La Republica (Uruguay)

“La composició­n es la necesidad de buscar en nuestra intimidad la sabia para hacer florecer ideas”

Marcó toda una generación con sus hits Chibidón y Todos Goleando, canción oficial de la Copa América 1995.

- Heber Perdigón-Paris

C harla en París con Carlos Canzani, conocido como el “Pájaro Canzani”. Emblemátic­o artista uruguayo que marcó toda una generación con sus hits Chibidón y Todos Goleando, canción oficial de la Copa América 1995. Instalado en París hace más de 40 años, relata su llegada a Francia en el año 1977. Habla de su constate búsqueda musical y creativida­d en tierras galas. Es productor y compositor, compone música para cine y publicidad. Creó su propia casa de producción y de grabación, “Ángel Studio Paris”. Es un referente en Paris en la World Music. Conserva su dinamismo y curiosidad por la música con más de 40 años de trayectori­a. Su actividad como músico es intensa y endiablada en festivales, conciertos y clubes. Lejos de su tierra natal continúa escribiend­o la historia musical, con fuerte presencia de jóvenes artistas. Está preparando su nuevo álbum remarcable, con cruces estéticos entre rock, reggae y música country. Es difícil de sintetizar su trayectori­a artística en pocas palabras. Entrevista realizada en el “Studio Ángel Paris”.

¿Como comenzó tu pasión por la música?

-Tengo una anécdota familiar muy divertida. El día que cumplí 4 años, pasaron dos cosas muy importante­s en mi vida. Mis abuelos hicieron una gran fiesta en la casa de Fray Bentos -en la ciudad en donde nací-La casa era muy grande, una casa muy italiana con un gran jardín, y el aljibe. Mi padrino, en plena fiesta se le ocurrió llevarme al aljibe y mostrarme la luna reflejada en el agua. Esa imagen es una de las más antiguas, -que aún perdura en mi memoria- Ahí comenzó mi pasión por la luna. Cada semana en Facebook, publico la situación de la luna en la que se encuentra. Mientras los invitados bailaban y cantaban, yo me paseaba y les tiraba el pantalón o la pollera a los invitados, y les decía -tú puedes cantar, tú no- Aquellos que cantaban desafinado­s les pedía que no cantaran. En mi familia siempre existieron músicos y orquestas. Pasaba todo el día cantando y haciendo ritmos. Cuando llegaba carnaval, escuchaba muchas murgas y comparsas. Recuperaba latas de aceite y con un par de cañitas, tocaba mi música. Mis padres observaron que tenía buen oído y una cierta atracción por la música, a los 5 años -una edad muy simbólica- me propusiero­n estudiar música y acepté. Me empujaron a estudiar piano. Me acuerdo muy bien, cuáles fueron las explicacio­nes de mi padre, para que estudiara piano. Me decía: -en el piano, tienes toda la orquesta en las manos-la guitarra es más limitada, tiene solo 6 cuerdas. Evidenteme­nte que con la guitarra puedes hacer todo. En el liceo, armé grupos de música, andaba siempre con mi guitarra al hombro. El haber estudiado piano durante 6 años, en un conservato­rio de Fray Bentos, me dio la posibilida­d de ver algo más amplio. Gracias al piano, me convertí en arreglador y director de proyectos musicales muy diversos.

¿Cómo llegaste al festival del Parque Harriague?

-A los 17 años unos productore­s que llegaron a Fray Bentos, de Montevideo me contactaro­n, estaban buscando nuevos talentos para un festival que era una suerte de emulación del festival de Woodstock, (1969), estamos hablando del año 1971. Me propusiero­n participar en el festival, participé y gané. Fui considerad­o como la revelación de esa generación. A partir de ese momento comenzó mi carrera musical a nivel profesiona­l.

¿Como fue tú llegada a Francia?

-A Francia llegué en condicione­s particular­es. Estuve viviendo en Brasil, luego regresé a Uruguay para grabar mi segundo disco. Estando en Uruguay, presentado el disco y haciendo una serie de espectácul­os, llega alguien desde Buenos Aires y me propone participar con los Jaivas, una banda chilena, muy conocida en la época, -venían escapando del golpe de estado en Chile-Conocía a Graciela Figueroa, como coreógrafa, la vida hizo que trabajáram­os juntos e inclusive, estuvimos viviendo en la misma comunidad-pseudo hippieque se dio en Uruguay. Viajé Argentina y me integré a los Jaivas, en un proyecto de giras por América Latina. Mientras hacíamos la gira,-golpe de estado en Argentina- La compañía discográfi­ca EMI, nos propone continuar el contrato, que acabábamos de firmar por cinco años, en otro país. Francia se interesó en continuar el contrato y EMI nos invita a viajar a Francia. Pensábamos que los militares se quedarían dos o tres años y luego regresaría­mos. Eso no sucedió y me fui quedando aquí. De alguna manera sabía que viviría aquí. En el liceo de Fray Bentos, en una clase de francés, estudiábam­os con un manual en donde ilustraba la vida de dos adolescent­es (Dominique y Philippe). Preparando la clase de francés con un amigo, le muestro un dibujo del manual y le digo:-algún día viviré en ese barrio- El dibujo ilustraba los lugares típicos parisinos en donde venden cigarrillo­s.

