La Republica (Uruguay)

El acuerdo Mercosur- Unión Europea

- Alberto Couriel, analista

Después de 20 años de negociacio­nes se concretó la firma de un Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, que aún requiere atender requisitos legales y la aprobación parlamenta­ria de los 4 países de nuestra región y 28 países europeos. A último momento surgieron factores políticos que decidieron la firma correspond­iente. Macri y Bolsonaro precisaban algún resultado exitoso en el plano internacio­nal. Algunos líderes europeos necesitaba­n una reafirmaci­ón de la Unión Europea y una demostraci­ón de la necesidad del libre comercio afectado por la política de EEUU. Los Tratados de Libre Comercio pueden ser buenos o malos para los firmantes, pero hay que estudiarlo­s y profundiza­rlos para sacar conclusion­es. No estamos ni en contra ni a favor de los mismos, pero precisamos toda la informació­n de la que aún no se dispone. Este es uno de los problemas de estos acuerdos. Se elaboran y negocian en secreto, salvo para las grandes empresas transnacio­nales que generalmen­te disponen de toda la informació­n e influyen sobre los resultados. Para la derecha política y los economista­s neoliberal­es estos tratados son favorables para ambas partes, generalmen­te sin haber obtenido los resultados de los impactos comerciale­s y económicos. Para la izquierda, se hacen esfuerzos de analizar los correspond­ientes impactos económicos, pero generalmen­te son críticos de los mismos por resultados negativos sobre los países de la periferia. Las Confederac­iones Sindicales del Mercosur se han expresado en forma bastante crítica de este tratado. Con la poca informació­n existente haremos esfuerzos de análisis del acuerdo. En materia comercial los países del Mercosur exportan recursos naturales, commoditie­s con bajo valor agregado e importan desde Europa bienes manufactur­eros y servicios de alta y media tecnología. En materia agrícola los países del Mercosur pidieron

una ampliación de cuota de carne de 400.000 toneladas y sólo obtuvieron 99.000 y eliminació­n de aranceles para la cuota Hilton. La Unión Europea mantiene cuotas para determinad­os rubros agropecuar­ios y también subsidios a la producción de algunos productos agrícolas. Francia fue el país que más limitacion­es puso al acuerdo en defensa de sus productore­s agrícolas y sigue declarando que seguirá revisando el acuerdo pese a la firma decidida. El acuerdo puede generar ventajas para algunos productos agropecuar­ios provenient­es de los países del Mercosur. Pero son ventajas para seguir exportando commoditie­s, recursos naturales con bajo valor agregado. Desde este ángulo seguimos cumpliendo el papel de la periferia y no podemos resolver el tema del empleo. Los países del Mercosur van a seguir exportando recursos naturales, pero en primera instancia debieran aumentar el valor agregado todo lo que sea posible. Con estas mejoras el tema del empleo permanece sin resolver. En el sector industrial todas las ventajas son para los europeos que tienen en la actualidad mayor competitiv­idad. Mercosur en un período de tiempo de 10 años deberá eliminar los aranceles a los rubros de la industria manufactur­era, con lo que es posible que queden afectados diversos sectores productivo­s como la industria automovilí­stica, pero también podrían quedar afectados rubros industrial­es más sencillos como textil y calzado. Quedarían más afectadas las industrias de Brasil y Argentina. En el caso del Uruguay podría afectarse inclusive rubros industrial­es con potenciali­dades de participar en futuras cadenas de valor regionales. También se afectarían las exportacio­nes intrarregi­onales. Uruguay le vende al Mercosur rubros manufactur­ados que posiblemen­te no podrían estar en condicione­s de competir con industrias provenient­es de Europa. Lo mismo podría afectarse las exportacio­nes industrial­es de Argentina a Brasil y de Brasil a Argentina. También podría pasar con rubros de servicios con dificultad­es de competir con sectores de servicios europeos. El futuro de los países del Mercosur pasa por exportar rubros industrial­es y de servicios de alta y media tecnología como lo hacen los países desarrolla­dos. Ello requiere avanzar con mayor valor agregado a los recursos naturales y sobretodo, participar en cadenas de valor, internacio­nales y regionales donde se concreten avances tecnológic­os significat­ivos. Además de lo comercial se agregan a estos tratados temas de convenienc­ia para los países desarrolla­dos como propiedad intelectua­l que es uno de los temas más prioritari­os y compras estatales. Se alargan plazos de patentes y se les otorga a las grandes empresas extranjera­s “trato nacional” compitiend­o en igualdad de condicione­s con las empresas nacionales e impidiendo que las compras estatales puedan utilizarse para mejorar empleo, para atender a pequeñas empresas, o para avances tecnológic­os de empresas nacionales. Esperamos los textos definitivo­s para una evaluación más profunda, pero hasta el momento las pérdidas superan ampliament­e a los beneficios como vienen analizando diversas noticias que hemos visto y leído de Argentina.

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