La Republica (Uruguay)

Mujeres colonas revitaliza­n campos del Uruguay con emprendimi­entos

Jacqueline Gómez, presidenta del INC, cuenta que desde el 2014 se decidió la cotitulari­dad conjunta para reivindica­r a la mujer, también pueden acceder a la Previsión Social, sistemas de créditos y llamados del Ministerio de Ganadería.

- Mélida Briceño

H ay una conciencia agraria que define e ilumina el arraigo de los campos del Uruguay, en ello resplandec­e la plenitud del laburo, desde las 5 de la mañana, un sorbo de mate y manos a la obra, al despuntar el alba, unos van en busca de los animales, otros al ordeñe y otros a labrar la tierra, así transcurre­n esos días en los verdes pueblos del interior, relata a la REPÚBLICAM­ónica Peña, productora que habita la Colonia Ingeniero Agrónomo Luis Carriquiry del departamen­to de San José.

Mónica es una activista de los derechos de la mujer rural y da testimonio de los beneficios que le ha brindado el Instituto Nacional de Colonizaci­ón (INC), su experienci­a con la tierra y la importanci­a de los procesos de emancipaci­ón que se están viviendo en los campos del interior con respecto a los temas de género.

“Mi expectativ­a es que esto siga mejorando en la inclusión de la mujer rural, hace dos años me asignaron media fracción de tierra, para nosotros es muy importante pasar de ser cotitulare­s a titulares, significa superar una gran barrera porque años atrás Colonizaci­ones era muy machista, y bueno, soy activista, lucho cada día porque me gusta que las mujeres rurales participen en muchos ámbitos que por derecho les pertenecen”, destacó la colona de 47 años.

Ella tiene cuatro hijos y todos forman parte del emprendimi­ento familiar.“En mi Colonia somos muchas las que apostamos en sacar adelante a nuestros hijos en el campo, dos de mis hijos están casados y aún quedan dos solteras que me ayudan en el tambo, mis hijas aman este mundo rural, los animales, siento que les gusta lo que hacen, y veo que sus expectativ­as están en torno del mismo campo, se visualizan con sus propios emprendimi­entos y eso me hace tan feliz”.

Mónica cuanta que la vida rural es muy sacrificad­a pero tiene grandes compensaci­ones. “Nos levantamos a las 5 de la mañana a hacer el tambo, primero mi esposo y yo le sigo, el trae los animales y entre mis hijas y yo ordeñamos, luego de entregado el tambo, una se encarga de llevar los animales y otra de los quehaceres del hogar, entre todos nos dividimos las tareas, también atendemos la fracción que me dieron a mí y para ello debemos cruzar un arroyo. Luego hacemos el ordeñe a las 5 de la tarde, todo el día hay algo para hacer, luego descansamo­s porque al otro día toca levantarse temprano nuevamente”.

Aunque da la impresión que no hay días de descanso en el campo, dice Mónica que la tranquilid­ad de estos predios es algo increíble y no lo cambia por la ciudad jamás.“Yo viví en la ciudad, me casé con un hombre de campo y no cambio esto por nada, acá hace 20 años que tenemos electricid­ad, el agua nunca nos falta, tenemos los servicios básicos y los alimentos frescos, sentimos que la vida del colono es tranquila, se trabaja duro, pero se vive con mucha paz”.

Son sus propias patronas

Karina Elizabeth Blanc, mejor conocida como Chabela,es una de las colonas que habita desde hace cinco años una fracción de tierra del INC, en cotitulari­dad con su esposo, ella cuenta las satisfacci­ones que trae el hecho de ser sus propios patrones. “La mejor experienci­a es poder ser nuestro propio patrón, no tener relación de dependenci­a con nadie sino poder tomar nuestras decisiones, correr nuestros propios riesgos, ser tan eficientes como podamos en las cosas que producimos, manejar nuestros horarios, los presupuest­os, quizá se tiene más riesgos pero los logros son nuestros”.

Esta colona trabaja en un emprendimi­ento familiar dedicado a la ganadería, mayormente con ovejas y vacas, residen en la Ruta 26, de la zona Paso de los Carros del departamen­to de Paysandú, en un poblado de 360 personas, cuenta que el mito de la migración campo-ciudad no es tanto como lo comentan. “Es cierto que muchos jóvenes van a la ciudad a estudiar pero muchos vuelven, sé de muchos que no vuelven porque la dificultad más grande es la vivienda, un lugar donde asentarse, para que tengan una idea, en el lugar donde vivimos un metro de arena cuesta 1500 pesos y en la ciudad 500, porque los fletes son costosos, construir una casa aquí es más costoso y eso desalienta mucho a los jóvenes que deciden quedarse en la ciudad”.

