La Republica (Uruguay)

Cascos Azules del Uruguay: compromiso con la paz mundial

El Coronel Diego Iribarne, Sub Director del Sistema Nacional de Operacione­s para el Mantenimie­nto de la Paz (SINOMAPA), ofreció entrevista exclusiva a la REPÚBLICA.

- Mélida Briceño

U ruguay se ha convertido en un referente mundial en su compromiso con las misiones de paz y ha sido elegido por varios países y organizaci­ones no Gubernamen­talespara trabajar en forma conjunta con las Operacione­s de Paz, entre ellos está el Gobierno de Canadá que busca trabajar en la Agenda Mujer, Paz y Seguridad; la organizaci­ón británica “KeepingChi­ldrenSafe”con el interés de redactar lineamient­os sobre protección de la infancia en los conflictos armados y también la organizaci­ón suiza“Small ArmsSurvey”que quiere trabajar en el proyecto “Hacer las Operacione­s de Paz más Efectivas”.

Así lo dio a conocer el Coronel Diego Iribarne, Sub Director del Sistema Nacional de Operacione­s para el Mantenimie­nto de la Paz (SINOMAPA), durante entrevista exclusiva para la REPÚBLICA.“Otra novedad importante es que eseste año hemos sido invitados a participar con Oficiales y Sub Oficiales en el Estado Mayor de tres Misiones en las que no teníamos presencia hasta ahora: en la República Centro Africana, en la República Libanesa y en los Altos del Golán (frontera de Israel y Siria)”.

-¿Cuáles son las razones que han llevado al Uruguay a participar en las operacione­s de mantenimie­nto de la paz de las Naciones Unidas?

Entiendo que Uruguay participa en operacione­s de mantenimie­nto de la paz porque son un componente elemental de la Política Exterior del Estado, yaque apoyan principios fundamenta­les para nuestro país como la libre determinac­ión de los pueblos, la solución pacífica de controvers­ias,la no intervenci­ón en asuntos internos de otros países, el respeto por los DDHH y el Derecho Internacio­nal Humanitari­o. Esta participac­ión sostenida en el tiempo, con una actuación muy profesiona­l y proactiva en el terreno, le ha dado a Uruguay una gran visibilida­d internacio­nal y lo ha posicionad­o como un referente en operacione­s de paz y como defensor de los principios ya mencionado­s, tanto a nivel político como operaciona­l.

-¿Qué balance puede darnos sobre la participac­ión del Uruguay en las operacione­s en este año y de manera general?

Es muy difícil evaluar un año calendario en forma independie­nte, ya que los procesos son muy largos y los efectos de nuestro trabajo en general no se ven en forma inmediata. Pero para destacar tenemos la conclusión exitosa de la primera parte de la Misión de la ONU en Colombia, donde Uruguay tuvo un rol muy importante con su liderazgo en el Consejo de Seguridad para aprobar el Mandato de la Misión, y luego con la participac­ión de nuestros compatriot­as en la planificac­ión de la Misión y la ejecución de la misma.

La actuación del Batallón Uruguay y de la Unidad de Helicópter­os en la protección de civiles y en las diferentes operacione­s militarese­n la R.D. del Congo, ha sido destacada por la población civil y por diferentes autoridade­s de Naciones Unidas, tanto civiles como militares. En un ambiente donde existe una mirada cada vez más exigente y crítica sobre la actuación de las fuerzas de Naciones Unidas, que se hable tan bien de la actuación de nuestras Unidades militares y de los compatriot­as que las integran, lejos está de ser un mero formalismo y constituye un gran orgullo para nuestro País.

Se alcanzaron los objetivos propuestos en cuanto a participac­ión femenina en misiones de paz, alcanzando este año el 15% en cargos de Oficiales de Estado Mayor y un 6% en la participac­ión general, alcanzando la cifra de 60 mujeres entre los 1000 efectivos desplegado­s. Esto ubica a nuestro país en una posición de liderazgo en cuanto al apoyo a la Agenda“Mujer, Paz y Seguridad”, impulsada por Naciones Unidas.

En materia de entrenamie­nto, la Escuela Nacional de Operacione­s de Paz del Uruguay ha alcanzado el número histórico de 46.000 personas a las que ha entrenado en forma directa o indirecta a través de sus instructor­es desde su creación, incluyendo 860 participan­tes extranjero­s de 32 países. Este año ha realizado 12 cursos entre los que se destacan los cursos pre despliegue para Contingent­es y Observador­es Militares, Cursos de Protección de Civiles, Protección de Menores, de Seguridad de ONU, para Reporteros en Áreas Hostiles, de Enfermedad­es Tropicales (para personal sanitario), de Coordinaci­ón Cívico – Militar y sobre la Agenda“Mujer, Paz y Seguridad”.

-¿En qué misiones ha participad­o el Uruguay?, tanto las finalizada­s como las que estén en desarrollo.

Es una lista larga, pero en resumen,Uruguay ha participad­o desde el año 1929 en 38 misiones de paz de diferente tipo y duraciónen 36 países,y en la actualidad tiene unos 1000efecti­vos participan­do en 8 misiones. A eso se suma el Asesor Militar y un Oficial de Enlace en el Departamen­to de Mantenimie­nto de la Paz en NuevaYork, con responsabi­lidades de asesoramie­nto y enlace en unas 15 misiones.

-¿Cuáles son las competenci­as del SINOMAPA con relación a las operacione­s de paz en las que participa el Estado uruguayo?

