientes elecciones presidenciales en Brasil. Pero ¿Qué representa ese triunfo? ¿Por qué las cooperativas deben redoblar sus esfuerzos ante esas señales de la región? Entre diferentes sentidos que pueden ser analizados, me interesa destacar aquí que la elección de Jair Bolsonaro no representa un simple cambio en el signo político del gobierno, sino un cambio radical en la sensibilidad económica, política y social de la mayoría de población brasileña… al menos de la mayoría que votó en las elecciones del pasado 28 de octubre. Esta nueva sensibilidad, que podríamos llamar de in-sensible, poco se preocupa con los derechos laborales conquistados por la lucha de generaciones de trabajadores, con los derechos de las personas más vulnerables apenas efectivizados desde hace pocos años, con las políticas afirmativas de poblaciones minoritarios o históricamente postergadas, con abandonar un modelo de desarrollo inclusivo por el cual venía transitando Brasil. Esa nueva insensibilidad no se indigna con la pérdida de la atención médica de millones de brasileros de las regiones más pobres y alejadas por el fin de la participación de los médicos cubanos del programa Más Médicos, ni con ya anunciada privatización de más de 40 empresas estatales, o con la no prioridad en el Mercosur, la reforma de las jubilaciones, del trabajo, el posible fin de los ministerios de trabajo, de medio ambiente, de cultura, entre tantos otros etcéteras. Esta nueva insensibilidad se apoya fuertemente en el individualismo, en el desprecio y odio a lo diferente, en lo anti, en la intolerancia, el prejuicio, en la no empatía… Destaco este cambio en la sensibilidad mayoritaria en el vecino país norteño, porque en este punto las cooperativas tenemos mucho para aportar: en la construcción de una sociedad cada vez más solidaria, inclusiva, democrática, con participación, con tolerancia. Este aporte debe ser activo y, a la luz de los cambios en la región, no podemos dar por sentado que se realice de manera autónoma. Ahora bien, para poder aportar esos valores, para construir con el ejemplo, para soñar y hacer soñar en caminos alternativos posibles, las cooperativas de consumo tenemos algunos desafíos. En primer lugar, tenemos el enorme desafío de mejorar continuamente nuestra gestión. El desafío de mostrar por medio de buenos resultados que la economía social y solidaria y, en particular, el cooperativismo de consumo constituye no sólo un modelo viable, sino un modelo exitoso a seguir. En Cooperativa Club Ancap tomamos la decisión política de cambiar nuestro modelo de gestión en 2013. Desde entonces, nuestra cooperativa se apoya fuertemente en la intercooperación y complementación entre cooperativas, con una amplia participación de las y los trabajadores. Fruto de esa decisión y de la excelente gestión comercial, hemos podido mejor enormemente la cantidad y calidad los bienes y servicios que brindamos a nuestros socios. Entre otros: incorporamos servicio fúnebre con panteón, servicio médico y odontológico, acceso a la cultura por medio de entrega de entradas para carnaval y diferentes espectáculos, salón de fiestas y servicios para fiestas, biblioteca recreativa y estudiantil, y operación de cataratas totalmente gratis.Todo ello, mejorando año a año los resultados. Sumado a lo anterior, otro gran desafío que tenemos es acercarnos cada día más a nuestros socios y sus familias. Cuando iniciamos el cambio de gestión en 2013 CCA contaba con un único local propio, en la Av. del Libertador. Desde entonces hemos multiplicado nuestra presencia comercial, acercándonos cada vez más a nuestros socios tanto en
Montevideo como en el interior. Hoy contamos con locales comerciales en Av. Uruguay y Rondeau, Paso Molino, Paysandú, Salto, Florida, y prevemos abrir nuevos locales en Las Piedras y Rocha. Pero además de la presencia comercial en un formato moderno y ágil, otro de los grandes desafíos que hemos asumido es mejorar nuestra comunicación y ampliar los mecanismos de participación en la vida cotidiana de la cooperativa. El funcionamiento activo de la comisión de cooperativismo, la ampliación de los mecanismos de comunicación cotidiana (maillings) y la decisión adoptada recientemente por el Consejo Directivo de iniciar un departamento de marketing para multiplicar los canales de comunicación con nuestros socios y aumentar la presencia (web y redes sociales) constituyen parte de ese esfuerzo, y estoy seguro que constituirán un canal privilegiado por medio del cual continuar fomentando y multiplicando los valores cooperativos entre nuestros socios y para toda la sociedad.