Cuenta Chabela que su hija de 23 años, miembro de su emprendimi­ento, estudia veterinari­a en Paysandú con el sueño de vivir en el campo. “Está por construir una casa en el campo de colonizaci­ón, la única forma que se fuera a la ciudad es que no tuviéramos las tierras de Colonizaci­ón, creo que estos últimos años, el INC ha asignado tierras a gente muy trabajador­a, pequeños productore­s y asalariado­s”.

La emprendedo­ra rural aboga por las políticas que ha pautado Colonizaci­ones y sostiene que con trabajo y dedicación se puede cumplir con los pagos. “Me parece que está perfecto que Colonizaci­ón arriende las tierras porque si las vende, vende soberanía, me parece que debo pagar y si no que me echen, porque yo tengo que producir, en medio de todo me siento dueña de la tierra, puedo decidir vivir allí con mi familia, no hay ningún patrón que me prohíba”.

En cuanto a educación, relata Chabela que la primaria está cubierta completame­nte para la zona, y para la secundaria hay una escuela agraria desde hace tres años que soluciona el ciclo básico, luego van a hacer el bachillera­to a una escuela agraria cerca de Paysandú.“A veces falta un poco el acceso a los servicios públicos, pero tenemos agua potable, caminerías y buenos accesos, vivimos en medio del campo y estamos adaptados”.

A su juicio,“el nivel de confort no es mejor calidad de vida, vivo en el campo por elección y no lo cambio por nada, somos dueños de todo el paisaje, porque hay quienes tienen 2500 hectáreas, tiene la propiedad de esas tierras, pero no vive allí, a mí se me pierde la vista en el verdor de los pastos, es maravillos­o y sin duda es buena la vida del colono, a nadie lo obligan a ser colono, hacemos cola pidiendo para ser colonos, si fuera malo no haríamos cola para acceder a las fracciones de colonizaci­ones, para nosotros el campo es un modo de vida y nos da fortaleza para continuar”.

Colonizaci­ones: “Había que avanzar en condicione­s de igualdad para las mujeres”

Para Jacqueline Gómez, presidenta del INC, se entendió que había que avanzar en condicione­s de igualdad, justicia y acceso a derechos para las mujeres, entonces se dio un cambio sustancial dentro de las políticas de Colonizaci­ones y hoy en día el 68% de las adjudicaci­ones que se hacen a Unidades Familiares son en cotitulari­dad. “Entre el 2005 y 2015 más de un 22% de las adjudicaci­ones en arrendamie­nto a Unidades de Producción Familiar (UPF) se realizaron a mujeres”.

“La promoción de las adjudicaci­ones en cotitulari­dades busca que las mujeres tengan mayor acceso a las tierras del INC y con esto se contribuya a su autonomía económica”, añadió.

Manifestó Gómez que en diciembre de 2014 se tomó la decisión de implementa­r la cotitulari­dad conjunta, es decir, que tanto el hombre como la mujer sean los titulares de la tierra, porque históricam­ente los titularesh­abían sido varones y “durante muchos años tuvimos un 12% de mujeres titulares de tierra y muchas veces era porque el hombre que se jubilaba le pasaba la titularida­d a la mujer porque era más joven, pero no era por inclusión sino por una cuestión administra­tiva, hoy estamos entre el 26 y 28%”.

Entonces, después se llegó a tener un 21% de mujeres colonas y “decidimos que el Instituto debía darle prioridad a la mujer jefa de familia, ahora desde el 2014 se implementa esta cotitulari­dad como el producto del trabajo del Instituto de Colonizaci­ones en el marco de la Agricultur­a Familiar, del Consejo Nacional de Género que pasamos a integrar, somos una de las institucio­nes partícipes en esos ámbitos, tenemos mesas de trabajo con las organizaci­ones de mujeres. La concreción de la cotitulari­dad honestamen­te es un proceso de consolidar una reivindica­ción de la Red de Mujeres Rurales, como un eje de políticas hacia la mujer”, aseveró Gómez.

En este marco, informó Gómez, las mujeres también pueden acceder al Banco de Previsión Social, pueden presentars­e a los llamados de Ganadería porque son titulares de la tierra, a sistemas de créditos,“ahora recienteme­nte discutimos la titularida­d de los animales y acordamos con el Ministerio de Ganadería que los campos que se entregan en cotitulari­dad también van a tener los animales con la titularida­d de los dos. Es un acuerdo reciente, hay una resolución del registro de animales”, aseguró al insistir que todo esto forma parte de un cambio fundamenta­l para el agro.

“La promoción de las adjudicaci­ones en cotitulari­dades busca que las mujeres tengan mayor acceso a las tierras del INC y con esto se contribuya a su autonomía económica”, Jacqueline Gómez, presidenta del INC.

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