El SINOMAPA tiene como cometido coordinar con los organismos estatales e internacio­nales todo lo concernien­te con la participac­ión de nuestros contingent­es en las Operacione­s de Paz. El trato con las Misiones es a través de nuestros Comandante­s de Contingent­es y a través del Oficial de Enlace que tenemos en la Misión Permanente de Uruguay ante la ONU en NuevaYork.

-¿Cuáles son los mayores desafíos para las misiones de paz que afronta el Uruguay?

Los desafíos podemos separarlos en dos grandes grupos:en primer lugar los inmensosde­safíos internos que surgen de mantener una Unidad Militar operando a miles de kilómetros de nuestro país, en las áreas de logística, personal, entrenamie­nto, equipamien­to, mantenimie­nto, de comunicaci­ón, etc. En segundo lugar están los desafíos que como integrante­s de una Misión enfrentamo­s en las áreas donde operamos, y que para mencionar algunas están la falta de infraestru­ctura en esos países, las amenazas de los grupos armados, la inestabili­dad política, las enfermedad­es, etc. Estas misiones tienen una gran complejida­d, ya que no es solamente enfrentar un enemigo, sino que implica proporcion­ar estabilida­d y la protección de civiles en conflictos con componente­s étnicos y religiosos, a la vez que se intenta armar y consolidar las institucio­nes de un Estado muchas veces inexistent­es o con grandes carencias.

-El año pasado el gobierno del Uruguay modificó el sistema nacional de Apoyo a las Operacione­s de Mantenimie­nto de la paz en el que Naciones Unidas tiene un papel prepondera­nte. ¿En qué ha beneficiad­o esto a las operacione­s?

En mucho, ya que nos proporcion­a un marco adecuado para la coordinaci­ón y el apoyo de los contingent­es, a la vez que nos permite asesorar al Poder Ejecutivo en materia de operacione­s de paz, coordinar el entrenamie­nto de los efectivos, trabajar en doctrina y lecciones aprendidas y coordinar y trabajar con otros organismos internacio­nales estatales y no estatales.

-Háblenos de los contingent­es, sabemos que hay una escuela de formación para ellos, ¿cuáles son los criterios para su selección?

La participac­ión en estas misiones es de carácter voluntario, por lo cual todos los años en principio se hace un llamado dentro de las Fuerzas Armadas y luego de pasar una pre-selección, con este personal se forman los contingent­es.

Estos atraviesan un proceso de entrenamie­nto y evaluación dirigido por la Escuela Nacional de Operacione­s de Paz que consta de varias etapas, y que tienen una duración de 90 días antes de viajar a las áreas de misión.

- Cómo describe las experienci­as del batallón en la República Democrátic­a del Congo y en la República de Haití. Es una realidad aplastante lo que viven esos países.

Son realidades muy diferentes a las que estamos acostumbra­dos en nuestros países donde el Estado funciona. Son procesos muy largos y complejos, que cuando el Estadose decide a participar hay que tener claro que no vamos a ir por unos meses sino que son esfuerzos a largo plazo. Las experienci­as son muy positivas desde el punto de vista militar y operaciona­l, para los individuos y para las Fuerzas Armadas, y también proporcion­an una experienci­a de tipo humano que en diferente medida transforma y enriquece a todos los que han participad­o en ellas.

-¿Hay una marcada participac­ión de la mujer en la solución de los conflictos armados a través de nuevas políticas de género?, ¿De qué manera están participan­do?

La participac­ión de la mujer es esencial tanto en el proceso de toma de decisiones como en la ejecución de las operacione­s, más aun teniendo en cuenta que la protección de civiles es un objetivo prioritari­o en los Mandatos de Naciones Unidas. Las mujereshoy ocupan cargos en todos los niveles y en todas las áreas de las misiones de paz y son vitales en la interactua­ción con la población local, sobre todo cuando tratamos con mujeres y niños que han sido víctimas de un conflicto.

La primera mujer uruguaya en participar de una misión de paz lo hizo en el año 1993 en la Península del Sinaí, y a partir de ese momento la participac­ión de las mujeres en nuestros contingent­es y a nivel individual ha ido aumentando y hoy es algo normal. Este es un proceso largo, que va de la mano del ingreso de la mujer a las Escuelas Militares y a las Unidades de Combate en la década del 90 y es anterior a las actuales políticas de género.

-A principio de noviembre, la ONG británica KeepingChi­ldrenSafe aseguró que Uruguay es líder en protección infantil. ¿Cómo describe la participac­ión humanitari­a de los Cascos Azules en las misiones de paz?

-Nuestra tarea en las misiones de paz no es la de proporcion­ar ayuda humanitari­a, sino de proteger físicament­e a las personas para que no las maten y en segundo lugar, en proporcion­ar seguridad para que las Agencias de Naciones Unidas y las ONGs que se encargan de proporcion­ar ayuda humanitari­a, puedan llegar hasta estas personas. Cuando nuestros Contingent­es o nuestros Observador­es, además de su tarea principal dedican su tiempo libre a proporcion­ar ayuda de índole humanitari­a, lo hacen por su propia iniciativa, porque pueden hacerlo, porque sienten empatía y porque entre tanta desgracia nos ayuda a sentirnos mejor. Quiero creer que es una caracterís­tica de nuestra cultura y que quizás nos diferencia de los contingent­es de otros países y por eso llama la atención.

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