Una copita de más
Lacalle Pou propone subir los controles de espirometrías de 0 a 0,3% y el mundo se le cayó encima. Que habilita a los conductores a conducir habiendo tomado alcohol, que va en contra de una medida en la que trabajó el gobierno, la oposición y vastos sectores de la sociedad vinculados a la salud, que primero está la salud y después está la producción, etc.
Sin embargo, nadie hizo hincapié en un elemento central de su propuesta: la fundamentación de que bajando esa graduación se podía tomar una “copita de vino” y a través de esa mágica medida “revitalizar” el sector vitivinícola uruguayo.
La venta de vino al mercado uruguayo se mantuvo muy estable. De 60.902.093 litros en 2016 a 60.801.868 en el año 2017, resultando una disminución de apenas 0,16%.
Otros datos adicionales. En el año 2017 se exportaron 5.713.962 litros de vino cuando en el año anterior la cifra ascendió a 3.363.197. Registra un importante aumento del 70%. La importación de vinos pasó de 3.273.097 litros a 3.586.523, un incremento de 9,6%.
Ha existido sí una leve baja sistemática en los valores de venta desde 2009 en adelante, y algunos años de ingresos records explicados por ventas extraordinarias (ventas a Rusia en los años 2012-2013). Parece claro que el diagnóstico y las dificultades que eventualmente puedan surgir en el sector vitivinícola nada tienen que ver con una “copita”.
No parece haber una vinculación directa entre el consumo de vino y la “copita” adicional derivada de un aumento del 0% al 0,3% de tolerancia a los conductores.
No parece ser una cuestión para grandes iluminados ni para una tesis doctoral llegar a tan magna conclusión.
El nivel de las propuestas de la oposición, y sobre todo los fundamentos esgrimidos para sustentarlas, ayuda poco a un debate serio de los reales problemas del país.
La campaña al palo.
(Fuente: Inavi y Uruguay XXI)