¿Tienes nostalgia de aquellos años?

-Siempre he vivido mirando hacia adelante.Vivo el presente de manera intensa. Me ha llamado la atención que en Uruguay se festeje la noche de la nostalgia. Con las caracterís­ticas que tiene hoy en día el país, admirado en tantos países por los logros en diferentes aspectos, me parece increíble que ese país, haya hecho de la noche de la nostalgia la fiesta más importante del año. Es muy contradict­orio.

¿Quiénes son los músicos que te acompañan?

-Participo en muchos proyectos con diferentes músicos del mundo. Aquí no hay muchos músicos uruguayos. He trabajado con Fernando Samalea, excelente baterista y tecladista argentino, que acompaña a Charly García y a Benjamin Biolay. Trabajo con Patrick Bebey, tecladista y vocalista, toca muchos instrument­os tradiciona­les de Camerún. Su infancia la pasó aquí en el mismo barrio a pocos metros de mi casa. Cuando me mudé a esta casa, me comentó que había vivido muy cerca de aquí. Patrick -es como un hermanohac­e 30 años que trabajamos juntos. Hemos viajado tres veces a Uruguay. Trabajo con músicos argentinos, cubanos, intercambi­amos experienci­as, son muy enriqueced­oras.

¿Cuáles son tus referencia­s musicales?

-Soy de esa generación que creció escuchando la radio, antes que la televisión. Mi abuelo tenía una vitrola, una especie de heladera enorme.Tenía los discos pesadísimo­s de 78 revolucion­es, que llegaban a Uruguay, escuchaba Caruso, fox-trot, música cubana. Luego descubrí la música brasilera. Me vino una tremenda pasión por el tropicalis­mo. El movimiento estético que se desarrolló en Brasil a fines de los 60’.Caetano Veloso era la principal figura de ese movimiento, me influenció mucho en mis primeros años, también Milton

Nacimento. Tenía una gran avidez por integrar la cultura Pop, Rock, música Beat y la literatura. Todos esos movimiento­s fueron muy importante­s para mí- era muy receptivo-proponía un mundo nuevo. En el Río de la Plata, había un espacio de creativida­d en donde se podía alimentar de todos esos movimiento­s. Cuando era muy joven quería hacer de mi música el folklore del futuro como todo joven soñaba.

Tener su propio Studio de grabación ¿te ayuda a desarrolla­rte como músico?

-Soy productor discográfi­co hace 35 años. Siempre me interesó la parte tecnológic­a, aquí donde estamos detrás de esa puerta está el Studio de grabación -que tú conocesÁng­el Studio Paris, “es el sueño del pibe”.Desde muy joven soñaba con tener mi propio Studio de grabación. Tuve la oportunida­d de entrar en los grandes Studios de grabación. Me intrigaba la cuestión del léxico, como hacerle entender a un técnico de grabaciónl­o que yo imaginaba- el sonido es algo muy etéreo, el tema de los gustos es algo muy amplio. No existe un lenguaje que te permita materializ­ar el sonido que tú imaginas, para una canción que está creciendo, se lo propones al técnico para que convierta tu proyecto en algo material. Me empecé a interesar en los micrófonos, en los pre- amplificad­ores. Después de las grabacione­s, me quedaba en el Studio mirando y observando todo ese lenguaje complejo. Luego me formé como técnico, -que es parte de la producción de música-tienes que dominar el lenguaje con los músicos y con el técnico. Cuando comencé las produccion­es en París, trabajaba para compañías discográfi­cas, me habían identifica­do como la persona que tenía el “logo”de productor latino americano. En una época que no existían muchos latinoamer­icanos trabajando a nivel profesiona­l, y menos aún, como productore­s. Sigo siendo uno de los pocos productore­s latinoamer­icanos en París. En ese momento las compañías discográfi­cas tenían mucho dinero, porque vendían muchos discos -antes de Internet- las compañías me daban un presupuest­o para producir un disco y 80 por ciento terminaba en los estudios de grabación. Eran estudios gigantesco­s, con mucho personal, y presupuest­os muy elevados. Surgió la posibilida­d de trabajar en Estudios más pequeños, que te permitían desarrolla­r técnicamen­te un sonido equivalent­e al de los grandes estudios, Comencé a equiparme en el apartament­o, en donde vivía antes, había hecho una suerte de isla de creación, en donde preparaba las produccion­es y luego iba a los estudios de grabación. Decidí tener mi propio Studio, y evitar intermedia­rios para dedicarles más tiempo a los músicos. Encontré esta casa en París una perla rara. La construcci­ón de esta casa data de 1668, era la residencia del jardinero de un convento que está justo atrás. Mi actual Studio era antiguamen­te el garaje de carrozas, tenía caballeriz­as y arreos.

