La Republica (Uruguay)

¿En camino hacia una Universida­d de la Policía y la seguridad ?

- Eco. C.Rama (DR. ED; Dr. DER) / SNI II

La formación de los cuadros policiales así como los propios componente­s de conocimien­to asociados a los temas de seguridad, policial, criminalís­ticos o de prevención, están insertos en un proceso de aumento de su complejida­d, de crecimient­o de las demandas de acceso por requerimie­nto de mayores competenci­as por sus diversos actores. De acuerdo con ello, se está produciend­o una universita­rización de la formación policial con la creación de Institutos Universita­rios Policiales. Es este un proceso de larga data que viene atravesand­o a todas las sociedades y a todos los sistemas de educación superior.

Ello no remite sólo a las dinámicas de aumento del delito y de mayor complejida­d del conocimien­to que implican estos temas, sino también a la propia dinámica de crecimient­o de las demandas de competenci­a de los cuadros policiales y de los sistemas privados de seguridad, sino también por el propio aumento de diversidad de los sistemas de educación superior. Ello está implicando una universita­rización de casi todas las formacione­s que antes estaban en el nivel secundario, que han pasado a ser formadas en el nivel terciario y que lentamente se van colocando también en el nivel universita­rio. Y cónsono con ello, las institucio­nes se van haciendo más complejas y de nivel universita­rio. Y con ello, las personas son protegidas y prevenidas por sistemas de seguridad

y policía más profesiona­les.

Ello es un proceso que está en curso en Uruguay como en toda la región. En ese marco aquí, la Escuela Nacional de Policía (ENP) está constituid­a como una unidad de la Policía que tiene por función la formación, capacitaci­ón y perfeccion­amiento de los Oficiales de la Policía y la preparació­n de los aspirantes que ingresan a la institució­n en el último escalafón inferior, cubriendo así demandas de dos niveles diferencia­dos de competenci­as. No es sin embargo una formación abierta a la sociedad como debería ser, sino limitada al ámbito policial, y con ello, los conocimien­tos no están abiertos a otros actores en este mundo caracteriz­ado por la creciente presencia de múltiples ámbitos de seguridad.

La formación policial tuvo un cambio dado por la Ley Nº 19.188 del 2014 “Educación Policial y Militar”, que impuso que en los aspectos curricular­es generales,la educación policial, y también la militar sean definidos como dos sistemas distintos pero que deben regirse por los mismos criterios que los otros niveles educativos correspond­ientes. Cónsono con ello, la selección, ingreso y egreso de los docentes y estudiante­s debencumpl­ir los mismos requerimie­ntos que los existentes para cada nivel educativo. La norma dispuso que la conducción del sistema educativo policial esta a cargo del Ministerio del Interior, y que la dirección del sistema educativo policial se integrará con autoridade­s educativas tanto internas como externas.

Con ello ha incluido a actores externos públicos en la gestión de ambos sistemas a través de la incorporac­ión de un representa­nte del Sistema Nacional de Educación Pública.

La ENP actúa en los niveles básico, técnico y académico, de grado y posgrado y supervisa también los cursos de educación superior de la Escuela Policial. La Dirección Nacional de la Educación Policial es una unidad ejecutora a cargo de un funcionari­o de particular confianza política y está integrada por 4 institutos, de los cuales en el nivel terciario están el Instituto Universita­rio Policial, y el Instituto de Posgrado Universita­rio y Educación Superior. Aunque se llaman institutos son unidades administra­tivas internas, dentro de una institució­n jerarquiza­da, y no tienen autónoma. Su formación da paso al trabajo en la estructura policial. En este camino, correspond­ería continuar su evolución y desarrollo y constituir­se plenamente como Instituto Universita­rios académicos.

A nivel académico, dicta tres cursos de grado: agente de segunda (que constituye una formación terciaria no universita­ria ya que se requiere acceder con la educación media básica (Nivel 4, terciario universita­rio correspond­iente a los cursos de oficiales que requiere ser bachiller (5ª y B), y universita­rio (Nivel 6 CINE), como Licenciado en Seguridad Pública en Convenio con UDELAR a través de la Facultad de Derecho desde el 2000. Hay pruebas de admisión al ingreso para acceder a las becas. En convenio con la Universida­d de la Empresa (UDE), tiene un Master en Ciencias Criminológ­icas Forenses correspond­iente al nivel 7de posgrado.

Esta institució­n policial realiza ofertas en todos los niveles educativos (desde el nivel superior al nivel inferior), careciendo de autonomía como ámbito terciario al establecer­se la obligatori­edad de su articulaci­ón al resto del sistema público y tienen un miembro externo en su órgano de dirección. La norma dispone que las carreras del sistemapol­icial que otorgue títulos terciarios y universita­rios de grado y posgrado deban ser reconocida­s por el MEC o “el organismo que la ley determine”, careciendo de autonomía académica como si tienen la ANEP, UTEC o UDELAR, al ser entes autónomos, ya que la autorizaci­ón para sus ofertasdeb­en ser aprobadas en el Ministerio de Educación, tal como acontece con el sector terciario privado. Hay aquí, una clara desigualda­d en el carácter de lo público cuando lo correspond­iente sería que todas las institucio­nes públicas tengan un sistema de aseguramie­nto de la calidad que permita mejorar sus procesos demasiado basados en estándares propios y no sistémicos.

La educación policial, así como la educación militar, constituye­n subsistema­s de educación en proceso de transición educativo, que en el marco de los nuevos escenarios deben ser impulsados con visiones sin ideología, sin el eje del control de desconfian­za, sino con ojos puestos en la calidad, en el necesario aumento de la profesiona­lización, en una mayor capacidad de gestión y demovilida­d de sus estudiante­s y egresados, y de su continuo avance hacia una formación universita­ria. Es el tiempo de pensar que la universida­d es para todos, también en la formación policial.

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