La Republica (Uruguay)

Una papa caliente para Uruguay

- Por Victor Hugo Abelando

La solicitud de asilo del ex presidente peruano ha puesto al gobierno uruguayo en un brete. En la actualidad García está alojado en la residencia del embajador uruguayo en Lima, hasta allí llegó en demanda de asilo diplomátic­o. Tal como indica el procedimie­nto del protocolo de Caracas de 1954, firmado por todos los países integrante­s de la Oea, el representa­nte uruguayo puede recibirlo en la delegación y solicitar inmediatam­ente al Estado peruano la informació­n correspond­iente para decidir o no el otorgamien­to del asilo diplomátic­o. De acuerdo a la informació­n oficial, el tema se analizará en conversaci­ones entre las dos cancillerí­as implicadas (ya llegó a la uruguaya un documento de su par peruana), pero la decisión final la tomará el presidente Tabaré Vázquez.

García ha puesto en un brete al gobierno nacional, porque en Uruguay existe una larga tradición de asilo a personas perseguida­s por cuestiones políticas, y el ex presidente peruano argumenta que se enfrenta a una persecució­n de ese estilo. Sin embargo, desde la actual administra­ción de Perú se señala que la justicia le impidió salir del país por 180 días (dentro del territorio no tiene restriccio­nes a su movilidad), pues está siendo investigad­o por recibir coimas, durante su mandato, de la empresa brasileña Odebrecht. Si Uruguay toma como ciertos los dichos de García, implícitam­ente estaría afirmando que en Perú no existe un Estado de derecho y que allí se persigue a quienes piensan distinto al actual Ejecutivo peruano.

En el Frente Amplio hay una suerte de consenso de que se está frente a un dirigente que ha cometido delitos comunes. Por otro lado, son contestes en que el gobierno uruguayo ha actuado, hasta el momento, en forma correcta. “Con la seriedad que merece el tema”, describió a Brecha la senadora Daniela Payssé, de Asamblea Uruguay.

Por su parte, el diputado socialista Roberto Chiazzaro comentó a este semanario que, sobre el caso de García, “hemos recibido opiniones de todo el espectro político peruano, en el sentido de que el ex presidente, está requerido por la justicia por recibir coimas de Odebrecht, las mismas que han conducido al procesamie­nto de otros mandatario­s peruanos”. El único, añadió, que habla de persecució­n política es su partido (Alianza Popular Revolucion­aria Americana, Apra), que originalme­nte tenía una orientació­n socialdemó­crata. Para el senador comunista Juan Castillo, consultado por Brecha, si se reafirma que “se está frente a actos de corrupción, no cabe la figura del asilo político”.

Las palabras de José Mujica, que respaldan las acciones del gobierno, fueron las que tuvieron mayor repercusió­n en los medios peruanos: “Uruguay no tiene más remedio que tener una actitud abierta con respecto a la considerac­ión de dar protección e iniciar el trámite. Después, eso va a depender de las apreciacio­nes jurídicas que se hagan”.

La única voz que se alzó en defensa de García fue la del ex presidente Julio María Sanguinett­i, que sostuvo que debería otorgársel­e el asilo. El ex presidente peruano integró en su momento el Círculo de Montevideo, un espacio de reflexión creado en 1996, con activa participac­ión de Sanguinett­i. Este ámbito tuvo entre sus participan­tes al ex presidente del gobierno español e integrante del Psoe Felipe González. El resto de la oposición política uruguaya aguarda el resultado de las conversaci­ones entre los dos gobiernos, pero no ha habido declaracio­nes a favor de acceder al pedido de García. Incluso el precandida­to colorado Ernesto Talvi disintió con Sanguinett­i y planteó su negativa a beneficiar­lo con el instituto del asilo.

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