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No es muy conocido que José Hernández, el autor del Martín Fierro, permaneció en Santa Ana do Livramento desde abril de 1871 hasta enero del siguiente año, tras cabalgar en fuga hacia el exilio luego de la derrota en la cruenta batalla de Ñaembé (Corrientes) donde las fuerzas de Buenos Aires se impusieron a las tropas de los paisanos federales. Es en aquella ciudad fronteriza entre Uruguay y Brasil donde Hernández comenzó a escribir los primeros versos de su poema épico en defensa de los humildes, de los gauchos y sus perseguidas tradiciones[1].
En el auge del poder unitario, Domingo Faustino Sarmiento le puso precio (mil pesos duros) a la cabeza de Hernández, cuya prédica federal no obstante sobrevivirá hasta nuestros días, inmortalizada en aquellos célebres versos que dicen “Los hermanos sean unidos / Porque esa es la ley primera / Tengan unión verdadera / En cualquier tiempo que sea / Porque si entre ellos se pelean / Los devoran los de afuera”.
Eran los años inmediatamente posteriores a la guerra fratricida de la Triple Alianza contra Paraguay, la“maldita guerra” según dijo el Barón de Mauá, que sería según su sentir “la ruina del vencedor y la destrucción del vencido” ya que Brasil entorpeció su esfuerzo de industrialización y Gran Bretaña en pleno boom, según el historiador MonizBandeira, “se valió de aquellas franquicias para atropellar aún más el mercado brasileño y la primera víctima de su ofensiva fue el propio Mauá, cuyo banco, como consecuencia de maniobras y presiones de la casa Rothschild, quebró en 1878 juntamente con los astilleros de Ponta de Areia y todas las demás empresas”[2].
Vasco Alves de Pereira era un militar y político brasileño, que había participado en varias batallas durante la guerra del Paraguay como comandante de caballería, tras lo cual fue agraciado en 1870 con el título de Barón de Santa Ana do Livramento, o sea, poco tiempo antes de la llegada de José Hernández, López Jordán y aproximadamente 1500 hombres exiliados desde Argentina. Paradojas de la historia.
Actualmente el 7° Regimiento de Caballería Mecanizado de Santa Ana do Livramento del ejército brasileño lleva el nombre de Vasco Alves de Pereira. En este predio se realizó el pasado viernes 7 de diciembre una ceremonia militar, con la participación de autoridades civiles de Brasil y Uruguay, para la entrega formal de 25 tanques de guerra M-41 (de procedencia estadounidense) que fueron donados por el ejército brasileño a sus pares uruguayos. Se desplegaron en el lugar quince de ellos que ya están operativos, mientras que los otros diez están siendo debidamente acondicionados.
Si bien la política de donaciones es habitual entre los países en esta materia, es cierto que el Ministerio de Defensa del Uruguay ha diversificado en los últimos años las relaciones y los acuerdos marco, lo que ha permitido una relativa modernización en materiales y capacitación en las tres fuerzas. Hasta 2005 solo había acuerdo marco de defensa con EEUU, pero del 2007 en adelante se extendieron a Portugal, España, Italia, Rusia, Francia y todos los países de América del Sur, con excepción de Colombia.
En el año 2009 el ejército de Brasil realizó un importante proceso de reemplazo de los tanques M41 por los Leopard.Ya en aquel momento el ejército uruguayo manifestó su interés al país vecino de adquirir una parte de los primeros para permitir el entrenamiento de sus tropas. El trámite llevó varios años e instancias. En 2011 el ejército de Brasil anunció la donación, pero recién en el mes de setiembre de 2018 se aprobó la ley brasileña que la autorizó.
“Estos ejércitos apenas se distinguen por el uniforme pues tienen un origen común de Patria Sudamericana”, afirmó en su discurso el Comandante en Jefe del Ejército de Brasil, Eduardo Villas Boas, durante la ceremonia en Santa Ana frente a los soldados de ambos países. Consultado en exclusiva por La República, Villas Boas agregó que“hay un espacio para la integración regional y además es una necesidad urgente encontrar bases comunes para desarrollar una estrategia y una política de defensa sudamericana”. Al mismo tiempo destacó que “tenemos problemas comunes que son problemas trasnacionales como el narcotráfico, el tráfico de armas y el desarrollo de las organizaciones criminales”. El Comandante brasileño consideró que “nosotros los países sudamericanos hemos fallado en desarrollar un ámbito común de trabajo sobre la base de nuestra soberanía. Nos estamos sometiendo a políticas y a ideologías que vienen de afuera y no toman en cuenta nuestros intereses. Por eso hay que tratar de hacer un pensamiento nacional en cada país y una unión de todos los países de la región”.
Estas afirmaciones se producen evidentemente a contracorriente de un momento muy especial de Brasil y del conjunto de América Latina, donde existe un alejamiento por parte de varios gobiernos de las políticas de integración regional, en especial en el Mercosur y en la Unasur. En estas semanas previas a la asunción de Jair Bolsonaro como presidente de Brasil se ha observado por otra parte una serie de declaraciones cruzadas de sus propios asesores sobre el destino del Mercosur o de asuntos clave para la soberanía y el desarrollo de Brasil como son la Amazonia y el Presal.
En este mar de incertidumbres en el vecindario, resoplan las advertencias del Martín Fierro y de Mauá, que alzaron su voz en un momento de desintegración y ruina. Recientemente, el Comandante del Ejército de Uruguay, Guido Manini Ríos (casualmente descendiente del Cnel. Abelardo Márquez, un guerrero de gran prestigio en Rivera y Livramento hace más de un siglo) también manifestó en entrevista con Caras y Caretas: “o nos integramos o los grandes del mundo decidirán por nosotros”.Y en el acto de camaradería de Santa Ana, Manini Ríos aseveró que “las hipótesis de conflicto (entre Brasil y Uruguay) hace tiempo que no existen más y es importante la cooperación frente a amenazas comunes en defensa de los recursos naturales”.
Las interrogantes están abiertas. ¿Habrá hoy espacio para una verdadera estrategia sudamericana de defensa que no sea anulada o instrumentalizada por otras potencias? El desafío, como hace 150 años, sigue planteado y exige un desapasionado, realista y racional examen de la situación con todos sus matices y posibilidades.
¿Habrá hoy espacio para una verdadera estrategia sudamericana de defensa que no sea anulada o instrumentalizada por otras potencias? El desafío, como hace 150 años, sigue planteado y exige un desapasionado, realista y racional examen de la situación con todos sus matices y posibilidades”
[1] Luis Alberto Rodríguez, “Vida política del federal José Hernández” (El Coloquio, 1972). [2] Luis Alberto Moniz Bandeira, “La formación de los Estados en la Cuenca del Plata” (Norma, 2006).