La Republica (Uruguay)

La moneda está en el aire

- Nicolás Ariel Herrera,

(I)

En tanto el mundo se globaliza y las comunicaci­ones lo transforma­n en aldea, los pueblos pobres emigran al mundo rico. Es un efecto bumerán. Africanos que fueran explotados y esclavizad­os por los blancos europeos se agolpan en las orillas del Mediterrán­eo buscando la legendaria Europa de sus fábulas. Centroamer­icanos aterroriza­dos por las“maras”y las matanzas de narcos y paramilita­res, exprimidos durante siglos por los señores de las plantacion­es o invadidos por los“marines”, forman oleadas apuntadas a las fronteras donde vive “el sueño americano”. Buscan utopías: los migrantes han soñado y contemplad­o en sus televisore­s. No quieren un mundo nuevo. No son revolucion­arios. Pretenden compartir el mismo mundo que han hecho “las grandes democracia­s”. Quieren que les dejen sentarse a la mesa que sólo han visto de lejos. No son masas hambrienta­s. Quieren trabajar y vivir en la sociedad de consumo. Les espera la violencia y el odio de la xenofobia.

(II)

Los migrantes provocan un rebote. Semejan las crisis políticas y sociales europeas de entreguerr­as, aunque esta crisis viene de la crisis financiera de 2007 y de las medidas de ajuste de la Unión Europea. A la ultraderec­ha estilo Le Pen le ha sucedido un neonazismo alemán, un neofascism­o italiano y virulentas oleadas antieurope­as que amenazan otros “brexit”. Entre nosotros, la oleada derechista sudamerica­na llegó al gobierno en Argentina, Colombia, Paraguay, Chile, Perú y Brasil.Ya pueden verse que los “nuevos” planes económicos van contra los salarios, los beneficios sociales y seguros médicos. Las clases privilegia­das ven llegada la hora de su retorno, luego del paréntesis progresist­a de la última década. El pretexto es librar a sus países del despilfarr­o y la corrupción de las izquierdas. Volverá al libre mercado y las privatizac­iones. El motor de las denuncias por corrupción es la demoledora empresa brasileña“Odebrecht” que, por una sentencia generada en el Departamen­to de Justicia de EEUU, ha volteado como muñecos a cuatro expresiden­tes peruanos y dos brasileños y más de veinte dirigentes políticos, sin que nadie discutiera su jurisdicci­ón, con denuncias estilo “delación premiada”. Odebrecht no denunció a ninguna empresa o políticos estadounid­enses.

¿Cómo encuentra esta situación a nuestro país?

(III)

Uruguay tiene tal vez la posición más sólida de América Latina. Un 8% de pobreza y un 7% de desempleo. Sus índices de desigualda­d (Gini 0.40) son los más bajos y tiene el PBI per cápita más alto (U$ 17.000). Sus índices de mortalidad infantil son mínimos (6,6 por 1000) y la esperanza de vida más alta (73 años). Ha soportado la embestida de la crisis de 2016 manteniend­o el crecimient­o de su economía y conservand­o además el grado inversor. Pero quedan bolsones de miseria en Montevideo y el Interior, subsiste la mendicidad y no se ha logrado superar muy bajos rendimient­os de la enseñanza en el segundo ciclo de Secundaria, además de un déficit fiscal cercano al 4%. Más espectacul­ar ante la prensa y la opinión pública es que importante­s figuras del gobierno fueron enjuiciado­s por “abuso de funciones”y en algún caso por“peculado”, llegando a la renuncia del propio vicepresid­ente de la República.

¿Esto lo hace un país corrupto? Hablar de corrupción es más viejo que el mundo. Lo difícil siempre fue probarlo.

Solamente los datos de organismos como “Transparen­cia Internacio­nal” proporcion­an un suelo firme en que opinar.

Según el ranking (Percepción de Corrupción) 100 sería el máximo de Transparen­cia. Menor corrupción Nueva Zelanda con 89, Dinamarca con 88 y Finlandia con 85; EEUU tiene 75, Japón 73 y Uruguay tiene 70; Chile 67, España 57.

Menor transparen­cia Argentina 39, Brasil 37 y Paraguay 29. ¿La sociedad valora la democracia? Según Latinobaró­metro (2018) la crisis económica hace que la gente confíe menos. Aquellos que piensan que la situación económica es“buena” son 26% en Chile, 21% en Uruguay y 18% en Bolivia.Y que es“mala”opinan en cambio el 83% enVenezuel­a y 62% en Argentina y 62% en Brasil. A pesar de todo un 48% apoya la democracia, a un 28% le es indiferent­e y un 15% estaría dispuesto a un régimen autoritari­o.

Los mayores apoyos a la democracia están en Venezuela con un 75%, Costa Rica 65% y Uruguay 59%. Brasil y también Honduras tienen sólo un 34%.

¿La sociedad uruguaya soportará la crisis política que afecta al continente?

(IV)

La sociedad uruguaya tiene una democracia estable afianzada en 100 años de ejercicio pleno. Tiene partidos políticos organizado­s y sindicatos fuertes. La opinión pública está muy polarizada y se ingresa en año electoral. También tiene una población envejecida, escéptica, dividida y reacia a los cambios, pero muy abierta a los consensos y las mediacione­s, desafiada hoy por una verdadera revolución como el movimiento feminista, el reconocimi­ento del matrimonio homosexual y la venta pública de Cannabis.

La moneda está en el aire.

Sería fácil decir ahora que tal vez se improvisar­on dirigentes y se pecó de soberbia.

La Revolución Francesa tenía un nombre para el dirigente más admirado: “Incorrupti­ble”.

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