Un Poder Judicial sin perspectiva de género
Los femicidios son la forma más extrema de la violencia de género que atraviesan nuestras sociedades patriarcales. En el ámbito del derecho internacional de los derechos humanos, el Mecanismo de Seguimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar laViolencia contra la Mujer- Convención de Belém do Pará definió los femicidios como “las muertes violentas de mujeres por razones de género en la comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u omisión”. Se trata de un fenómeno extendido a nivel global, regional y nacional; y su prevalencia va en aumento en todo el mundo cobrando proporciones alarmantes. En nuestro país, vemos un crecimiento significativo de los femicidios que sólo es denunciado en las calles por los cuerpos y voces del incansable movimiento de mujeres con el que hemos logrado visibilizar esta problemática históricamente acallada.
En Argentina, según surge del Registro elaborado por la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, se registraron 235 casos en el 2015, 254 casos en el 2016 y 273 casos en el 2017. En cada año más de 200 niñas, niños y adolescentes quedaron sin madres y en todos los años más del 70% de los victimarios eran allegados, familiares, parejas o ex parejas de las victimas (70% 2015, 75% 2016 y 78% 2017). Según La Casa del Encuentro, en 2018, en los primeros 10 meses del año ya hubo 225 femicidios, uno cada 32 horas. Según el Observatorio “Ahora que sí nos ven”, en 2018 hubo 260 femicidios (227 femicidios de mujeres y 33 femicidios vinculados). Evidentemente, año tras año, la historia se repite y empeora creciendo sostenidamente la violencia machista, porque los asesinatos no sólo no paran, sino que la violencia parece recrudecer: casi todas las víctimas de este año fueron apuñaladas, golpeadas, estranguladas, incineradas, asfixiadas, degolladas, ahorcadas, descuartizadas, atacadas con hachas y machetes. El 10 por ciento de las víctimas de 2018, además, fue abusada sexualmente antes de ser asesinada.Y más aún: 35 eran bebas, niñas y adolescentes, es decir, cada semana hubo un femicidio de una chica que no llegó a los 18 años.Y el último dato reciente que se suma a este panorama de modo escalofriante es que solamente en los últimos 10 días se registraron 13 femicidios. (…)
En octubre en el Congreso Nacional, en ocasión de reunirse la Comisión Bicameral de Fiscalización de Órganos y Actividades de Seguridad Interior con la ministra Bullrich para informar los resultados de su gestión, tanto ella como el Diputado oficialista Guillermo Montenegro (ex ministro de Seguridad de CABA) reconocieron públicamente que no se ha logrado reducir la cantidad de femicidios y que resulta evidente que es uno de los grandes temas pendientes para todos los funcionarios y legisladorxs sean del color político que sean. El fenómeno crece visiblemente y está claro que no se logran obtener resultados significativos. Es necesario abordar la cuestión de una manera distinta a como se viene tratando hasta ahora y revisar cuáles son las reformas que aún son necesarias. (…)
En este contexto, el rol del Poder Judicial aparece en la centralidad de los principales obstáculos y barreras que existen hoy para avanzar en serio hacia la erradicación de la violencia de género: el acceso a la justicia y la impunidad. Nadie duda y nadie puede discutir hoy en nuestro país que el Poder Judicial y la enorme mayoría de sus operadorxs carecen en términos generales, cultural y procedimentalmente hablando, de perspectiva de género alguna. Existiendo legislación al respecto y en muchos casos teniendo los recursos necesarios, el desempeño del Poder Judicial hoy sigue explicando, en gran parte, tanto los problemas de acceso a la justicia por parte de las personas víctimas de violencia de género como los niveles de impunidad persistentes en las causas iniciadas en relación a la sanción a los agresores. El vergonzoso fallo judicial que absolvió hace pocos días a los asesinos de Lucía Pérez representa, una vez más, la falta absoluta de formación y capacitación de los operadorxs judiciales que llevan adelante investigaciones de manera sesgada y resuelven los casos con argumentos plagados de estereotipos de género, tal como indicó la OEA al manifestar su preocupación y criticar duramente ese fallo. El crimen de Lucía conmocionó años atrás a la Argentina dando lugar a una nueva expresión en las calles del movimiento Ni Una Menos, como uno de los más importantes movimientos sociales de la historia reciente de nuestro país. Hoy el fallo que absuelve a sus asesinos vuelve a sublevar a las mujeres que nos organizamos frente al sometimiento retrogrado que pretende imponer un Poder Judicial que atrasa siglos, que es machista e ineficaz. (Página/12)