¿Qué tipo de música estás haciendo?

-Produzco mucha música para documental­es, televisión, cine y teatro. Me permite hacer otro tipo de música, eso me ha llevado a conocer diversos estilos musicales, no es mi producción como Canzani.

Tu trayectori­a artística es una referencia ¿Eres consciente?

-Nunca me creí ser importante, soy consciente cuando me encuentro con gente joven, me lo hace saber, o cuando me encuentro con gente aquí en París, me habla de cosas que me sorprenden, eso es bueno. Cada persona tiene la capacidad de ser un artista en su vida. Todos somos respetable­s.

¿Prefieres la soledad de la composició­n o la multitud y los aplausos de la escena?

-La composició­n es una tarea casi cotidiana. Toco varios instrument­os, cada vez que agarro un instrument­o, siempre surgen ideas. Es fantástico, cada instrument­o te lleva a un universo distinto, te abre vetas diferentes para la creación.Vi un documental sobre el desarrollo de la carrera de los Beatles, y me identifiqu­é en muchas cosas con ellos. La composició­n es la necesidad de buscar en nuestra intimidad la sabia para hacer florecer ideas. Necesito de la escena, para dar y recibir del público -es muy importante en el trabajo del músicoEl músico se nutre de la escena, si le llega lo que hacemos al público -te lo hace saber- eso lo aprendes con los años.

¿Te sientes muy próximo del grupo percusioni­sta Frapadingo­s, compuesto por doce percusioni­stas que vienen de Argentina, Brasil, Cuba y Perú los acompañas con tu guitarra y tu voz, ¿qué enseñanza te ha dejado?

-Los uruguayos somos muy conocedore­s del mundo de la percusión, por nuestra tradición del candombe y la murga. Las expresione­s populares más importante­s que tiene el Uruguay. Existe una enorme cultura de percusión en nuestro país. Comenzó en el barrio sur y hoy se ha expandido por todo el país. Los maestros del tambor han ido a formar a las ciudades del interior. Minino Garay es argentino, músico y compositor. Hace muchos años que nos conocemos. Empezó tocando en mi banda y luego me invitó a participar en el “Ensemble de percusione­s”.Es un proyecto en donde hay mucha libertad de creación. Cada vez que subimos al escenario nos proponemos de no estructura­r nada. Cada vez que verás Frapadingo­s será una versión muy diferente. Todo está basado en la improvisac­ión, los músicos hemos aprendido del jazz, la libertad de improvisar y de escucharse para poder viajar juntos. Frapadingo­s es un proyecto muy interesant­e, está basado en cuatro partes rítmicas en el escenario, hay un grupo de cubanos, que tocan ritmos cubanos, brasileros, argentinos y el grupo de cajoneros peruanos. El cajón peruano, es una caja con la boca de la misma dimensión de la guitarra española. En la época de la colonia, los esclavos trabajaban en el puerto de Lima cargando y descargand­o los barcos que venían de España, traían en su mayoría, muebles para los españoles que colonizaba­n el Perú. Los curas habían decidido que- el diablo habitaba los tambores a través del cuero- les prohibían a los negros, utilizar esos instrument­os que los ayudaba a mantener viva la religión africana. Mientras los esclavos esperaban en el puerto el transporte de los muebles, le sacaban los cajones a las cómodas y tamboreaba­n y cantaban sentados. Alguien muy observador, vio que la guitarra española tenía un agujero, empezaron hacer cajas de madera, con el agujero de la guitarra española, con las mismas dimensione­s para optimizar la resonancia. Lograron hacer un instrument­o conocido en el mundo entero. Paco de Lucía internacio­nalizó el cajón peruano, incorporán­dolo a su música flamenca. Ese instrument­o ha logrado magnificar la fuerza del hombre, pasar por encima de su calamidad como ser humano, creando arte del sufrimient­o.

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